Sky Rojo (T3)
Cine - Series / Álex Pina

Sky Rojo (T3)

7 / 10
Luis M. Maínez — 07-02-2023
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la serie

Álex Pina pone fin a ‘Sky Rojo’, una serie que comenzó como una imitación de Quentin Tarantino absolutamente descarrilada y que termina como una alegoría de la lucha feminista en la mejor entrega de la serie y la mejor temporada que desarrolla su autor desde que llegó a Netflix.

En clave feminista, la historia queda así: “Tras escapar del puticlub en el que la mujer ha vivido durante todos los siglos anteriores, un puticulub donde las mujeres ocultaban su sexualidad, mientras eran embarazadas sin consentimiento, en el que muchas veces morían durante el parto, y eran obligadas a mantener relaciones sexuales a cambio de una manutención miserable, un puticlub donde la única forma de escapar era a través del consumo de opiáceos, alcohol y demás drogas, las tres protagonistas, en calidad de representantes de todas las mujeres del mundo, huyen buscando tranquilidad, mientras, el hombre (pervertido, depravado, corrompido por el pecado, que se abraza a la religión católica para expiarse en el último segundo, cobardemente) inicia la cacería para devolverlas a su vida anterior, primero, y directamente matarlas, después, cuando se da cuenta de que la libertad no se negocia. Esta caza es infructuosa, solo sirve para generar dolor, porque el propio hombre ha sido tan malo, que hasta ha traicionado a otros de sus hermanos, y esos aliados de las mujeres -Miguel Ángel Silvestre confundido por una representación del mal como Etxeandía- terminan ayudando a éstas en su emancipación, asumiendo que jamás podrán ser perdonados definitivamente (y que ellos tampoco podrán perdonarse a sí mismos) por lo que hicieron cuando estaban dominados por la masculinidad tóxica. Las mujeres supervivientes terminan viviendo en una comunidad cerrada como única opción para curar sus heridas, una vez los perseguidores han desistido.”

Si la primera colección de episodios de ‘Sky Rojo’ apilaba una capa de superficialidad sobre otra, en los diálogos, los resortes narrativos y las interpretaciones, y la segunda era un punto de inflexión que mejoraba la debacle inicial; la tercera temporada sirve como redención en casi todos los aspectos. Más para los participantes que para el creador. Lali Expósito borda su papel hasta el punto de convertirse en la veleta de la serie por encima de una atolondrada Verónica Sánchez que ha visto como su personaje ha ido perdiendo importancia a lo largo de las temporadas, para beneficio de la propia ‘Sky Rojo’. El trabajo de la actriz y cantante argentina, y su dupla interpretativa y amorosa con Catalina Sopelana, se convierten en motivo suficiente para ver la temporada más seria de un proyecto que estuvo a punto de convertirse en el segundo fracaso de Pina tras ‘White Lines’, el horroroso proyecto ibicenco de serie B que estrenó durante la pandemia. Tercer aviso y último: el trabajo de Expósito como Wendy es brillante y conmovedor; directo al lacrimal en varias ocasiones.

‘Sky Rojo’ llega a su tercer acto y hasta Asier Etxeandía se muestra contenido, un gesto que remite las oleadas de rubor que llegaban a nuestros rostros en la primera temporada por culpa de su histrionismo. Sin embargo, esa templanza descafeína el clímax, no solo de la temporada, sino de la historia completa. Falta equilibrio. Miguel Ángel Silvestre que, sin saber tampoco si mostrarse emotivo o no, pierde protagonismo del mismo modo que lo pierde Verónica Sánchez, es el co-rotagonista del encuentro fratricida entre ambos hombres, que pasa sin pena ni gloria y a nadie importa ni conmueve.

Al final, mafiosos y venganzas aparte, ‘Sky Rojo’ se quita el disfraz de exploitation contra la prostitución para convertirse en una narración en clave de alegoría sobre el momento actual de la lucha feminista. La parábola de ‘Sky Rojo’ crece cuando asume su verdadera naturaleza, la de serie de tesis, y no la camufla como si fuera una historia de aventuras. Le queda grande la sencillez a Alex Pina, que también mejora como dialoguista, su mayor debe, pero que puede levantar la cabeza con cierto orgullo. Al Ryan Murphy español le hace daño, como al original, la cantidad de proyectos que trabaja al mismo tiempo. Ahora, con ‘La Casa de Papel’, ‘Sky Rojo’ y ‘White Lines’ terminadas, se abre un nuevo periodo para el creador. A ver con qué nos sorprende.

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