Sweet Girl

A finales de agosto llegaba a Netflix esta “Sweet Girl”, el debut en la dirección del productor Brian Andrew Mendoza, conocido por ser un fiel amigo y colaborador de Jason Momoa desde la película “El leñador” al propio debut en la dirección de Momoa con “Road To Paloma”. Así pues, el protagonista no podía ser otro que el propio Jason Momoa, aunque le acompañan actores y actrices de la talla de Isabela Merced, Manuel García-Rulfo o Adria Arjona.

Juntos han dado forma a “Sweet Girl”, un thriller conspiranoico completamente prototípico que nos cuenta una historia de venganza. La venganza de un padre de familia, Cooper (Momoa), que pretende acabar con los responsables de la empresa farmacéutica que dejo morir a su mujer por intereses económicos, al tiempo que busca proteger a la única familia que le queda, su hija Rachel (Merced).

Con un arranque dramático con el que resulta más bien difícil conectar, la película hubiera funcionado mucho mejor si se hubiera contentado con ser un simple filme de acción (los combates están bien coreografiados, tienen ritmo y han sido rodados con corrección). El problema aparece primero con que la pareja protagonista, que no logra transmitir excesiva complicidad (aunque en las diferentes entrevistas y ruedas de prensa nos mostraban que había buena química). Y después porque a uno le queda la sensación de que es una película pretendidamente ambiciosa, pero con un guion de lo más simple con un giro final decepcionante y hasta podría decirse que insultante. A partir de ese momento de ruptura poco nos importa lo que ocurra a continuación con la historia.

En resumidas cuentas, “Sweet Girl” es una película que únicamente podría convencer a fieles del protagonista de “Aquaman”, pero que se sitúa en el escalafón más bajo en cuanto a películas modernas de venganza se refiere.