El astronauta

La fructífera relación de Adam Sandler y Netflix nos ha dejado grandes obras, como “Leo”, la película de animación del pasado año o auténticas joyas dentro de la carrera del norteamericano como “Garra” o “Diamantes en bruto” con los hermanos Safdie. Aunque también hay que destacar que dicha relación ha dado también producciones tan obviables como “El Halloween de Hubie” y “The Do-Over”. La película que nos ocupa, “El astronauta”, dirigida por el muy musical Johan Reck (responsable de una larga lista de videoclips para artistas como David Bowie, Beach House, Madonna o Suede, además de responsable “Chernobyl”), podría situarse en un punto intermedio entre las obras citadas. Se trata de un producto introspectivo en el que el protagonista experimenta una soledad extrema, el cómo la distancia afecta las relaciones de pareja, la comunicación o los traumas del pasado.

El argumento gira en torno a la vida un astronauta en una misión lejos de casa, estudiando unas nubes, mientras probablemente fruto de sus alucinaciones conoce a una araña gigante, con la voz de Paul Dano, que le hace reflexionar sobre diferentes temas, llevándonos a vivir numerosos flashbacks a lo largo de la película. A estas alturas, somos ya plenamente conscientes de que Sandler es, a pesar de algunas comedias realmente fallidas, un actor excepcional. Aquí vuelve a demostrarlo cargando con toda la película sobre sus hombros, dejándonos con la sensación de que otro actor no hubiese sido capaz de salvar este producto de ciencia ficción. Y es que, más allá de cierto trasfondo interesante, “El astronauta” es una obra poco intrigante que mantiene el tipo gracias a las actuaciones de Sandler y de la gran Carey Mulligan, pareja del actor en la cinta.

Salvando las distancias, “El astronauta” guarda algunos puntos en común con “Cielo de medianoche” de George Clooney o incluso con la muy superior “Ad Astra” de James Gray. Es decir, que estamos ante un relato introspectivo que invita a reflexionar, con imágenes fascinantes, pero con, por desgracia, buena parte de metraje terriblemente aburrido.