Una hora con Mark Stewart
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Una hora con Mark Stewart

Luis J Menéndez — 20-05-2012

 

Recientemente un colaborador de esta casa comentaba, acertadamente, que la relación entre mú

Recientemente un colaborador de esta casa comentaba, acertadamente, que la relación entre música y política había desplazado a la “ley Sinde” como pregunta comodín para periodistas desganados y/o poco informados sobre la obra del músico al que va a entrevistar. Es cierto. También que en algunos casos el vínculo entre música, política y sociedad es indisoluble. Mark Stewart lleva haciendo discos desde finales de los 70, primero al frente de The Pop Group, posteriormente con su propio nombre, y en todo ese tiempo su compromiso con un pensamiento de clase obrera lo ha impregnado todo, hasta los aspectos meramente estéticos de sus discos: la música de Stewart siempre se ha movido entre la furia y la pulsión multiétnica a pie de calle.

Hace unos meses tuve oportunidad de charlar con él por teléfono a propósito de “The Politics Of Envy”, su sexto disco y el primero en los últimos cuatro años, donde se dan cita pasado presente y futuro del imaginario sonoro del de Bristol: Richard Hell, Kenneth Anger, Youth (Killing Joke), Keith Levene (PIL), la columna vertebral de Primal Scream (Bobby Gillespie, Martin Duffy y Mani), Gina Birch (The Raincoats), Tesa Pollitt (The Slits), Lee Perry, Factory Floor, Daddy G (Massive Attack), Douglas Hart (The Jesus And Mary Chain), Penny Rimbaud (Crass) y más. Esto es, como bien define en la entrevista, una suerte de road movie que atraviesa transversalmente su propia vida y, paralelamente, cuarenta años de pasión, compromiso y riesgo en el mundo de la música popular.

La entrevista se publicó reducida a la mínima expresión en MondoSonoro hace un par de números, y desde el primer momento tuve en mente recuperarla en este rincón para publicarla íntegramente. También era una inmejorable oportunidad para recuperar una sesión (la puedes escuchar justo bajo este párrafo) que Stewart me envió en 2009 para el programa de radio que yo estaba haciendo por aquel entonces en Radio Círculo, La Noche Inventada, en la que queda bien claro otro de los puntos en los que insiste a lo largo de la entrevista: Mark Stewart nunca ha dejado de ser ese adolescente que se sienta frente al equipo de música del salón con sus discos desplegados por la carpeta y simplemente alucina y se deja llevar…

 

1 hora con Mark Stewart by Luis J. Menéndez on Mixcloud

No sabía que tenías algún tipo de contacto con ella, pero he leído que la magia estaba en el origen de este álbum…
La magia está en el origen de todo, pero también depende de lo que llames magia... Hasta donde yo sé la palabra proviene del griego y su significado etimológico es “oculto a la vista”. En realidad no sé muy bien a qué se refiere la gente cuando habla de magia…

 

 

Bueno, a mí me interesa saber que es lo que tú entiendes por “magia”. En realidad te pregunto esto porque he leído que empezaste a pensar en este disco a raíz de unas lecturas que hiciste hace unos años en Oporto, en una especie de homenaje a Kenneth Anger que se llamó “Magia y Arte”.
Hmmm, mi abuela era vidente y mi padre es psicoanalista, así que yo crecí en esa tradición.

 

¿Y cómo conectamos eso con el disco?
(Duda bastante). Yo creo que lo que pasó fue… No sé… Creo que no podemos jajaja. Porque para mi la magia está a la orden del día, simplemente ocurre, sincronización, universos paralelos.... La magia es buena, es algo grande. Y no me veo capaz de separar magia, política, ciencia, porque todo forma parte de la realidad.
Pero supongo que lo interesante de la historia es que te cuente cómo se gestó todo. Estaba pasando un tiempo en Oporto, que siempre ha sido una ciudad muy conectada con Bristol por sus puertos. Estaba allí colaborando con un colectivo local dadaísta y organizamos un simposium de dos semanas (a lo que te referías antes) que se centraba en la figura de Kenneth Anger y sus teorías aplicadas al cine, a la política y a la magia. Kenneth vino a las jornadas y comenzamos a tener un contacto muy cercano. Kenneth es un tipo muy influyente en muchos sentidos, y por ejemplo él fue una especie de padrino del punk: Sex Pistols solían ver “Scorpio Rising” antes de sus primeros conciertos. Y cuando yo tenía 13 o 14 años fui a ver un ciclo con las películas de Anger y te puedo decir que aquello fue una experiencia que nubló mi mente. Eran magia, la magia se proyectaba fuera de la pantalla, porque es algo que hasta se le escapa de las manos. La única persona que he conocido que transmite una energía similar es Devendra Banhart

 

 

¿De verdad?
Sí, sí, Devendra es mágico. Pero bueno, que no estábamos hablando de eso. El caso es que pasé una temporada con Kenneth en Portugal siguiendo los pasos de Lord Byron… Kenneth influyó sobre todo, sobre el aspecto artístico del disco… De hecho iba a llamarlo “Phantoms” porque para mí este disco soy yo rindiendo homenaje a los fantasmas que me persiguen desde que era joven: Lee Perry, Richard Hell, Kenneth Anger… Y al mismo tiempo enviándoles algo de vuelta, porque gente como Nick Cave o Massive Attack dicen que yo soy una influencia para ellos, así que esto termina siendo un movimiento circular. Pero es que ahora yo estoy siendo inspirado por gente que ha sido inspirada por gente que a su vez ha sido inspirada por mí, como los chavales de la generación post-dubstep que señalan a On-U-Sound. Por eso para mí este disco es como mi road movie particular de los últimos cuatro años, que comienza en Portugal y pasa en diferentes momentos por Berlín, España, Viena y finalmente de vuelta a Londres, y todos los que participan en él son los actores de esta película.

 

¿Y crees que hay un nexo de unión, más allá de Mark Stewart, que vincula a todos estos artistas que participan en el disco, de Lee Perry a Factory Floor?
Me resulta complicado analizarlo, porque nunca me he visto como un artista, sigo siendo el chaval de catorce años tirado en el suelo con su colección de discos. Lo único que sé es que los experimentos de Kenneth Anger y Lee Perry fueron catalizadores, actuaron como alquimistas y a mí personalmente me empujaron a experimentar. Mis experimentos empujaron a Nick Cave o a Massive Attack a experimentar. Es una tradición que funciona de forma muy similar a la tradición europea en la magia durante la edad media. Las Raincoats, toda esta gente nueva cuestionando la realidad…

 

¿Me hablas un poco de los que participan en el disco?
Richard Hell tuvo una influencia brutal en el punk británico, de hecho creo que él fue el primer punk y en The Pop Group adorábamos los primeros Television, cuando él estaba en el grupo. Le pedí la colaboración por medio del amigo de un amigo. Daddy G es uno de mis mejores amigos. A Gina de The Raincoats la conozco desde los años de Rough Trade. Factory Floor son para mí una de las mejores nuevas bandas que han surgido en Inglaterra en los últimos años y tocaron con nosotros y con Sonic Youth estas Navidades. Keith Levene es amigo desde hace muchísimos años, aunque ahora ya no hace nada de música, está metido en historias más relacionadas con el arte conceptual; de hecho ha sido la primera vez en los últimos diez años que ha accedido a tocar la guitarra de nuevo.

 

Presentas todo lo referente a este disco como un viaje en el que por el camino no dejas de experimentar con cosas nuevas. Pero ¿cuál es la meta final de ese viaje? Después de treinta y tantos años de hacer música ¿qué es lo que te sigue intrigando y te empuja a continuar haciendo música?
Más preguntas, seguir encontrándome con nuevos interrogantes, ese es el fin. Es una locura, porque la gente me pide respuestas y lo único que yo tengo son más preguntas. Para mí lo interesante está en el futuro, en la incertidumbre y en nuestra propia capacidad para crear un nuevo futuro. Viajo mucho por todo el mundo, intento hablar con toda la gente que puedo en China, en Rusia o donde sea, y para mí este es el momento más optimista desde el surgimiento del punk. Social, políticamente, a nivel de creatividad. El viejo orden está muriendo porque no hay lógica en la realidad tal y como la hemos conocido hasta ahora.

 

Es sorprendente y muy agradable escuchar este discurso, tal vez porque vivo en un país que parece encontrarse profundamente deprimido y enfermo.
¡Es lo mismo aquí! Pero es lo que transmiten los gobiernos, era exactamente igual en los 70 en Inglaterra. La desilusión, esa idea de recesión según la cual la gente estamos pagando a los pensionistas griegos o la clase obrera británica por las maniobras de banqueros billonarios, es un forma de control mental de los mass media. Pero lo que está claro es que el capitalismo como tal está muriendo, es la caída del Imperio Romano, nos encontramos ante un periodo de cambios y no tiene sentido mirar atrás y pensar qué hicimos mal. Tenemos que mirar al futuro y ser conscientes de que el mundo está interconectado y no creer en la porquería que nos meten por los ojos y los oídos los Estados.

 

 

Pero la impresión que yo tengo es justamente la contraria: el capitalismo es más fuerte que nunca y lo que están retrocediendo son precisamente los derechos sociales.
Bueno, es un hecho que está muriendo, pero no les queda más remedio que intentar sostener la ilusión. Sin embargo la función ha terminado. La gente ha vivido esa farsa consistente en creer que puedes ser feliz con una televisión último modelo y unos flamantes Levi’s. Esas ilusiones que provienen del sistema levantado a partir de los años 50 son las que empezamos a darnos cuenta de que son una farsa y que la brutal verdad está al otro lado del espejo. Y lo único que sé es que puede que las cosas vayan a peor, pero creo que muchísima gente en todo el mundo se está dando cuenta de que existen otras agendas.

 

¿Ha cambiado a lo largo de los años tu visión de la responsabilidad del músico para con la sociedad?
Hmmmm… no. Yo creo que la responsabilidad nos pertenece a todos. Es responsabilidad de la gente de bien levantarse y señalar aquello que funciona de forma equivocada.
Pero por desgracia la gente se muere en la calle y nosotros seguimos caminando y pasamos sobre ellas. Es un responsabilidad de las generaciones que vienen, de nuestros hijos…

 

Pero antes precisamente me comentabas que la gente te pedía respuestas.
¿Por qué? Es extraño. Cuando éramos críos en Bristol músicos y artistas eran una cosa muy lejana de nosotros, que trabajábamos en las fábricas. De repente vimos a Paul Simonon de The Clash y pensamos que nosotros también podíamos hacerlo y saltamos al escenario. Pero básicamente seguimos siendo esos mismos chavales que siguen sin saber más que nadie. El punk nos colocaba a todos al mismo nivel. Y con mis amigos de Massive Attack sucedió algo muy parecido, con un sentimiento de comunidad muy fuerte. Recuerdo que tras una serie de conciertos en el medio-oeste un chaval me comentó “Mark, lo que me gusta de tu música es que me hace sentir que no estoy solo”, porque para alguien que vive en una pequeña ciudad escuchar determinadas cosas que dice un grupo que viene desde Bristol le hace pensar que forma parte de una comunidad. Pero no nos confundamos: nosotros no somos curas dando el sermón.

 

En los años 70 la fusión de sonidos como el dub y el punk que practicabais The Pop Group era un reflejo claro de la multietnicidad de una ciudad como Bristol…
Es algo que también está sucediendo hoy. En las calles de Londres suena reggaeton, dubstep, críos flipados con el trash metal… Esa es la gente de la calle. Cuando estaba en Berlín sin embargo me alimentaba de ese nuevo techno que sonaba por todas partes.

 

¿Para ti esa es la banda sonora de nuestro tiempo?

 

Sin embargo ¿no es más representativo de nuestro tiempo un artista como Adele?
No puedo hablar de otros músicos… no puedo, no puedo. No sé… Lo único que te puedo decir es que su productor es muy fan de The Pop Group. Y bueno, ella graba para un sello independiente como XL, lo que es un poco extraño.

 

Vale, vale, no te preocupes. Igual no debería haber personalizado, pero tú hacías referencia a que la banda sonora de nuestro tiempo se escucha en la calle con todos esos estilos bastardos. Y la fusión pudo haber sido un fenómeno radical en la Inglaterra de finales de los 70, porque reflejaba un fenómenos de inmigración muy interesante. Pero no sé si cumple la misma función a día de hoy…
¡Lo hace para mí! que me veo a menudo rodeado de mucha gente de la India y Pakistán que escuchan un mezcla de ragga, Bollywood, techno… Es una locura como una comunidad toma pequeñas piezas de un lado y de otro y lo retuerce, y el resultado son un montón de extrañas mutaciones que circulan por ahí. No veo muchas diferencias: en los 70 tuvimos un desempleo brutal, tuvimos a Margaret Thatcher, unas huelgas de la leche, todos los colegios cerrados,… No hay mucha diferencia, hasta tenemos a un líder conservador.

 

Donde yo quiero llegar es que esos sonidos pertenecen al underground, la mezcla no ha llegado a la mayoría de la gente, y en ese sentido las listas de éxitos reflejan una sociedad muy distinta de esa que tú me describes.
¡No, no para nada! ¡Están en listas! En Inglaterra tenemos un sonido dubstep de corte más comercial que arrasa en las listas, el ragga, los MCs llegan con facilidad al nº2 y el nº3 de las listas. Wiley y gente así que no paran de sonar en Radio One. Es una música de corte callejero y bastante agresiva que, es extraño, arrasa entre los jóvenes. Es un fenómeno muy curioso. Mi hijo y sus amigos escuchan un ragga jamaicano muy muy jevi.

 

Bien, siguiendo con las comparaciones. En su día eras un apasionado seguidor de la King Mob, el movimiento proletario y revolucionario que surgió en Londres en los 70. ¿Encuentras algo similar a aquello a día de hoy?
Occupy.

 

¿Si?
Aquí tenemos Occupy Times que en esencia es muy parecido a Spectacular Times, la acción situacionista. Es un movimiento de resistencia global, que conecta con movimientos de resistencia que actúan en Sudamérica, con todo el movimiento zapatista y la figura del Subcomandante Marcos. Es increíble. Y la teoría y el lenguaje que está detrás de todo de ello es grande.

 

Más allá del aspecto meramente sonoro ¿qué te parece el dubstep como fenómeno?
Es una cuestión muy interesante porque que el dubstep nace en una serie de pequeños locales en Londres, precisamente por la zona donde tuvieron lugar los disturbios recientemente, por Crowd. Fue lo mismo en Bristol en los tiempos del ragga, cuando Nellee Hooper empezó a pinchar, y siete meses más tarde estaba produciendo a Madonna. Pues lo mismo ahora con Rusko, que se convierte en una estrella en el momento en Jay-Z lo llama a trabajar con él. O Missy Elliott apostando por una melodía de aire turco. Es otra red de conexiones, y me parece genial que estos chavales tengan esa posibilidad de hacerse grandes pero al mismo tiempo de funcionar de una manera muy autónoma, porque son ellos quienes lo controlan todo. La música de Burial es muy rara, pero tiene éxito y él mantiene un control absoluto de hacia donde dirige sus pasos. Recientemente ha grabado con Massive Attack y tomaba todas y cada una de sus decisiones. A nivel de cómo se relacionan, de la red que están utilizando, la escena dubstep está creciendo como una comunidad al margen de esa clase media de “oyentes de los Smiths” que por su lado controla una empresa como Rough Trade.

 

 

¿Qué opinión tienes de las revueltas en Londres hace unos meses? ¿Estabas en Londres en ese momento?
Sí, las revueltas estaban a tres minutos de donde yo estaba.

 

¿Y cómo interpretas todo aquello?
¡No soy sociólogo!

 

Pero como ciudadano…
Desde la distancia ¿de acuerdo? Hay una canción, al principio del disco, “Vanity Kills”, que dice “No me impresiona tu decadencia, tus símbolos no significan nada para mí”. Desde muy joven nunca quise tener coche ni consumir determinadas cosas con un valor simbólico. Cuando la gente habla del amor, yo no creo que tenga que ver con la posesión, nunca he querido las cosas de esa manera. No puedo entender como un amigo mío pierde doce horas al día en un trabajo de locos con el objetivo de comprar cosas que no necesita. Simplemente no lo entiendo. Salimos a un clubs varios amigos y enseguida se empieza a hablar de coches, chicas y relojes. No sé, a mí me interesa hablar sobre Captain Beefheart. No es mi mundo.
Creo que lo pasa en Inglaterra es similar a lo que ocurría en el medievo: el 1% tiene el 80 o 90% de las posesiones y no dejan nada para el pobre, ni tan siquiera las sobras. Mi amigo español dice que algo similar sucede en España, pero nosotros no sufrimos esto desde los años 40 ¿sabes? Y las familias inglesas no se ayudan entre ellos como sí hacen las familias españolas. En todo este caldo de cultivo tenemos a un montón de chavales que se inspiran en los gangsta norteamericanos y quieren llamar la atención. Así que el monstruo capitalista de alguna forma se devora a sí mismo. Como en la caída del Imperio Romano, con una ciudadanía civilizada, los Visigodos aprovecharon su debilidad para arrasar con todo y devolverlo a la edad oscura. Y creo que sucede algo parecido en muchas otras partes del mundo, donde pensamos que el pueblo clama por democracia y derechos civiles y sin embargo lo único que quieren es una televisión de 40 pulgadas. ¿Entiendes a lo que me refiero?

 

Sí, claro.
Quiero decir… Obviamente la gente está muy muy muy cabreada. Y en esa situación surge una explosión de ira para que el resto del mundo se entere.

 

Pero lo que parece absurdo es que si estás cabreado te dirijas a saquear la tienda de deportes de la esquina, en vez de ir a por la cabeza de los que te han colocado en esa situación ¿no?
De acuerdo. Pero a pesar de todo lo relaciono de alguna manera con lo que significó en su día el punk, porque el punk también supuso un brote de agresividad. Recuerdo cuando era un chaval en Rock Against Racism (una campaña que, ante el auge de la ultraderecha en Gran Bretaña y también ante las frívolas declaraciones xenófobas de estrellas como Eric Clapton o David Bowie, reclutó a algunas de las más destacadas bandas del punk del momento como The Clash, The Buzzcocks o X-Ray Spex para manifestarse contra el racismo). La gente iba muy muy cabreada y hubo no pocas peleas. La verdad es que no quiero generalizar sobre nada, prefiero hablar de cuestiones específicas. Y sí que te digo que en ocasiones yo también me pillo unos buenos cabreos. Recuerdo que cuando era un chaval había unos matones por el vecindario, una panda de nazis, y algunos se metieron en la música, pero la mayor parte de ellos hoy están muertos. Quiero decir que yo no sé que habría sido de mí mismo si no fuera por la música, si no hubiera sido por el punk.

 

 

Para finalizar, ¿qué me puedes contar del disco de The Pop Group? ¿Finalmente se va a publicar?
El año que viene. En este momento estamos Gareth (Sager) y yo grabando las canciones. Bruce (Smith) está tocando con Public Image ahora. De momento lo que te puedo decir es que suena completamente diferente de cómo lo hacíamos hace treinta años. Bueno, yo creo que nadie espera nada en concreto, pero el sonido es extraño, casi cercano a la música clásica. Lo grabará Paul Epworth.
(Al que antes hacía referencia sin citarlo expresamente cuando hablábamos de Adele).

 

¿Tenéis sello?
Sí…

 

¿Y me vas a decir cuál es?
No… jajaja. En realidad nada de esto es oficial todavía… No sé, para mí es una experiencia muy extraña, porque ¿qué es lo que te lleva a volver a juntarte y a experimentar con la gente con la que lo hacías cuando era joven? Empezamos a hacer música y surge algo que en realidad es como si fuera un proyecto completamente nuevo y diferente, sin fantasmas alrededor. Es muy extraño. Pero cuando era joven aprendí algo que todavía hoy sigo intentando poner en práctica: abrir la mente y seguir adelante.

 

 

 

 

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