El último grupo rock de masas
Especiales / Oasis

El último grupo rock de masas

Jose Carlos Peña / Xavi Sánchez Pons — 26-10-2016
Empresa — Avalon
Fotografía — Archivo

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Whitecross ganó el Oso de Oro de Berlín hace una década junto a Michael Winterbottom por su documental de denuncia “Camino a Guantánamo”. Desde entonces, su carrera ha tenido un pie en la música, con videoclips (entre ellos, el de la canción de Coldplay para “Juego de tronos”), películas con trasfondo musical e incluso un biopic sobre Ian Dury. El realizador habla tan rápido como el ritmo que impone en su filme, producido por (entre otros) los Gallagher, que siguen sin verse ni hablarse. ¿Será éste el primer paso hacia la reunión? Veremos.

Por Jose Carlos Peña

Lo primero que te tengo que preguntar es cómo surgió este proyecto y cómo de intimidado te sentiste con él.
Bueno, al principio, antes de conocer a Liam y Noel, estaba muy asustado, porque de adolescente había sido muy fan. Me encantaba el grupo, tenía posters en mi habitación, todos los discos y los singles. No sabía muy bien lo que había pasado con la banda desde entonces. Y resulta que Simon Halfon, que en su momento diseñó las portadas de los álbumes, es ahora productor ejecutivo, y me contactó hace tres años para hacer una película sobre The Clash y Joe Strummer, pero no pudo ser porque yo estaba con otras cosas y no era buen momento, así que nos dijimos que encontraríamos otro proyecto más adelante. Y un día salió como de la nada la propuesta de hacer un documental.

¿Hubo alguna razón especial para empezar y acabar en los conciertos de Knebworth del verano de 1996?
Al principio pensé que se trataría de una reunión y que iban a hacer una gira mundial o algo así, lo cual también me intimidaba, porque tienen una reputación y no tenía ni idea de cómo iban a reaccionar cuando estuviera allí con la cámara. Pero en realidad (el productor) me dijo que iba a ser sobre la historia del grupo, no sobre la banda ahora, porque no se van a reunir. Ése fue el punto de partida. Para mí era emocionante incluso si la película no se hubiera hecho. Fui a la primera reunión sin saber qué esperar, y ahí estaban Noel y su manager, y Simon, el productor y James Gay-Fees, productor de “Amy”, y pensé en alto que, como era el 20º aniversario de Knebworth, quizá el concierto debería ser el inicio y el final. Porque con Oasis, si cuentas la historia entera, hay material suficiente para hacer dos mini series, pero aquellos conciertos fueron realmente la cima.

¿Pusieron Liam y Noel alguna línea roja respecto a asuntos de los que preferían no hablar?
No, jamás nos dieron instrucción alguna en términos de aquello de lo que podíamos hablar y de lo que no. Estuvieron increíbles. Cuando me reuní con ellos (por separado), estaba nervioso, pero me pusieron las cosas muy fáciles. No me dijeron “la película tiene que ir sobre esto o aquello". Me dijeron que hiciera mi documental, que podía hablar con quien quisiera. Les dije que, puesto que en el pasado se han hecho bastantes documentales sobre el tema de los tabloides y ese lado de las cosas, yo me quería concentrar en la música, desde la perspectiva del grupo, en lugar de tener mucha gente de fuera del grupo hablando sobre él. E incluso cuando habíamos acabado la película y la vieron, en ningún caso me dijeron que quitara algo. No hubo censura alguna. Fueron muy valientes.

Desde luego, creo que el periodo que habéis elegido es el más interesante de Oasis, musicalmente. ¿Hubo alguien de aquella etapa que no quisiera participar?
Tony (McCarroll), el batería original, no quería involucrarse inicialmente, porque fue despedido por el grupo, y aquello obviamente fue muy amargo. Pero sabía que si Noel estaba a bordo, Liam se subiría. El siguiente paso fue hablar con Guigs (bajista en esa época). No tenía ningún trato con la banda desde hacía mucho tiempo y tuvo muchos problemas con el management, pero es un tipo muy majo y me invitó a cenar con él y su familia un par de veces. Hablé con él bastante, y al final me dijo: “Mira, he tenido tantos problemas con el management que no quiero ser parte de esto”, lo cual es comprensible, tiene su vida ahora.

Desde luego, hay asuntos bastante escabrosos, como el triste papel del padre de los Gallagher o precisamente la expulsión de Tony McCarroll y la relación cada vez más difícil entre Noel y Liam. ¿Fue difícil tratar estos temas?
No en el sentido de que estuvieran vetados. Pero por otro lado, en los momentos en que tenían que hablar de temas emotivos, fue difícil que Liam y Noel se soltaran. A veces se atascaban. Cuando te preguntan cosas sobre tu vida personal, puede que tengas una respuesta divertida o simple, pero no tiene por qué ser reveladora o profunda. Lo que más me alucinó del proceso es que me dieron tiempo ilimitado para volver a sacar los temas cada semana si era necesario. A veces lo que hacía era proponerles una especie de diálogo entre hermanos (que nunca coincidieron), con el material ya grabado, de modo que pudieran pensar más en sus respuestas. Me sorprendió lo que se abrieron. Por ejemplo, con el despido de Tony. Noel es muy claro, dice que fue una decisión muy dura pero que es lo que tenía que hacer y no pone ninguna excusa, lo cual me parece valiente, porque en ningún momento quiere gustarle a nadie.

“Liam y Noel no nos dieron instrucción alguna  de lo que podíamos hablar y de lo que no. Estuvieron increíbles”

El documental es muy rico en imágenes tan curiosas como las de los primeros ensayos. ¿Os costó encontrar este material tan curioso?
Sí, fue difícil. Hay que tener en cuenta que fue el momento histórico previo a que todo el mundo tuviera un móvil o una cámara digital. Además, ellos eran chicos de clase obrera, sin dinero para comprar cámaras. Fue complicado. Teníamos sobre todo fotografías, nada más. Pero tuvimos varios golpes de suerte porque, por ejemplo, un estudiante de cine estuvo en The Boardwalk (Manchester), que fue donde debutaron (en 1991, sin Noel). En realidad, en cualquier evento importante, como por ejemplo en Japón o en el Whiskey a Go Go de Los Angeles, que fue muy importante porque allí se separaron por primera vez, siempre hubo alguien haciendo fotos o filmando. Para mí fue muy emocionante encontrar las imágenes, pero, insisto, tuvimos suerte. Salvo en el caso de Amsterdam, donde tuvimos que usar animación.

El ritmo, incluyendo las animaciones, que por cierto son estupendas, es frenético. ¿Cómo de difícil fue el proceso del montaje?
Fue complicado, sí. El primer montaje se iba a siete horas y media, y ni siquiera habíamos incluido todos los incidentes que queríamos poner. De modo que nos tocaba decidir qué se quedaba y qué no. Lo mismo sucedió con las canciones. Algunas de mis favoritas como “Slide Away” terminaron fuera. Escenas que me gustan mucho también tuvieron que salir, como una en la que Noel, en Newcastle, es agredido en el escenario. Para mí fue lo más duro, dejar fuera escenas y canciones. Como la música y las imágenes son tan buenas, te rompía el corazón tener que cortar para que la película durara dos horas.

Las críticas del documental están siendo muy positivas; parece que la historia de Oasis no ha perdido atractivo. ¿Por qué?
Es una muy buena pregunta, porque cuando Simon me propuso hacer el documental, le dije: “Mira, me encanta el grupo, pero no sé si veinte años después tiene el mismo poder de atracción sobre los fans”. Y resulta que, como hemos visto en el estreno en Reino Unido, el amor de la gente y el deseo de volver a verles sobre un escenario en Reino Unido es increíblemente fuerte. No sé, quería hacer esta película para los fans, pero también presentarles a un nuevo público e incluso dar la versión del grupo a aquellos que les malinterpretaron en su momento como simples hooligans futboleros. No sé por qué la reacción está siendo tan buena. Desconozco su reputación en España u otros países, pero personalmente creo que la caricatura que se hizo de ellos en los tabloides fue la imagen que pervivió. Sí, solían meterse en follones, pero también son gente muy lista, divertida y apasionada. No quería que esa parte de la ecuación se perdiera.

Al final del documental me parece que es Noel quien reflexiona sobre lo que fueron los conciertos de Knebworth y la relación de la música de Oasis con los fans, en una era en que no existía ni internet ni los Talent Shows. ¿Crees que en nuestro mundo no volveremos a ver algo así con un grupo de rock?
No lo sé. Mi impresión, un poco desde fuera de la industria de la música, es que aquello nunca podrá suceder de la misma forma. No es que no pueda salir otra gran banda de rock en el futuro, que una a la gente de la misma manera, pero para mí hay algo en internet y en la manera en que la gente escucha música ahora, que hace que la escena esté mucho más fragmentada. Es muy difícil que haya tantas personas detrás de un grupo, como sucedió entonces. No es que la gente no tenga sentimientos fuertes hacia la música, pero somos menos tribales. Creo que aquél fue un momento único en el país (Reino Unido), parecía que las cosas estaban cambiando para bien, después de muchos años de austeridad y conservadurismo, y de alguna manera Oasis representó las esperanzas de la gente. Quizá alguien vuelva a conseguir algo tan grande, pero de una manera muy diferente. Lo que a mí me interesaba es que si The Beatles fueron el grupo que inventó el rock de estadios, se puede argumentar que Oasis fue la última banda de rock británica que lo practicó. Porque vinieron de la nada, empezaron a hacer grandes giras y llegaron a Knebworth.

Pero ellos mismos entendieron que era imposible llegar más arriba, dentro de esa lógica de estadio; que no podrían superar esos conciertos dos años y medio después de firmar con Alan McGee, lo cual no deja de ser trágico.
Yo pienso lo mismo. Desde un punto de vista puramente dramático, y puede sonar algo triste, me preocupaba que Knebworth fuera otro concierto masivo más. Lo que no esperaba es que ellos hablaran de ello de forma tan agridulce, en plan “no deberíamos haberlo hecho, fue demasiado grande” o “fue el principio del fin”. Y pensé que era un modo estupendo, inesperado de terminar la película. Porque es a la vez una celebración, pero se compensa con cierta oscuridad.

No puedo terminar sin hacerte la pregunta del millón. ¿Crees que hay alguna posibilidad de que se reúnan?
¡Buena pregunta, todo el mundo lo quiere saber! Habría que preguntarle a ellos. Para mí lo bueno es que el balón está en el tejado de Noel. Es obvio que Liam (que ahora está haciendo canciones en solitario, tras la disolución de Beady Eye) está dispuesto, le encanta el grupo y quiere reunirlo, y Noel ahora tiene una carrera de mucho éxito en solitario (con High Flying Birds) pero nunca ha dicho que no, y en el documental habla con mucha generosidad de los fans. Si algo les tienta para volver, no creo que sea el dinero, sino devolverles algo a esos fans. Si algo es esta película, es una carta de amor a los fans y a la música de Oasis, eso es un aspecto muy importante. Así que, ¿quién sabe? Nunca ha dicho que no, yo tengo esperanzas.

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