'Flamingos' de Bunbury: Veinte años de un disco mágico
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'Flamingos' de Bunbury: Veinte años de un disco mágico

Eduardo Izquierdo — 28-11-2022
Empresa — Warner Music Spain
Fotografía — Carátula del disco

Han pasado veinte años, y “Flamingos” se reivindica a si mismo como el gran álbum de Bunbury que fue. Lo hace a través de “Flamingo XX” (Warner, 22), una caja que, además del disco original incluye caras B, demos y dos conciertos de la época.

Los antecedentes

En 1999, Enrique Bunbury publicaba su segundo disco en solitario, “Pequeño”, y con él solucionaba las hostias como panes que le habían caído –algunas no exentas de razón– por su debut, con “Radical Sonora” (1997). Aquel adolecía de una producción inadecuada, pero también, en su favor cabe decir, que se olvidaba demasiado rápido la necesidad de Bunbury de romper con todo. Hacer un cambio radical. El resultado no fue el mejor, pero el objetivo era lícito. “Pequeño” colocó todo en su sitio. Y, si me permiten el oximoron, hizo definitivamente grande a Bunbury. Aunque faltaba rubricarlo. Demostrar que no era flor de un día. En el libro de conversaciones con Javier Losillo que publicaba Zona de Obras en 2000, el maño errante se confesaba deudor de la música de Tom Waits, Leonard Cohen, Scott Walker o Elvis Presley, pero también de la música latinoamericana a pesar de confesar que “la música latinoamericana no me gustó hasta que pisé Latinoamérica por primera vez”. Quizá eso fue lo que lo llevó a plantarse en las oficinas de su discográfica a plantear como continuación a su disco más exitoso una antología de tangos y música argentina, pero como apunta Tito Lesende en el volumen dedicado a la carrera de Bunbury editado por Efe Eme, “la discográfica no compró. Sin financiación, pues, Bunbury se vio abocado a diseñar, de nuevo, un álbum de canciones propias y decidió hacerlo utilizando al Huracán Ambulante, su grupo de gira”. Suerte la nuestra de esa decisión, porque el resultado de aquello fue el excelso “Flamingos” que hoy cumple veinte años y que se reedita en formato de auténtico lujo.

Tras una preproducción en Teruel para montar las canciones, el grupo se desplaza a Musiclan, casa muy habitual de los discos de Bunbury en solitario, situada en Avinyonet de Puigventós, en plena Girona. Integran el Huracán Ambulante Copi, Rafa Domínguez, Ana Belén Estaje, Ramón Gacías, Javier García Vega, Javier ïñigo, Del Moran y Luis Miguel Romero. A ellos, en un momento u otro de la grabación se unirán gente como Pedro Andreu de La Frontera, Shuarma de Elefantes, Quimi Portet de El Último de la Fila, Carlos Ann, Jaime Urrutia, Adrià Puntí, Guille Martín y un larguísimo etcétera.

El disco

En un texto de archivo que puedes encontrar en la web de esta casa, Bunbury aseguraba que “realmente, era el título de otro disco que al final no hice: un disco que contaba la historia de un personaje que vivía en ‘Flamingos’ un local bastante depravado. De hecho, este disco lo quería llamar ‘Delirante y decadente, pero con esperanza’ porque reflejaba un momento duro y conflictivo pero quería que el disco tuviera una puerta abierta: las ganas de seguir luchando y de seguir encontrando cosas que me motiven”. Veinte años después, la reedición del mismo bajo el título “Flamingos XX” llega en formato de nueve vinilos o cinco compactos. Repasamos su contenido empezando por el obvio, el álbum en sí.

Remasterizado para la ocasión por Tom Baker, solo hace falta citar algunas de las canciones que incluye para llegar a la conclusión de lo que significa. Publicado el 21 de mayo de 2002, es el disco de “El club de los imposibles”, de “Sácame de aquí”, de “Enganchado a ti”, de “Lady Blue” o de la versión del “Sí” de Adrià Puntí. De hecho durante muchos años, el trío que formaban ese “Sí”, “Sácame de aquí “ y la revisión de “Apuesta por el rock and roll” de Más Birras se convirtió en uno de los momentos cumbres de los conciertos del artista. Dejemos que nos lo defina el propio Bunbury, tirando otra vez de nuestro propio archivo: “Es un disco de reflexión sobre todas las cosas que realmente me han importado musicalmente a lo largo de mi carrera. Yo he sido (y soy) muy fanático de Bowie y, en este disco, hay referencias a ‘Ashes To Ashes’, ‘Space Oddity’ y, sobre todo, ‘Heroes’. Pero no creo que sea un disco muy Bowie. El single [‘Lady Blue’] sí que es muy Bowie. También hay una canción, ‘Hoy no estoy para nadie’, que podría ser una de las canciones largas de los Doors, un grupo del que nunca había hecho una canción que se pareciera a alguna de ellos. Y la última canción [‘...Y al final’] es una ranchera arrastrada pensada para que la cante Leonard Cohen en la plaza Garibaldi de México. Cohen es, en estos momentos, para mí, un gurú, un modelo –por letras y por actitud–. Me interesa, incluso, como persona”.

Caras B

El segundo de los discos compactos de esta nueva edición de “Flamingos” nos lleva a “Caras B”. Evidentemente, como su propio título indica, se trata de temas ya conocidos, que se habían publicado como caras B de algunos singles del disco o en algún EP difícil de encontrar. Son solo diez canciones, pero es una auténtica delicia tenerlas reunidas en un disco. Grabadas en las mismas sesiones que el álbum final destacan “Dos clavos a mis alas”, tema que Bunbury cedió a Raphael, para que este lo editara en su álbum “De vuelta” (03) y las versiones. Vaya versiones. “Annabel Lee” de Radio Futura, “Eres bellísima” de Adriano Celentano (otra de sus grandes pasiones), “Papel de regalo” de El Niño Gusano y mi favorita, la revisión de la ranchera de José Alfredo Jiménez “Vámonos”, en la que el cantante borda ese “Que no somos iguales, dice la gente. Que tu vida y mi vida se van a perder. Que yo soy un canalla y que tú eres decente. Que dos seres distintos no se pueden querer”. No por conocidas dejan de ser menos buenas.

Demos

El tercer disco está compuesto por demos de los temas. Incluye las quince canciones en versiones primigenias y, a veces, desnudas y una inédita que al final se cayó del tracklist, “Malicia 1”. Como hemos apuntado anteriormente, fueron grabadas en las sesiones llevadas a cabo durante el verano en Molinos, población de Teruel a la que llegan gracias a un amigo que les recomienda la tranquilidad del pueblo. Justo lo que Enrique necesita. Es en esas sesiones donde lo que antes era el Cabaret Ambulante se convierte definitivamente en un Huracán. No trabajan juntos siempre, porque todos tienen diversos compromisos pero conforme se van encontrando empieza a respirarse una fuerza, un músculo, una potencia que no estaba presente en “Pequeño” y que ya empezaba a distanciar ambos discos en cuanto a sonido. Rafa Domínguez, Copi, Del Moran y el siempre presente Ramón Gacías ya estaban allí cuando llegan Ana Belén Estaje, Javier Íñigo o Javier García-Vega, por lo que estos participan, en muchas ocasiones más en los arreglos, que en la definición estructural de los temas. Esta sensación también se tiene al escuchar el disco de demos que ahora cae en nuestras manos. Y es que, como apunta Javier García Vega en “Bunbury sobre el trapecio” (Efe Eme) de Juanjo Ordás, “algunos temas legaron con una guitarra acústica y voz, marcando la armonía, melodía de voz y estructura básica, y otros como '…Y al fina' ya venían con más arreglos”. La cosa fue tan bien que el grupo, antes de grabar las versiones definitivas, salió a la carretera presentando algunas de ellas.

Los directos

“Flamingos XX” se completa con dos discos más, en este caso dos directos, y muy bien elegidos. Porque es fácil caer en la absurda elección de dos conciertos prácticamente iguales, cosa que le hubiera restado valor a la cosa. Algo que, por otro lado, sería comprensible, tratándose de la misma gira. Pero en Bunbury pocas cosas siguen los caminos esperados, y aquí tenemos dos repertorios independientes y considerablemente distintos que ya fueron publicados en formato DVD por EMI en 2003.Es evidente que se repiten canciones, solo faltaría, pero el orden y la manera de enfocar algunas de ellas es incluso diferente, y eso se agradece.

El primero de los discos en directo ofrece las once canciones interpretadas en la Plaza del Pilar de Zaragoza el 5 de octubre de 2002. Un arranque con “El club de los imposibles” que, de entrada, aún no tiene la fuerza que acabará encontrando con el paso de los años sirve para poner en marcha esa, título de todos los shows de la gira. Alguna vista al pasado con “Salomé” de “Radical Sonora” e “Infinito” de “Pequeño” y concesión a la galería “Cita en Flamingos” con el “Iberia sumergida” de Héroes del Silencio, que para algo juega en casa.

Uno prefiere, eso sí, el segundo concierto, grabado en el Palacio de Congresos de Madrid el 20 de diciembre, dos meses y medio más tarde. Quizá justamente el hecho de que el músico no sienta la presión de estar en su ciudad junto a una banda más rodada es el quid de la cuestión. Se atreve a salir de partida con “Algo en común”, una balada de “Pequeño”, para seguir con la nueva “San Cosme y San Damián” de “Flamingos”, “De mayor”, “El extranjero” y “Solo si me perdonas” de “Pequeño” también, todas ausentes del primer repertorio. Hasta la sexta canción con “Salomé” no encontramos el primer tema repetido entre ambas noches. Y, además ¿no es una presentación de “Flamingos”? ¿Dónde están sus canciones? Pues pocas hay. A la ya citada “San Cosme y San Damián” apenas se unen “Sí”, imprescindible, “Enganchado a ti” y “…Y al final”. Apenas cuatro temas de catorce, Pero es que el objetivo es que comprobemos como el resto de repertorio de Bunbury se adapta a la nueva banda y al sonido nacido del nuevo disco. Y, ciertamente, el resultado es muy bueno. Homogéneo, y a la vez novedoso.

Llegados hasta aquí, sorprende –o no– que ya hayan pasado veinte años desde la edición de uno de los discos esenciales de la música hispana de este siglo. Pero aún sorprende más que siga sonando tan fresco como el primer día. Se hace camino al andar.

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