Escuela de rock
Especiales /

Escuela de rock

Arturo García — 27-09-2017
Fotografía — Víctor Herrero / JM Grimaldi / Tania Castellanos

Escuelas, espectáculos en directo, talleres o producciones discográficas han propiciado un nuevo acercamiento del rock al mundo infantil. Una vuelta al cole para muchos de nuestros músicos y una apuesta, sin duda, de futuro. Hablamos con Raúl Bernal (Dolorosa, Lapido), Alex Martínez (Nunatak), Chloé Bird, Pablo Magallanes (Gas Drummers), Pedro Perles (Perlita) y Calde Ramírez (Music Komite) de sus diferentes proyectos.

La cultura rock se ha convertido en los últimos años en un vehículo de conciliación familiar para una generación que demanda poder compartir con sus hijos su pasión, su ocio y hasta su forma de ganarse la vida. Si a ello sumamos que quizá ha llegado el momento en el que las músicas populares puedan ocupar el papel que les corresponde en la formación musical de nuestros niños y niñas, está claro que asistimos a un fenómeno social ilusionante después de tantas generaciones perdidas. “Siempre que no se quede únicamente en la estética, este acercamiento me parece estupendo y necesario. Creo que necesitamos algo más que niños y niñas con camisetas de Los Ramones y medias rotas sin saber muy bien de dónde vienen o qué significan.” Advierte Chloe Bird. La extremeña publicó en marzo Un mundo de niños raros, un disco en el que musicaliza los poemas de Raúl Vacas para crear un maravilloso repertorio de juegos y paisajes sonoros, con el que atrapar con la música a grandes y pequeños y que nos recuerdan a Vainica Doble. “El mundo de los adultos y los niños siempre ha estado muy separado, casi como si no perteneciésemos a la misma especie. Creo que hay una nueva tendencia musical-infantil que está apostando por extrapolar eso que nos gusta a los adultos de la música, llevándolo al terreno de los niños con contenidos adecuados para su edad”.

"Creo que hay una nueva tendencia musical-infantil que está apostando por extrapolar eso que nos gusta a los adultos de la música, llevándolo al terreno de los niños con contenidos adecuados para su edad” Chloé Bird

No cabe duda que el el directo es una de esas experiencias que más valoramos los adultos de la música y que mejor asumen los peques como propia. Los conciertos didácticos no tienen porque perder la pura esencia del rock como es el caso de Festykids, proyecto de músicos gaditanos entre ellos Pablo Magallanes (G.A.S. Drummers). “Muchos salen de nuestros conciertos con la idea de formar un grupo, conociendo nuevos instrumentos que algunos ni habían visto hasta ese momento. Festykids intenta inculcar en los niños el espíritu un poco más macarra del rock and roll, enseñándoles que a un concierto de rock and roll se va para bailar, cantar, saltar, desfasar un poco y romper las reglas que tienen en casa durante ese rato”.

Festykids

"Tratábamos más bien de hacer entender a los niños que el mundo de la creación musical y de las canciones no es solo para unos pocos elegidos. Que es muy positivo que se acerquen a este mundo y lo exploren” Alex Martínez (Nunatak)

En otro tono pero también apoyados en la inmediatez del directo, Alex Martínez y Adrián Gutiérrez de Nunatak, junto a Hayat Nuray-din ponen en escena El Bosque de las Canciones. “Nació como espectáculo infantil, pero no tanto para ser simplemente visto sino para que fuera participativo y didáctico en su medida. Tratábamos más bien de hacer entender a los niños que el mundo de la creación musical y de las canciones no es solo para unos pocos elegidos. Que es muy positivo que se acerquen a este mundo y lo exploren”. Apunta Alex que junto a Hayat trabajan en Hayat’s Chocolate Factory, un proyecto educativo desde el arte para niños entre 3 y 9 años.

Alex Martínez. Nunatak

Asignatura Pendiente

Si el rock y su estética cautiva a los más jóvenes en la calle, la música no deja de ser esa maría que pasa sin pena ni gloria por las aulas. Es el momento de reconocer el papel de las músicas populares dentro de la enseñanza y la formación.

“De momento, en este país, la música popular no tiene cabida en centros públicos, tan solo en los privados. Salvo contadísimas excepciones. Es la asignatura pendiente que nuestro ministerio acepte la música popular, primero como un trabajo a la altura de cualquiera, y después que valore como ha cambiado la manera de entendernos, de pensar y de vivir a lo largo de cientos de años. Luchamos día a día por ello, créeme. Estoy seguro que si la música popular entrara en las programaciones de los centros públicos (colegios, institutos, universidades, conservatorios...) ganaríamos en pluralidad y respeto hacia una música y una profesión que ha dado y da de comer a mucha gente”. Sentencia Raúl Bernal, director y jefe de estudios de Gabba Hey, una escuela de música moderna en cuya plantilla de profesores figuran músicos conocidos de la escena granadina. “Ofrecemos a todos nuestros alumnos unas herramientas basadas en la música popular que le van a permitir a desarrollar su talento de la manera que quieran. Le damos herramientas para ser libres musicalmente. Les creamos dudas y preguntas (cosa que a mi entender deben hacer los buenos profesores). Les enseñamos a tener criterio y a elegir. A ser músicos de verdad, músicos que hablan como músicos y sienten un amor incondicional hacia ella”.

"Estoy seguro que si la música popular entrara en las programaciones de los centros públicos ganaríamos en pluralidad y respeto hacia una música y una profesión que ha dado y da de comer a mucha gente” Raúl Bernal (Gabba Hey)

 

Raúl Bernal. Gabba Hey

Mientras tanto en los colegios, como recuerda Chloe Bird, sigue sonando la banda sonora de Titanic en una clase con treinta flautas dulces desafinadas. La flauta dulce. Y es que lo importante no es el medio, ni el instrumento en este caso es el fin. En Hayat’s Chocolate Factory la música, la cocina, el teatro o la pintura se funden en una experiencia educativa desde el arte “Ellos están deseando explorar y experimentar con los distintos instrumentos y en muchos casos en los centros educativos e incluso en sus casas nos les dejan”. Y es que éste es otro aspecto importante. Tocar, jugar, cacharrear, investigar y descubrir. Ahí entran talleres como los que llevan ya ocho años impartiendo Pedro Perles y Calde Ramírez (Ledatres, Perlita, Music Komite...) y que encima conectan con las nuevas tecnologías, el lenguaje nativo de los niños y niñas de hoy en día. “Las nuevas generaciones están muy acostumbradas a usar la tecnología desde pronto, lo que hace que sea mas fácil para ellos interactuar con cualquier tipo de dispositivo electrónico, eso nos da un amplio abanico de posibilidades mezclando instrumentos clásicos (batería, guitarra, teclado) con software, pedales de efectos y otro tipo de artilugios y cacharrería”

Pedro Perles y Calde Ramírez. Kid Perlita

No podemos pasar por alto que el mundo infantil y las familias ha sido un oasis en el desierto en el que muchos músicos caminan en el día a día. “A los adultos nos duele pagar por una entrada a un concierto, pero por los niños lo hacemos. Y a los programadores les es más fácil decir que sí a contratar a un espectáculo familiar que a una banda de músicos poco conocidos, porque saben que lo familiar funciona. Es triste, pero es así”. Reconoce Chloe Bird, y eso que si hay algo en lo que todos coinciden al valorar su experiencia a la hora de trabajar con niños es que son el público más exigente y el crítico más sincero que te puedes encontrar. De ellos también tendremos que aprender los periodistas. Como decía aquel, dejad que los niños se acerquen a mí.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.