“Si bailáis, entenderéis mejor las letras” toma una frase que, dicen, dijo el propio David Byrne, vocalista y cerebro de Talking Heads, una banda francamente irrepetible. Y uno de esos grupos que siempre ha tenido fascinado a uno de nuestros dibujantes más particulares, Lorenzo Montatore, un tipo capaz de enfrentarse a la figura de Francisco Umbral en uno de sus cómics más exitosos, como de rendir un personal homenaje a los neoyorquinos Talking Heads, con especial atención a su “Stop Making Sense”.
Has pasado de Francisco Umbral a Talking Heads a la hora de crear un cómic completo de un artista. ¿Qué tienen Talking Heads para que hayas dedicado tanto tiempo a darle forma a un título sobre ellos?
No puedo decir que tenga un solo grupo favorito, me costaría mucho decidir eso y, seguramente, cambiaría de idea todo el rato. Pero hace tiempo me di cuenta que si decía “Talking Heads” además de no ser mentira, todo el mundo me contestaba con su “sello de aprobación” [risas]. En lo que respecta a hacer un tebeo sobre ellos, estaba barajando otros nombres y de pronto di con el título. Esto de crear una historia a causa de un título ya me ha pasado más veces. Casi siempre, de hecho.
En todo caso, ¿existe en tu cabeza algún nexo de unión entre Umbral y Talking Heads?
Diría que no, salvo porque ambos “personajes” son tebeizables, tienen las dosis exactas de humor, profundidad, interés artístico… Luego me he dado cuenta de que, puestos a hacer biografías de esta manera, tenía sentido que fueran ellos. ¡Pero ahora me veo obligado a cerrar la trilogía con alguien del cine! Es broma, aunque de ser así ya lo tengo en mente… Sería Werner Herzog, sin duda.
Hace unos meses te preguntamos –conocedores de tu afición por la música– por tus discos favoritos. El primero que elegiste fue “Remain In Light” de Talking Heads. ¿Fue el disco con el que les conociste?
No, “Remain In Light” llegó más tarde. La primera vez que los escuché fue en una película muy mala, “La revancha de los novatos” [risas]. Hay un momento en que queman una hermandad mientras están de fiesta bailando “Burnin’ Down The House”. Yo era un crío, pero me flipó la canción. No supe quienes eran hasta que un profesor de mi instituto me grabó una cinta de cassette con canciones de Talking Heads y ¡ahí estaba!
Estas ciento y pico páginas se dividen entre anécdotas reales, momentos autobiográficos e historias con personajes ficticios. ¿Qué papel juega cada uno de estas partes en el conjunto?
Cada una es como un instrumento: biografía, autobiografía y ficción. Talking Heads llevan el ritmo y las otras dos son el acompañamiento y la melodía. También pensaba en un libro que ha influido mucho en mi trabajo: “Dobleces/El quinto postulado” de Luigi Amara. Cada parte parece ser una línea paralela, pero a la vez dispuesta a unirse en algún punto.
¿El título surge de...?
Al parecer es una frase que dijo David Byrne al público en un concierto, solo que él dijo “la letra”. Fue idea de mi editor, David Fernández, cambiarlo al plural. O simplemente se equivocó y lo dijo así. El caso es que sonaba mejor, y en la misma línea de los títulos que suelo poner, como “¡Cuidado, que te asesinas!”.
¿Qué es lo que más te ha costado conseguir en este cómic? Me refiero tanto gráficamente como a la hora de plantear el guion.
Voy a ser muy obvio, pero es así. Conseguir contar todo lo que quería sin usar una sola palabra ha sido un sofocón tremendo. Al principio surgió como algo natural, y lo es, pero hay partes que por narices tenían que estar y que fueron un gran rompecabezas. Sobre todo al comienzo enseñaba páginas a amigos íntimos para saber si se entendía algo. Sobre la mitad del tebeo le cogí el punto y ¡ahora quiero hacer todos mis tebeos mudos!
¿Son –somos– muchos los que apuntan que “Stop Making Sense” posiblemente sea el mejor documental musical de la historia por lo que se refiere a filmar un concierto. ¿Estamos de acuerdo? ¿Por qué crees que lo es?
Creo que la propuesta en sí es alucinante. Casi no se habla en todo el concierto, irónicamente no es una sucesión de “bustos parlantes” como otros documentales. Estás AHÍ como asistiendo a un concierto tal cual. A la vez, mediante la cámara y la teatralidad del grupo se te está contando una historia, la historia de una banda, con sus altos y bajos. Otra cosa que pienso que “nos gusta” es que ha envejecido muy bien. Las canciones siguen sonando increíbles porque es uno de los grupos más imitados en los últimos años. Eso y que todo el tiempo vemos en escena personas negras y mujeres en papeles principales, que ahora es más habitual. Las coristas, por ejemplo, no están al fondo.
En tu pasado lejano –o no tanto–, también has tenido un grupo. ¿Qué características crees que son las que te atrapan de Talking Heads?
La mejor definición que tengo se la robo a un tipo que me cae mal, pero que lo explicó a la perfección: Anthony Kiedis, cantante de Red Hot Chilli Peppers, los presentó cuando ingresaron en el Rock’n’roll Hall Of Fame diciendo que cuando los escucha, se siente más inteligente y a la vez le dan ganas de bailar como un loco. Estas dos sensaciones raras veces se dan al mismo tiempo en la música.
¿Esperabas publicar este cómic con la esperanza de que el grupo ya se hubiera juntado para hacer una gira mundial en loor de multitudes?
[Risas] ¡Ojalá! Aunque la verdad es que no tengo muchas esperanzas de que se junten. Mientras lo dibujaba leí aquello del pastizal que habían rechazado.
¿Pero realmente te gustaría que se reunieran de nuevo o prefieres que la leyenda quede ahí?
Prefiero que la leyenda se quede ahí, pero reconozco que ver a David Byrne en directo en la gira de “American Utopia” ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
¿Has intentado hacerle llegar el proyecto a cualquiera de los miembros de la banda?¿Lo harás ahora que ya está publicado?
Quiero intentarlo, sí. Sería una pasada saber qué opinan. ¡Imagina una foto de ellos sosteniendo el tebeo! Desde aquí hago un llamamiento a toda persona que pueda facilitarlo.
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