Encuentros: Mikel Erentxun (Duncan Dhu) vs Mikel Aguirre (La Buena Vida)
Especiales / Mikel Erentxun ...

Encuentros: Mikel Erentxun (Duncan Dhu) vs Mikel Aguirre (La Buena Vida)

Javier Escorzo — 22-05-2017
Fotografía — Javier Escorzo

 

Otra coincidencia entre los dos es que vuestros grupos comenzaron su carrera en discográficas independientes, Duncan Dhu en Grabaciones Accidentales y La Buena Vida en Siesta.
ME: Efectivamente, yo sigo en la misma discográfica, lo que pasa es que ha sido absorbida. Pero yo fiché por Grabaciones Accidentales (GASA), firmé con Alfonso Pérez, que sigue siendo a día de hoy, aparte de uno de mis mejores amigos, mi director artístico. Sigo con la misma persona, lo que pasa que en distintas compañías. Bueno, en realidad en la misma, porque sigo en GASA, lo que pasa que primero se fusionó con DRO y luego con Warner.

El espíritu de Grabaciones Accidentales era muy similar al de Siesta, eran compañías muy exquisitas, ¿no?
ME: Era super exquisita. De hecho nosotros no fuimos a GASA, fuimos a DRO, que era algo más grande y tenía grupos más conocidos. Tenía a Gabinete… Tenía lo que nosotros escuchábamos. En cambio en GASA estaba Décima Víctima, Esclarecidos, que era su propio grupo (de Alfonso Pérez y otros miembros de la banda, NdR), estaban Los Coyotes… Nosotros hablamos con Servando Carvallar, que era el director de DRO (y miembro de Aviador DRO y sus Obreros Especializados, NdR), y le gustó nuestro proyecto, pero lo mandó a los elegantitos de al lado, a GASA, que era un sello muy exquisito, no tenía ni oficina. Empaquetaban los singles a mano.

MA: Qué cosas…

Y Siesta también era de ese estilo, ¿no?


MA: Totalmente. Estaban en un piso, ellos solos, metiendo la hoja de promo dentro de cada disco… Habían empezado con el rollo de los fanzines y el intercambio de cintas y de casetes. Elefant y Subterfuge empezaron igual. La primera oficina de Subterfuge estaba en Malasaña, en Madrid, y era un almacén con unas escaleras, estrechísimo, que en realidad era el archivo de una oficina, y ahí hacían todo, en un escritorio. Con buena voluntad y para adelante. Y Siesta igual, eran dos tíos, luego se unió una chica. A nosotros nos permitieron hacer cosas muy grandes para aquel momento.

ME: El paralelismo es total, sí. Lo que pasa es que Grabaciones Accidentales fue creciendo, de hecho creció con Duncan Dhu, el grupo y el sello crecimos a la vez, y al final se hizo muy grande y fue absorbida, pero el comienzo fue igual. Un tío al que le gusta la música y apuesta por ella.

MA: Lo que es una pena es que esa etapa que hubo de apertura que os cogió a vosotros, a todos los grupos buenos que hubo en España, Duncan, Ronaldos, Gabinete, Radio Futura… Había ayuntamientos con mucho interés por llevaros a tocar a su pueblo…

ME: Eso es lo que no se ha vuelto a repetir.

MA: No.

ME: Y no solo eso. Tampoco se ha repetido que las radios comerciales, como 40 Principales, apoyen a los nuevos grupos nacionales. Ahora dices: “Los 40 ponían a Duncan Dhu”. Sí, pero es que Los 40 ponían a Duncan Dhu cuando no nos conocía ni Dios. Y apostó por Gabinete, por Radio Futura, por Loquillo… por todos lo que era la independencia española, cosa que no ha vuelto a suceder.

De hecho tuvisteis suerte, porque en vuestra época tampoco ponían ese tipo de música, pero hubo una huelga de las discográficas multinacionales, que dejaron de pasarles sus discos, y empezaron a programaros a los grupos de las independientes, ¿no?
ME: Sí, fue por casualidad. Tuvieron un conflicto por temas económicos, no les pasaban discos, y Los 40 empezaron a ponernos a los grupos que estábamos en las independientes. Y todos fuimos Nº 1, nosotros, Los Pistones, Los Elegantes, Los Secretos… Todos.

MA: Y eso acabó a comienzos de los 90. Cuando Luis Calvo hacía en Los 40 el programa Viaje a los sueños polares, esa fue la última incursión en el mainstream del mundo independiente.

ME: Sí, ahí acabó.

MA: Y es una pena. Como todo el dinero que ha gastado SGAE en teatros y demás, que no ha revertido en que haya una industria, un tejido, algo potente. ¿Grupos? Yo creo que ahora hay más grupos que nunca, y seguro que con cosas interesantes, pero no hay oportunidades. Y los medios públicos no están por ayudar. Ahora han rebajado el IVA para los directos, pero qué pasa con los discos. El otro día hablaba con un compañero y decíamos que en otros países esto no pasa. En Francia, por ejemplo, el peso que tienen los artistas es mucho mayor. Si hay un debate político, suelen llevar a un artista, un escritor…

ME: Y en Inglaterra más aun. Son países más avanzados en ese sentido. La cultura ocupa un lugar enorme para ellos.

MA: Y aquí seguimos siendo unos titiriteros, que dicen los Bardem. Pero es que es verdad. Y no estoy diciendo que estemos todos a la altura y que podamos debatir de grandes cosas, que yo no lo estoy, pero sí creo que se debería dar la oportunidad. Hace poco le dieron un premio al Loco, y en su discurso se metió con todo el mundo, con el ministro, pero es lo que pensamos todos.

ME: Sí, y como el Loco tiene un par de cojones lo soltó, pero lo pensamos todos.

MA: Sí, él lo dijo y me parece fenomenal.

Volviendo a Siesta, tengo entendido que era un sello que buscaba grupos que no aspiraran a profesionalizarse, para preservar la libertad artística y demás. ¿Era así?
MA: Mira, cuando eres joven piensas que un artista de cuarenta años está ya acabado. Cuando firmé el primer contrato con Siesta yo tenía diecisiete años, y me preguntaron hasta cuándo pensaba estar en esto de la música, en plan “a los treinta ya estarás retirado, ¿no?”. Y les respondí que no, que yo tenía el presentimiento de que iba a hacer canciones toda mi vida. Lo tenía claro.

Ambos empezasteis en independientes, pero tú, Erentxun, ya has adelantado que la vuestra fue absorbida por una multinacional, y en el caso de La Buena Vida también tuvisteis acuerdos con Polygram…
MA: Nosotros licenciamos un disco con ellos. Fue un disco en el que nos metimos… bueno, les metimos en un jaleo tremendo, porque queríamos hacer un disco como el "Sgt. Peppers" de los Beatles, con orquesta y a todo trapo. Imagínate, veníamos de un disco que había costado ciento cincuenta mil pesetas (900 euros, NdR) y nos metimos en otro que eran muchos miles de euros, el salto era muy importante. Fuimos a Londres, colaboró Lozano, que había tocado con vosotros.

ME: Sí, y también (Joserra) Senperena, ¿no?

MA: Sí, Senperena también participó. Se nos abrió un mundo de posibilidades con esa gente. Hicimos el proyecto de ‘Soidemersol’, que era muy ambicioso ya de partida. Y desde el principio ellos barajaron la posibilidad de licenciarlo, es decir, que alguien viniera y pusiera algo de dinero. Y lo consiguieron con Polygram, en la que entonces estaba Simone Bosé, era el que llevaba todo. También llevábamos el booking con Iñigo (Argomániz, de Get In, oficina de Management de toda la vida de Duncan Dhu, así como de Mikel Erentxun y Diego Vasallo en solitario, NdR). Iñigo no tenía buena onda con Polygram, porque justo entonces estaba sacando a Barricada de ese sello. No era un buen momento, y al final todo lo que nos prometieron de dinero para promoción y demás, se quedó en nada. De hecho recuerdo una reunión con Iñigo (Argomániz) en un hotel aquí en San Sebastián, con el AR de Polygram. Hubo un momento en el que Iñigo le agarró del brazo al chico de Polygram y le preguntó: “Vamos a ver: de todo eso que nos prometisteis, ¿cuánto vais a poner?”. El otro se quedó cortado: “Pues no, no podemos poner eso, es que…”. Iñigo le cortó y le dijo: “Salga usted de aquí”. Lo echó de la reunión. “Fuera. No queremos contar con vosotros, ya nos arreglaremos por nuestra cuenta”. Fue un poco decepción, porque habíamos puesto esperanzas en aquello. Afortunadamente el trabajo nos dejó muy satisfechos, de hecho todo el mundo lo puso por las nubes y hoy en día está considerado como una joyita. Para mí no es nuestro mejor disco, yo creo que el siguiente es mejor, “Hallelujah”. Pero Soidemersol supuso el cambio, de ser inexpertos, jóvenes…

ME: Es que en ese disco todo está muy bien. La portada era preciosa.

MA: (Javier) Aramburu es un fenómeno.

ME: A nosotros nos hizo una portada también.

MA: Sí, buenísima. La de las dos sillas (se refiere a la portada de “Crepúsculo”, de Duncan Dhu). Me encanta.

¿Y se nota diferencia de cuando tratas con una independiente a cuando lo haces con una multinacional?


MA: Yo directamente nunca he trabajado con una multi. Solo en ese momento colaboramos, y luego fichamos por Sinamon, que era una independiente con aspiraciones de crecer, pero duró cuatro años y desapareció. Y de ahí nos fuimos a Madrid, con Javier Liñán, de El Volcán, pero tampoco funcionó porque coincidió con todos nuestros problemas, la muerte de Pedro (San Martín) y demás, y se fue todo al garete.

ME: Depende de la persona con la que tratas, más que del tamaño de la discográfica.

MA: Sí, es lo que yo creo. Al final es un tema de personas. Si tú vas con un buen AR en una multinacional, que cree en ti y tiene claro cómo vender tu proyecto y cuál es tu público, y tú trabajas y hay buena onda, las cosas van para adelante. Eso de que las multis son todas malas, no es cierto. Porque también hay independientes que… Nosotros de hecho con Siesta acabamos muy mal. Pedimos la carta de libertad y nos exigieron un montón de dinero por una argucia legal, se agarraron a la típica cláusula tácita de reconducción de un contrato después de que hubiésemos cumplido más que de sobra con nuestra contraprestación. Muy mal rollo. Encima no lo contamos al mundo indie, hicimos un pacto para no contar toda esa mierda. Nosotros seguimos, pero podía haber acabado con la carrera del grupo. Tenían el nombre de La Buena Vida registrado.

¿Siesta tenía registrado el nombre de La Buena Vida?
MA: Sí, en su día no teníamos dinero para registrarlo y lo hicieron ellos, y en lugar de cobrarnos el registro en cualquier liquidación, lo que hicieron fue mantenerlo a su nombre. Nos lo dijeron cuando nos quisimos marchar. Fue jodido. Por eso te digo que al final esas generalizaciones de que las multinacionales son todas malas y las independientes todas buenas… Depende de la persona con la que trates. Las multis te hacen pasar por una serie de cosas, pero las independientes también.

Los grupos de tu generación, Aguirre, a veces han dado la sensación de no tener pretensiones de profesionalizarse. ¿Cuánto hay de verdad en eso?
MA: Yo siempre he estado ahí, en el borde. Al principio no nos lo planteábamos, lógicamente, pero luego siempre anduvimos en el límite de dedicarnos a ello o no. Si se me hubiese presentado la oportunidad de frente, no lo hubiera dudado. A mí lo que me hace feliz en la vida es la música, pero desgraciadamente no he podido. Me he tenido que dedicar a otros trabajos que me dan de comer, a mí y a mi familia. Pero ahora con Amateur (nombre de su nuevo proyecto) igual, ojalá salgan bolos y adelante.

En cambio tú, Erentxun, pudiste tomar esa decisión muy rápido.
ME: Sí, pero tampoco lo buscábamos. Esto era un hobby, como lo era de Mikel, solo que de repente empiezas a tocar y empiezas a ganar dinero, pero nunca nos planteamos vivir de eso. De hecho seguíamos estudiando, yo acabé mi carrera.

MA: ¿Hiciste Arquitectura?

ME: Sí. Y un día te das cuenta de que estás ganando mucho dinero y que ya estás viviendo de la música sin haberlo buscado. Nos llegó de una manera muy natural.

MA: Además os metisteis en una bola muy grande. ¿Cuántos bolos hacíais en aquellos años?

ME: Unos cien al año.

MA: Claro, es que con cien bolos te dan un poso…

ME: Claro. Entonces nos dimos cuenta de que ya estábamos viviendo de esto. Y en ese momento Diego sí que vio claro que quería dedicarse a la música y dejó los estudios, pero yo seguía estudiando porque creía que la música duraría unos años, pero luego me dedicaría a la arquitectura. Lo que pasa es que ese momento nunca llegó, porque ya no he parado nunca. En eso soy como Bob Dylan, no ha habido un año en el que no haya tocado, o en el que no haya sacado disco, o en el que no haya hecho las dos cosas.

MA: ¿Nunca has hecho un parón?

ME: Nunca. Y me lo echan en cara, pero no sé parar. Iñigo (Argomániz, de Get In, NdR) siempre me dice: “Si un día paras dos años, luego cuando vuelvas arrasas”. Pero prefiero no arrasar (risas), y seguir con la rueda.

MA: Así no pierdes la comba, ¿no?

ME: Pues no sé si perdería la comba. Pero realmente no paro por pura necesidad…

MA: ¿Vital?

ME: Exactamente, no paro por pura necesidad vital. Pero ya no económicamente, sino que necesito grabar, girar… Que me imagino que es lo que les pasará a los Rolling, porque esos ya no giran por pasta. Ni Bob Dylan. ¿Por qué gira Bob Dylan con setenta y tantos años? Pues porque probablemente si se queda en su casa, se muere.

MA: El “Never Ending Tour” es eso, la vida en la carretera.

ME: Claro, y en mi caso es mi oficio, mi familia vive de esto. Pero si yo ahora tuviera la vida resuelta, si me tocara la Primitiva mañana, seguiría haciendo exactamente lo mismo.

A ti, Aguirre, ¿te hubiese gustado tener más éxito?
MA: Sí. No ya éxito, pero me hubiese gustado poder comprarme una casa con la música, que no he podido, y otros grupos de mi generación, como Los Planetas, sí pudieron. Y eso sí que nos ha dado envidia sana. Qué pena que no hayamos podido dar ese paso, no tanto por lo material, sino por lo que hubiese significado dedicarnos a la música. A mí mucha gente me ha dicho que un grupo como La Buena Vida, trasladado a Inglaterra, hubiese podido vivir tranquilamente de la música. Con la repercusión que nosotros tuvimos, no en ventas, pero sí en críticas, en prensa, había un mundo ahí que nos apoyaba… De hecho nosotros tuvimos un caché ridículo hasta muy al final, que cambiamos de manager y nos quitó el polvo y las vergüenzas. Y triplicó el caché. También nosotros acompañamos, nos profesionalizamos un poquito y ofrecimos algo más sólido.

Y a ti, Mikel, ¿en algún momento te hubiese gustado tener menos éxito?


ME: ¿Menos éxito?

Sí, bien en su momento, porque te abrumase o sintieses demasiada presión. O a posteriori, porque aquellos discos puedan eclipsar tus trabajos posteriores.
ME: No. Ahora no podría, con mi edad y mi estado civil, llevar el estilo de vida que llevaba con veinticinco años, pero estuvo muy bien vivirlo con veinticinco años.

MA: Además esta no es una ciudad donde la gente te dé la chapa, la gente es muy respetuosa.

ME: No, aquí no hay agobios de ese tipo. Mira La Oreja (de Van Gogh), que han tenido un éxito gigantesco, y los ves por la calle paseando tranquilamente por la calle y no tenían ningún problema. San Sebastián es una ciudad…

MA: Sí, que vas a la compra y todo con la mayor normalidad. Ya lo dijo Springsteen, que vino con sus hijos y dijo: “¡Esto es la bomba!”. Igual sí le reconocen, pero no le dan la brasa. Le respetan. Eso también es parte de cómo es la ciudad.

ME: Yo no he tenido nunca ningún problema con eso.

MA: Es que es una ciudad muy cívica, aquí los fans no te van a montar una maní en frente de tu casa. No creo que te haya pasado, ¿no?

ME: No.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.