Encuentros: Jorge Martínez (Ilegales) vs Fernando Pardo (Los Coronas / Sex Museum)
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Encuentros: Jorge Martínez (Ilegales) vs Fernando Pardo (Los Coronas / Sex Museum)

Jorge Obón — 05-05-2016
Fotografía — Jorge Obón

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Y a propósito de boogie, ¿qué te parece lo de AC/DC con Axl Rose?

Fernando Pardo: Bueno, the show must go on. Es un clásico del rock’n'roll...

¿Sí? Los fans están dando mucha caña en las redes diciendo que "esta es la última, no vuelvo a ir a un concierto suyo", que "el grupo ya se ha terminado"…

Fernando Pardo: Máximo respeto a AC/DC, que siguen ahí y siguen dándolo todo. Pero yo, la verdad, no voy a ver a un grupo jamás a un estadio. Prefiero ver un bolo malo en un garito que un grupo buenísimo en un estadio.

Pero hay un montón de grupos de estos de los que hemos sido fans toda la vida, que piensas que si te hubieras retirado a tiempo, hubiera sido una cosa digna.

Fernando Pardo: Sí, bueno, pero es que si no están ellos, la verdad es que no hay nadie. No ha habido grandes bandas del estilo desde entonces, la única manera que hay para que un chaval de 16 años llegue al rock’n'roll, por desgracia para mí que estoy en activo, son los Stones, Led Zeppelin o AC/DC básicamente. Luego, si se enrollan un poco más, tiran a The Doors… pero tú ves el Mojo, y en la portada lo que tiene que ver con el rock’n'roll tira del 79 para atrás, y luego, de ahí en adelante, es más orientado al pop. El rock ha perdido absolutamente su credibilidad. Toda la credibilidad se la lleva todo lo previo al 79 u 80. ¿Cuáles son los grandes grupos de rock a partir del 80? ¿Guns’n’Roses...? Pero eso ya es repetición.

Bueno, hay otras cosas aunque sea más extrañas con las mutaciones del rock de Dinosaur Jr., Sonic Youth, Nirvana, Pixies, etc.

Jorge Martínez: Pero yo creo que la industria ha aprendido a vacunarse contra el rock. Lo han hecho muy bien. Asumieron el punk en su momento, que fue el último supositorio que les pilló desprevenidos. Pero desde las emisoras de radio hasta las revistas, todos tienen cierta prevención porque les asusta el rock. Quieren rock travestido, y si no es un travesti inocuo entonces "hostia, cuidado con este tipo".

Fernando Pardo: “La única manera que hay para que un chaval de 16 años llegue al rock’n'roll, por desgracia para mí que estoy en activo, son los Stones, Led Zeppelin o AC/DC

Además es una cuestión social y cultural. Hay rasgos del rock que no han hecho suyos los que han venido después. Vuestros grupos en un momento u otro han representado peligro en el rock, algo que antes era necesario pero que ya no lo es, y hay que tenerlo en cuenta. Esta actitud ya se entiende como algo de “viejunos".

Fernando Pardo: Se perdió el rollo de la identificación con el rock. Y eso es como el que tiene amor a su vieja chupa, y el que va cambiando cada temporada de cazadora y va vendiendo la ropa sin ningún problema. Así, la música se ha convertido en una cazadora de temporada.

Sí, pero una de las razones por las que nos empezó a gustar el rock es porque era una constante revolución que estaba mutando constantemente.

Fernando Pardo: Pero ni tú ni yo hemos tenido edad para haber vivido eso.

Jorge Martínez: Yo sí.

Fernando Pardo: Nosotros hemos vivido el rock como evento social, pero desaparece y se transforma en el pop-rock, o en el indie, o en el techno. Lo que vivimos es la reunión alrededor de la música como evento social. Durante años puede estar Nick Cave oculto hasta que se convierte en un evento social, que es lo que está en boca de todo el mundo y por eso hay que ir a verle. Tú ya no tienes identificación con la carrera de un artista porque realmente hay que seguirlo a ver lo que hace. Te lo puedes saltar diez años, o quince, hasta que se vuelve a convertir en evento social. Y lo notas porque de pronto vas al garito a verle y están todos los que tienen que estar. Cuando están todos los que tienen que estar no es música, es evento social, y en eso básicamente se ha convertido todo esto.

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Todo esto que estás diciendo es después del punk.

Fernando Pardo: Sí, aunque se desarrolló a lo bestia a partir de los noventa. Es que el grunge es de puta madre porque el tío que saca la cabeza un poco ahí y se da cuenta de que está metido en una hiperfarsa y un negocio enorme, y no puede con ello y la palma. Es de puta madre, es una declaración de principios como decir, "puta mierda, creí que estaba cambiando algo, y no".

Jorge Martínez: El grunge era muy regresivo, es una regresión a los años setenta. En Soundgarden tenías lo mismo que habías oído en Black Sabbath, y las letras también por ahí...

Fernando Pardo: Aquello era una generación retro, pero yo también soy pura generación retro. Yo empecé con los Cramps, y a desarrollar. O sea, Chesterfield Kings y todo ese rollo. Yo reconozco que hay vacíos y la gente del grunge lo vio, dieron rienda suelta a sus amores adolescentes y preadolescentes. Pero crear algo nuevo o sumar algo nuevo, como no sea la energía, poco más.

Jorge Martínez: Tampoco es fácil crear algo nuevo.

Fernando Pardo: Y la industria ya no existe. Los que no permiten que haya cosas nuevas son las compañías que utilizan la música para sus movimientos publicitarios. ¿Tiene peso la industria antes de Arctic Monkeys?

Jorge Martínez: Sí lo tiene en el sentido de que ayuda a vender a las grandes compañías de telefonía, que generan unos beneficios enormes, y que les ayuda a vender el ancho de banda, que no sería vendible sin saquear la música o el cine.

Fernando Pardo: Y por eso la industria ya no existe como antes, porque se ha colocado por debajo de las operadoras y grandes compañías que se dedican a otra cosa. No es cultura en sí, aunque lo sea, porque va más allá de crear algo. Ahora proveen a alguien que tienen por encima.

Jorge Martínez: “La crisis en la música comenzó cuando en las discotecas era más fácil hacer sonar un disco que a un músico a un volumen adecuado

En ese caso, tendremos que ver cómo nos adaptamos, porque tampoco vamos a negar la evolución.

Jorge Martínez: Es que los movimientos en el arte son pendulares. No hay progresión, se está yendo y viniendo constantemente, y en política económica, igual, después del New Deal, hemos abandonado a Keynes, y estamos ahora en periodo Hayek. Este es un periodo de máximo de Hayek, y esto es muy peligroso. Puede que las páginas de la historia tiemblen y terminen llenas de sangre, así que tendremos que volver otra vez…

Pero también hay un paralelismo evidente entre la tecnología y la situación cultural, de manera que la cultura y el arte siempre se adaptan a los avances tecnológicos.

Jorge Martínez: Eso es como cuando aparece la pintura impresionista, que lo hace porque aparece el tren y es un bombazo, y la gente puede salir de París e ir al campo a pintar cosas con nuevas pinturas en tubos y lienzos fácilmente transportables. Claro que es cierto que la tecnología influye en el arte.

Fernando Pardo: Y a eso hay que añadir cómo el pinchadiscos acabó con la música popular. En el momento en el que aparece un tío que no hace falta que esté tocando con una banda en una boda, a finales de los cincuenta y principio de los sesenta, o que en una discoteca no haga falta un grupo tocando en directo; en ese momento se acaba cierto tipo de libertad. Esto va aumentando década tras década, de manera que no necesito saber qué me ofreces. ¿Qué tira más ahora mismo globalmente, el pinchadiscos o el rock?

Jorge Martínez: El pinchadiscos. Eso aquí empezó a pasar en los setenta, porque antes yo pude verlo y cuando ponían discos la pista se vaciaba. Cuando los equipos de sonido de las discotecas superaron la calidad de los equipos para directo, y cuando fue más fácil hacer sonar un disco que a un músico a un volumen adecuado, se planteó una guerra en el sonido y ahí empezó la crisis. Y eso no se dio aquí hasta el 72 o por ahí.

Fernando Pardo: Claro, ahí ya no necesitas al grupo. Y de hecho, ves en Youtube una actuación de cualquier banda del cuarenta y pico, tocando con cuerdas como alambres y haciendo virguerías, tocando con un ritmo y una conjunción increíble que es casi imposible tenerlo ahora. Tenías la ventaja de tener una banda que tocaba lunes, martes, miércoles y jueves en una ciudad como Madrid, en la que toda la Gran Vía estaba llena de salas de fiestas y con unos músicos brutales. Desaparecieron las salas de fiestas a la vez que cambió la moda juvenil y dejó de salir la gente de cincuenta y pico, y empezaron a salir solo los jóvenes. Eso se ha repetido, pero en vez de seguir tocando bandas en directo, ahora lo que tienes es pinchadiscos.

Jorge Martínez: Pero hay orquestas que están funcionando muy bien, por ejemplo, en la zona norte de España, aunque llevan muchas cosas pregrabadas. Eso se empezó a pervertir en los primeros setenta, porque lo que hacían los músicos que tocaban en directo era una mera reproducción a más volumen de lo que estaba en los discos. Intentaban tocarlo lo más parecido al disco pero a más volumen porque su equipo les permitía eso, y ahí la cosa ya se veía que no iba bien.

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