Encuentros: Jorge Martínez (Ilegales) vs Fernando Pardo (Los Coronas / Sex Museum)
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Encuentros: Jorge Martínez (Ilegales) vs Fernando Pardo (Los Coronas / Sex Museum)

Jorge Obón — 05-05-2016
Fotografía — Jorge Obón

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Pero, ¿notáis que ahora la gente vuelve a ir a los conciertos?

Fernando Pardo: Yo creo que sí.

Ahora se escucha más música, por ejemplo, que en los noventa.

Fernando Pardo: No solo se escucha más música, sino que se hace más música, se graba más música, se compone más música. Se ha convertido en algo global. Como lo que decía Jorge sobre el impresionismo, como ese momento en el que la gente sale al campo y le da a todo el mundo por pintar.

Jorge Martínez: Ahora una guitarra eléctrica es algo muy accesible, cuando yo compré la mía…

Fernando Pardo: ¿Cuál fue la primera? Tío, te quería preguntar.

Jorge Martínez: Una Höfner, aunque me colaba en el local de otro grupo, de un grupo de mayores, cuando tenía yo 13 años, de mayores… tendrían 17 o 18. Entrábamos por un ventanuco y les cogíamos las guitarras. Uno de ellos tenía una Invicta, y le pegábamos unos trallazos tocando… Generalmente tocábamos desenchufados y luego ya fuimos más atrevidos y enchufamos, lo que fue nuestra perdición porque entraron y ¡vaya hostia que me cascó el guitarrista! Porque allí estaba yo con su Invicta, y cada vez subía más el amplificador hasta que llegaron y nos pillaron con las manos en la masa. Pero lo que recuerdo es que cuando compré mi primera guitarra eléctrica me miraban como a un marciano. Y claro, yo no fui de los pioneros del todo, porque estamos hablando de 1970. Yo vivía en Vitoria y en los escaparates de toda la ciudad solo había una guitarra eléctrica, y en otra tienda había uno de esos bajos tipo violín como el de los Beatles. Ahora vas y encuentras un montón. Por eso, los medios hacen que la producción aumente.

Fernando Pardo: Con lo que antes costaba una Ibanez imitación de una Gibson o una Fender, ahora te puedes comprar un amplificador pequeño con una guitarra que se puede tocar y que está hecha en una factoría de Corea. Y la media es buena, afina, suena, y además te puedes comprar un grabador casero.

Jorge Martínez: Ahora es todo mucho más asequible, pero eso es un arma de doble filo. Cuando mucha gente lo encuentra tirado no lo valora y se ponen a hacer música que tampoco tiene valor. Gran parte de gente sin talento se dedica a ello porque lo tienen allí. Lo que hay es una masa enorme de música, y encontrar algo bueno es muy difícil.

Fernando Pardo: Y no solo es que sea bueno, es que también tiene que llamar la atención. Es una putada pero ahora tienes que ser más puta que nunca. En ese momento en el que un grupo como Van Der Graaf Generator podía aparecer y eran los más freaks, o los Kaleidoscope de David Lindley (que hacían ese rollo entre un poco oscuro, psicodélico y folk) hacían falta grupos. De Los Ángeles salían un montón, pero porque la gente necesitaba cuantos más grupos mejor; y había una variedad increíble. Pero ahora mismo en Madrid no hacen falta grupos.

Jorge Martínez: Ahora mismo hacen falta más asesinos o grupos mejores”

Jorge Martínez: Sí, bueno, hacen falta asesinos o grupos mejores.

Fernando Pardo: No, tío, es que los hay. Mira, yo dejé de comprar el Mojo porque me di cuenta de que había una línea. No era tan abierto como yo creía. Había una línea que cada vez se estrechaba un poco más y, claro, cayeron en la trampa esa de por qué un grupo de boogie arrastrado es cool y otro no. ¿Por qué Status Quo no acaban de ser cool ahora, y por qué el equivalente sureño del boogie arrastrado sí lo es? Porque de pronto el coolness, esa capacidad de molar, lo empezó a dictar la misma gente que un buen día dijo que en la nueva ola lo que tenía que molar era el “Imperial Bedroom” de Elvis Costello, y no el “Armed Forces”, que fue machacado a sac, y es un disco cojonudo. Decían, "esto es más de lo mismo, le ha costado hacer estas letras, se ha pasado con la producción"; y de pronto sacan un disco mucho más producido, mucho más raruno, y lo peta. A mí ese momento me sacó de los ochenta.

Jorge Martínez: Porque la gente de la crítica no tiene ni puta idea.

Fernando Pardo: Pero ellos son los que han marcado el camino que estos de Mojo siguen. Y claro, eso de que el berrido de un tío de pueblo no mola si no es de Mississippi, no vale. El tío del pueblo de Cáceres, que se quede allí con su familia, ¿a quién le interesa el berrido de un tío de Andújar? Pues mira, si lo haces tipo Guadalupe Plata, que coges lo cool que hay que coger y lo mezclas con lo tuyo, está guay.

Como hacen El Lobo En Tu Puerta.

Fernando Pardo: Correcto. Pero, claro, si no tienes esa capacidad y desde pequeño no has oído música inglesa, sí eres una especie de zopenco…

¿Música inglesa? Pero también hay aquí cosas interesantes. Jorge viaja mucho por Latinoamérica y tiene que haber visto cómo por allí adaptan y usan sin ningún rubor su herencia folclórica mientras que aquí todavía parece que nos da vergüenza, y no hablo del pasodoble.

Fernando Pardo: Hombre, se hace. Lo hacen Triana, y Medina Azahara.

Jorge Martínez: Y Alameda.

Pero esos son cuatro o cinco ejemplos, y de hace muchos años.

Fernando Pardo: Hay mogollón, lo que pasa que están absolutamente denostados y solo son para un tipo de gente, porque, no hay que negarlo, suenan un pelín al gitano con la cabra. Tienen una progresión de acordes y de armonías…

Triana llegaron a practicar ritmos kraut.

Jorge Martínez: Triana llegaron a sonar a King Crimson porque los primeros que hacen rock con raíz española son King Crimson. Se metieron en Baleares, y desde luego que esas islas te captan. Tú oyes el primer disco, “In The Court Of The Crimson King”, y muchas cosas de Triana que luego oyes en “Hijos del agobio”… O sea, les ha venido su propio rollo vía King Crimson.

Fernando Pardo: Y también Módulos.

Jorge Martínez: Joder, y “Flamenco” de Los Brincos.

Fernando Pardo: Claro, Pekenikes, Brincos y toda esta gente, hubo un momento en el que lo hacían muy a su manera. Lo que pasa que eso está como muy olvidado.

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¿Lorena Álvarez y el Niño de Elche?

Fernando Pardo: Hombre, sí, totalmente. Pero es que siempre hay cosas. Es lo que digo, que si quieres oír un sonido determinado, si rascas un poco, siempre lo hay aquí, porque… Jorge, a ver si estás de acuerdo con esto, porque tú como hermano mayor… Éste me ha dado consejos desde que éramos pequeñitos, que venía al local de ensayo, y que si la Rickenbacker no sé qué, que si no tiene ninguna Jaguar pero se metía con lo que a la Jaguar hay que ponerle cuerdas 09…

Jorge Martínez: Es que es como funciona bien la hija de puta.

Fernando Pardo: Pues ahora, como hermano pequeño, después de haber recorrido camino, yo creo que España es un continente musical, igual que Brasil, igual que Jamaica, igual que Cuba, igual que Estados Unidos o Inglaterra, y más que Francia, Italia, y más que la mayoría de los países europeos; pero no le sacamos partido. No, porque nos chirría, o porque es muy difícil adaptar nuestro ritmo natural.

Jorge Martínez: Pero es que no hay una industria para sustentar esto.

Y que también pasaron cuarenta años que hicieron que pareciera indeseable lo que era nuestro, y no lo acabamos de recuperar del todo.

Fernando Pardo: Eso también. Eso es una putada. A mí me jode una cosa, y es que con Los Coronas hemos tocado en varios Womad, pero no en el que hacen en España, sino en el de Australia o Nueva Zelanda, y por ahí, a tomar por culo. Y es que la mitad de los grupos que tocan o reivindican la música latina son de Nueva York o belgas, no son de Santiago de Chile, de México o españoles, sino que, por ejemplo, es el hijo de un colombiano que vive en Bruselas y que se ha hecho un grupo con otros belgas.

Jorge Martínez: Hubo un momento interesante después de Los Bravos, cuando salieron los Pop Tops, que eran unos tíos que estaban afincados aquí porque aquí estaba la Legión Extranjera. Venían y se fusionaban con gente de aquí haciendo cosas con raíz española, y cuando salieron Los Íberos, digo, "ya está, esto va a ir para adelante", pero la falta de industria fue fatal. Habían cogido un vals, el “Night Time”, con un aire muy español, que podía pasar hasta por una canción de tuna… Joder, fíjate lo que estoy diciendo… y pensé que aquello podía petar fuera, pero faltaba esa industria que puede sustentarlo todo, y la cosa se vino abajo.

¿Y no ha madurado la industria con los años?

Fernando Pardo: No, pero es que en Europa, ¿a qué nivel estábamos? Estábamos por debajo de Italia y Francia, estábamos al nivel del Líbano. ¿Estábamos por encima o por debajo de Grecia en industria musical?

Entonces, por debajo.

Jorge Martínez: Pero es que hay un monopolio de la música de alto consumo y han terminado siendo casi todo compañías americanas.

Fernando Pardo: Claro, es que en el momento en el que empezaban a tener el control, quien tomaba las decisiones a final de los noventa y en los dosmiles, estaba en París, o era un holandés. Para desarrollar la música española te mandaban a un francés, que en el 95 pensaba algo del indie español, pero él quería un equivalente del hip-hop francés que en ese momento estaba arrasando, y quería ver si lo podía conseguir aquí. O sea, quería torcer el árbol.

Fernando Pardo: “España es un continente musical, igual que Brasil, igual que Jamaica, igual que Cuba, igual que Estados Unidos o Inglaterra, y más que Francia o Italia”

Bueno, también se han dado momentos muy raros, porque a principio de los ochenta, si ponías Los 40 Principales en la radio de casa y podía sonar “Heil Hitler” de los Ilegales. Eso ocurrió.

Jorge Martínez: Es verdad.

¿Cómo le explicas eso a alguien ahora? Eso o escuchar el primer disco de Los Ronaldos con la letra polémica de “Sí, sí, sí”, o “La mataré” de Loquillo. ¿Cómo lo haces tú? Porque sigues diciendo lo que te da la gana en las canciones... ¿Qué pasa, que la gente piensa que con el Ilegal la batalla está perdida o qué?

Fernando Pardo: Bueno, eso es la vida, eso es lo que dice Jorge sobre el péndulo y a dónde está llegando. Tú ahora pides una ensalada y, ¿qué te dan? Te dan un plato en el que no te vas a encontrar gusanos, que no te va a dar dolor de tripa, es una cosa perfecta. Se llama ensalada iceberg y te la dan en todas partes, y si no, te dan algo que no es ensalada. Lo que era una ensalada cuando eras pequeño en Asturias o en Vitoria, ¿cómo era? Era una cosa verde alargada, no tenía tanto crujido y era diferente.

Jorge Martínez: Y te podías encontrar una babosa.

Fernando Pardo: Claro, han quitado babosas, gusanos, y cosas raras de la tierra, porque la tierra tiene eso, cuando no le echas pesticidas a saco, y claro, es una cosa que tiene la novena parte del sabor. No tiene sabor pero es seguro. Pues lo políticamente correcto es igual. No va a tener sabor: todo el mundo va a opinar lo mismo. La forma de expresión cruda de cualquier tipo de cultura o de música es lo mismo. Es que no hay ni hiphoperos que se caguen en la puta madre de nadie.

Jorge Martínez: Yo creo que los artistas que se lo puedan permitir tienen el deber de transgredir… los que sepan hacerlo. Quienes conozcan el arte de insultar, deberían hacerlo con más frecuencia. Lo que consigue el artista cuando hace esas cosas, no es epatar, sino que lo que consigue es ampliar las libertades del grupo, amplias las fronteras de libertad, y en el momento en el que esto se contrae y que los artistas se cortan y no se la juegan, las libertades empiezan a disminuir. Y estamos en un momento de clara disminución de libertades. O sea, ¡que me voy a cagar en su puta madre!

Fernando Pardo: Ahora hay más creación salvaje y cruda en lo que vende la gente en Wallapop que en la música española. Tú miras en Wallapop y encuentras algo tan curioso como “mierdas", o sea, cacas reales que un tío envía como tú quieras, de forma anónima a un amigo tuyo o a un enemigo para tocarle los huevos. Eso es más transgresor y más curioso culturalmente ahora mismo que la gran mayoría de la música que se hace. Yo lo siento porque soy culpable de estar en esa generación en la que lo que llegaba de los ochenta es una puta mierda, y nos vamos a agarrar a lo que se hacía en los sesenta, y tío, al principio piensas… No, no piensas, pero esa vuelta del retro constante ya dura treinta o treinta y cinco años. ¡Es brutal!

Jorge Martínez: Recuperé hace poco el placer de contactar con un bufete de abogados porque recibí un aviso de denuncia. Me limpié el culo con ello y luego lo metí en el sobre y lo envié… A estas horas lo habrán recibido. Es un placer, tío.

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