Justin Benson y Aaron Moorhead, cineastas DIY
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Justin Benson y Aaron Moorhead, cineastas DIY

Xavi Sánchez Pons — 29-06-2018
Fotografía — Archivo

La tercera película del dúo formado por Justin Benson y Aaron Moorhead, “El Infinito” (en los cines españoles el 29 de junio), es una historia de ciencia-ficción y de terror que consigue capturar la esencia de uno de los santos griales del género: el concepto del horror cósmico de H.P. Lovecraft. Los norteamericanos lo han logrado sin leer al escritor de Providence y con un filme cercano a la ética del DIY. Un pequeño milagro. En este especial hablamos con ellos y repasamos las tres películas que de momento forman su filmografía.

Vuestra manera de hacer cine está cercana al DIY. En “El infinito” hacéis un poco de todo: dirigir, montar, producir, actuar (esto lo hacéis casi por primera vez)… Contarme, ¿cómo lo hacéis para no perder la cabeza entre tantas tareas?, y ¿cómo es eso de ser los actores protagonistas y a la vez estar detrás de la cámara?
Los dos somos cineastas DIY y siempre los hemos sido, así que, a veces, vemos el oficio de hacer películas como si fuera una enorme lista de tareas a realizar. Una vez tenemos claras todas esas tareas, nos arremangamos y nos presentamos voluntarios para hacerlas. La verdad es que todo es lo mismo: se trata de hacer un filme y punto. En un inicio Justin es el guionista y Aaron el que rueda, pero esas dos facetas están tan entrelazadas en nuestras películas que no ponemos muros a esas asignaciones. Estamos uno encima del otro de forma constante. Lo de actuar y dirigir al mismo tiempo nos sorprendió. La realización de una película es algo casi imposible, básicamente todo lo que haces es darte de cabezazos contra la pared, estar allí actuando, dirigiendo, mezclar el sonido, cargar material pesado por el set, servir comida a miembros cascarrabias del equipo, lo que sea... pero, aunque parezca mentira, lo de estar delante y detrás de la cámara fue algo sorprendentemente fácil. Hicimos un montón de trabajo previo con ensayos para interiorizar a los personajes y memorizar el texto. Y una vez en el set, era más sencillo hacer pequeños ajustes en algunas escenas. Las partes de tu cerebro que funcionan como editor o director no están compartimentadas, y todo está sucediendo al mismo tiempo en el mismo lugar. Esa cercanía emocional y psicológica hizo que nuestro proceso como creadores fuera más fluido

Me gustaría preguntaros por vuestras fuentes de inspiración. Las tres películas que tenéis tocan el terror y la ciencia ficción de una forma muy emocional, con buenos personajes, bucles temporales y dimensiones paralelas. “El infinito”, sin hacerlo de forma consciente, se acerca mucho al concepto del horror cósmico de Lovecraft, ya que al escribir el guion no conocíais la obra del escritor de Providence...
Es cierto, no éramos muy conscientes del imaginario de Lovecraft cuando empezamos con “El infinito”. Fue irresponsable, pero ahora hemos leído algunos de sus clásicos para ver de qué iban todas esas comparaciones. Si él estuviera vivo hoy, nos llevaríamos bien, definitivamente compartimos gusto similares. Dicho esto, no hacemos películas lovecraftianas en un vacío total. En nuestros escritores favoritos y en nuestras series favoritas hay trazos de Lovecraft: Stephen King, Alan Moore, Neil Gaiman, Mark Danielewski, Laura Esquivel, Gabriel García Márquez, “Expediente X”, “The Twilight Zone” y “Misterios sin resolver”. Y es ahí donde adquirimos su imaginario. Vaya por delante que en nuestras películas no tratamos de homenajear a todo esos referentes, pero sería de tontos no reconocer que esas influencias tienen un impacto en nosotros.

Los efectos digitales de vuestras películas son realmente resultones y eso que no contáis con un gran presupuesto (a veces los ha firmado Aaron). Además de eso, forman parte de la historia de manera orgánica y tienen una función dramática. En “El infinito” hay una secuencia estupenda: la del juego de la cuerda y una entidad o monstruo que nunca vemos. ¿Cómo trabajáis el CGI de vuestros filmes?
¡Gracias! Intentamos tener efectos que la gente pueda creer sin haber estirado demasiado nuestros medios. Realmente, todo comienza en el proceso de escritura. Justin es muy consciente de nuestras limitaciones con VFX, así como de nuestras fortalezas, por lo que no hay nada en el guion (o en el concepto) que no sepamos cómo conseguir al cien por cien. Podemos hacer composiciones muy buenas, pero con el CGI no tenemos muchas habilidades. Componer significa que podemos agregar una imagen o video que ya existe en nuestras películas. Por ejemplo, si queremos una montaña en el horizonte, encontramos una imagen de una montaña y esencialmente hacemos Photoshop en nuestro propio metraje. Pero si eso no existiera, si quisiéramos poner un Godzilla 3D en el horizonte, no podríamos hacerlo. Lo de la cuerda que se desvía hacia el infinito fue principalmente un efecto práctico; solo con la iluminación del escenario y un sistema de poleas hicimos que pareciera mágico. Pero tuvimos que hacer algo de VFX para que fuera un diez por ciento más increíble: eliminar un poco el horizonte y agregar una luna que pareciera un poco más extraterrestre e imposible.

Una de las cosas que tienen en común vuestras tres películas es que los monstruos apenas se ven. La única excepción es “Spring”, donde lo hacéis de forma muy elegante porque lo pide la historia. Eso de no enseñar las criaturas me recuerda a lo que hacía Val Lewton en la RKO. ¿Es mejor no enseñar los monstruos para que el espectador ejercite su imaginación y participe así en el filme?
AMAMOS los monstruos bien diseñados en las películas. Si cada filme de monstruos hiciera lo que hacemos nosotros, nadie los vería. Y todos queremos una recompensa al final. De alguna manera, formamos parte de la minoría que consigue hacer películas de monstruos en las que estos no se ven del todo, y la verdad es que salimos bien parados de eso. El problema es que si no tienes el mejor diseñador del planeta tierra (y el dinero para que su diseño cobre vida) o inventas algo que no se haya visto antes, solo vas a conseguir otra película con un tipo usando un traje de goma. Entonces tu terror se ha ido, porque de nuevo es familiar. “El infinito” se abre con una cita de Lovecraft que habla del miedo a “Lo desconocido” como el tipo de miedo más antiguo y más fuerte. Una vez que veas al monstruo y lo conozcas, más te vale que el diseño del monstruo y su visión reemplace al miedo a “Lo desconocido”, porque si no estarás fallando al espectador.

Lleváis un tiempo trabajando en una serie basada en la vida de Aleister Crowley. ¿Cómo anda la serie y cómo os habéis acercado a su figura? Y siguiendo con proyectos futuros, ¿podemos esperar una nueva película del universo expandido que proponéis en “Resolution” y “El infinito”?
Principalmente nos hemos fijado en el periodo comprendido entre sus veinte y cuarenta años, donde estuvo más activo. Y lo vemos como una mezcla de Tyler Durden y el Capitán Jack Sparrow en lugar del viejo y decrépito satanista por el que actualmente es recordado. Aunque ha sido un proceso absurdamente largo, todavía está muy vivo y estamos encantados con el trabajo que hemos podido hacer en él. Es probable que no volvamos a hacer un filme Moorhead & Benson en un tiempo. Necesitamos un tiempo para decidir que necesita ese universo.

El cine indie de terror está pasando una de sus mejores épocas. Películas como “Déjame salir”, “La bruja”, “It Follows”, “Hereditary” o “El infinito” son buenos ejemplos de ello. Filmes hechos con total libertad creativa que han funcionado bien en taquilla. ¿Se puede hablar de un boom del terror independiente?
En este momento, lo único más emocionante que ser cineasta independiente es ser espectador de películas. Afortunadamente, nosotros hacemos las dos cosas. Cada género está pasando por su propia revolución, y no es nada nuevo que el horror y la sci-fi tengan más películas destacadas que nunca. No creemos que haya una última moda en ese sentido, ya sea en los medios o en el arte. Tenemos curiosidad por saber cómo serán los cineastas del mañana. Y esperamos tener la capacidad de poder evolucionar con ellos.

El horror cósmico según Justin Benson y Aaron Moorhead

“Resolution” (2012)

La presentación en sociedad del dúo fue una muestra de ciencia ficción y de terror de cámara con dos actores protagonistas y casi sin efectos digitales. Una historia de amistad entre dos hombres que se encierran en una casa para que uno de ellos logre desintoxicarse de las drogas. Aquí los elementos y la atmosfera fantastique se consiguen gracias a la inteligente y resultona puesta en escena y a un guion con ingenio lleno de interrogantes. Como si fuera un Lovecraft en clave indie, en “Resolution” el horror está presente, pero no es visible.

“Spring” (2014)

¿Un romance entre una chica y un chico en el que la primera parece la hija de Cthulhu? Pues sí, Benson y Moorhead lo hicieron posible en “Spring”, un hit independiente a nivel mundial que les convirtió en una de las parejas cinematográficas de moda. La película, una modesta y encantadora historia de amor entre un americano tarugo en plena crisis existencial y una chica de 2000 años de edad, reformulaba el mito de la Bella y la Bestia haciendo un simple cambio de género y apostando por la cercanía emocional y la frescura en los diálogos.

“El infinito” (2017)

La cima creativa de Benson y Moorhead y película que consolida un universo-expandido- que vimos por primera vez en “Resolution”. Con tan solo cuatro duros de presupuesto y mucha imaginación, los norteamericanos consiguen realizar una versión totalmente apócrifa y libre de “En las montañas de la locura” de Lovecraft, enriquecida con personajes creíbles con los que acabas empatizando, sectas de contactados, bucles temporales y dimensiones paralelas. Un pequeño gran clásico moderno que vuelve a mezclar sci-fi y terror de forma equilibrada.

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