"Este planeta tiene espacio para todos, pero necesitamos entendernos más"
Especiales / Begun

"Este planeta tiene espacio para todos, pero necesitamos entendernos más"

Joan S. Luna — 08-03-2022
Fotografía — Gunsal Moreno y Joan Giralt

A Gunsal H. Moreno, los lectores y lectoras de Mondo Sonoro posiblemente le conozcan bajo el sobrenombre artístico de beGun, con el que lleva muchos años haciendo música electrónica y publicando discos de los que nos hemos hecho eco en nuestras páginas. Suyos son discos como "AMMA" (Foehn 16) y "Okeanídes" (The Outlaw Ocean, 20) o proyectos como Akkan, junto a Ocellot, grabaciones que le han llevado a tocar en directo y a pinchar por todo el mundo.

Pero esta vez no charlaremos con él sobre eso, quizás solamente durante unos segundos, sino que hablaremos de un tema mucho más complejo. Gunsal ha sido y es voluntario en diversas crisis humanitarias. En esta ocasión se encuentra en pleno centro del huracán, en Ucrania, intentando ayudar al máximo de personas a abandonar el país. Es la mejor forma que se nos ocurre de acercarnos un poco más a la grave situación que se está viviendo allí. Puedes escucharlo en podcast o leer la entrevista completa bajo el reproductor.

En primer lugar, Gunsal, muchas gracias por prestarte a esta entrevista. La preguntas quizás sean un poco generales, pero piensa que al estar nosotros lejos no tenemos más información que la que publican los medios. En segundo, espero que tu vida no esté en peligro en ningún momento, aunque suene difícil. Así que, a modo de introducción, me gustaría saber dónde estás ahora y qué papel estás jugando. Para que la gente lo sepa, ¿qué es lo que estás haciendo exactamente?
¡Buenos días a todos! Estos días han sido muy intensos, estoy exhausto, física y mentalmente. Hay muchas historias, y algunas muy duras, y eso también acaba pasando factura. Al final lo importante para poder cuidar a los demás es cuidarse a uno mismo; si no, es imposible. Pero bueno, yo ahora estoy en Lviv, que es la ciudad más importante que hay en la zona oeste de Ucrania, y es el sitio donde estamos recibiendo toda la carga de refugiados que vienen de todas las regiones del país. Las más castigadas son sobre todo las del sur, la capital, Kiev, que a fecha de hoy, 6 de marzo, la están rodeando... Se prevé que en pocos días acabará cayendo. Y también de Járkov, que está tocando a la frontera rusa. Las regiones del norte también corresponden, junto con las anteriores, a las zonas más castigadas.
Todo ese flujo migratorio acaba parando en Lviv, vía tren o vía coche, pero fundamentalmente vía tren. Y desde aquí parte de esos refugiados se desplazan internamente a otras zonas del oeste del país. Y otro gran grueso sale hacia Polonia, y en Polonia en estos momentos hay una crisis humanitaria muy grande, porque hay un cuello de botella importante. Nuestro papel aquí, el mío y el de Ruben Wagensberg, es polifacético, por así decirlo. Fundamentalmente, es humanitario. Estuvimos ya aquí el segundo día de guerra, en cuanto vimos que el conflicto estallaba (porque como estamos trabajando en temas de migraciones y refugiados, pues nuestra ayuda pensamos que será mucho más útil aquí que desde Barcelona).
Por otra parte, estamos también, desde hace muchos años, grabando un documental, que se presentará en formato de serie-documental. Se trata de un documental que, de alguna manera, defiende una serie de tesis sobre el fenómeno de la inmigración a nivel internacional: el concepto de “nosotros”, el concepto de “ellos”… Esa dicotomía que nosotros vivimos muchas veces, y aquí justamente se ha visto ejemplificada, cuando Europa abre las fronteras a todos los refugiados que vienen de Ucrania (con total justicia). Y esa misma justicia destapa las injusticias que hemos visto también con otras crisis de refugiados, véase la crisis de los refugiados que venían de Siria (también por un conflicto bélico) y toda la migración que viene por causas económicas (ya sea del continente africano o de otras regiones del planeta). Entonces, esas son las dos funciones que tenemos aquí. En parte, estamos aquí para intentar ayudar y ver el máximo volumen de historias personales, para entender el contexto en el que estamos.

BeGun Ucrania 4

¿Cómo se está viviendo la situación ahora mismo ahí, y cómo ha cambiado en relación al primer día de combates y de invasión? ¿Hay ahora mucho más pesimismo, porque se ve que no hay una salida rápida (cosa que ya imaginábamos)?
Con respecto a cómo se está viviendo y cómo ha cambiado la perspectiva desde que hemos llegado, hay varias cosas que me gustaría comentar. La primera, desde un punto de vista estrictamente de crisis humanitaria, hemos notado (desde el viernes 25 de febrero, cuando llegamos aquí, hasta el día de hoy) que el fenómeno migratorio y la magnitud que estamos viviendo se ha multiplicado fácilmente por diez. Fue impactante, nada más llegar a la estación el primer día, ver a centenares de familias durmiendo allí (en el exterior estamos a menos dos grados); multitud de gente, familias… unas caras, realmente algo muy dramático… Pero ahora la situación es que ya no caben en la estación y la gente se acumula a las afueras, a la intemperie. Y estamos hablando de gente mayor, de familias que básicamente se componen de mujeres y niños, porque aquí hay una norma que no permite a los hombres abandonar el país mientras estén en un rango de edad entre los dieciséis y los sesenta años. Esto hace que el drama humanitario sea aún más gordo, y tengamos constantemente escenas de despedida, digamos. Es decir, la mujer y los niños que se van a Polonia, y el hombre que se queda… Muchas veces, gente que no tiene formación militar y no está preparada para un conflicto bélico, y condiciones a nivel climático (el frío) espectaculares… Están esperando a las tres de la mañana en un Check Point a que vengan los rusos cargados con un kalashnikov, que no saben ni montar ni utilizar… Quiero decir, es muy duro ver cómo las familias se separan: las madres alejándose de sus hijos y enviándolos al frente, sabiendo que es muy probable que no vuelvan a ver a esa persona. La crisis humanitaria, personal y emotiva, que está significando este conflicto no tiene precedentes. A pesar de haber estado en muchos sitios, aquí se suma el drama que supone la separación por géneros, que es algo muy duro de ver.
En relación al optimismo y al pesimismo, comentaros que es verdad, por un tema operacional o militar, que Ucrania va perdiendo la guerra poco a poco; pero sí que hay un optimismo reflejado por parte del pueblo ucraniano, en cuanto a la posibilidad de ganar la guerra. Y están esperando a que Europa reaccione; son muy críticos con Europa, con la OTAN. Pero ellos tienen una fuerza vital que yo ni me podía llegar a imaginar. Creen que la guerra sí que se puede ganar, y todos juntos tienen un incentivo para ganar esta guerra, que están defendiendo su patria. En cambio, los rusos están enviando a soldados jóvenes que no tienen ni puta idea de lo que están haciendo aquí. En definitiva, están disparando a sus hermanos; porque entre un ruso y un ucraniano yo no veo las diferencias. Étnicamente son lo mismo, son todos raza eslava, por así decirlo; ni siquiera ellos saben diferenciarse. Hay suspicacias entre los dos pueblos, entre la parte más pro-europea y la parte más “rusófona”. Entonces, tienes ahí un incentivo muy gordo, que es defender tu propio país. Y eso hace que la gente se esté motivando muchísimo.

Aquí toda la información que tenemos proviene de los medios de comunicación obviamente, aunque en las redes hay muchísima. Se habla mucho sobre si los rusos están respetando o no los corredores humanitarios, para que la gente pueda salir del país. Tú, que estás viviéndolo tan de cerca, ¿crees que se está respetando?¿Hay manera posible de salir?
Con respecto a los corredores, es cierto que se acordó hacer unos corredores y también es cierto que no se están respetando. Esto es algo que aquí ha generado mucho malestar porque yo creo que ya pasa cualquier línea roja de lo que es la humanidad entre dos potencias nucleares que están en estos momentos viviendo un conflicto bélico muy serio. Entonces, no quiero ponerme en un plan de buenos y malos, porque es muy complicado entrar en ese debate. Es verdad que a Rusia se le está castigando muchísimo; y el pueblo ruso a lo mejor no tiene tanto la culpa. Todo este conflicto hay que personificarlo en la figura de un solo dictador, Vladímir Putin, que es la persona que ha arrancado este proceso. Antes Putin estaba rodeado de una serie de oligarcas económicos. Y poco a poco, con el tiempo, su núcleo duro se ha ido militarizando (miembros del ejército y tal), y le han ido comiendo la oreja en su burbuja de acción; y de alguna manera eso ha generado esta escalada bélica, que a priori estaba más que preparada. Todo ese previo que estábamos viviendo en enero y febrero estaba más que preparado para llegar a este punto en el que estamos: Europa fue viendo cómo esto pasaba… Mucha gente me dice a mí “estamos cansados de escuchar cómo Europa condena”, “estamos muy tristes”. Podéis estar “lo que queráis”, pero aquí necesitamos ayuda. No entraré en el debate de si la ayuda son armas. Para resolver un conflicto militar quizás lo que hace falta es que la diplomacia haga su función. Y si hace falta pasar a un nivel diferente de diplomacia, hay que pasar, hay que conseguir sentarse en una mesa y establecer el auto terreno. Enviar más cohetes a una gente que va a perder la guerra lo único que va a hacer es militarizar a la sociedad civil de Ucrania, y eso va a hacer que este conflicto se eternice en el tiempo, porque va a tener a una sociedad civil militarizada; y todo esto va a pasar a una guerra de guerrillas entre un ejército que tiene un poder militar brutal y gente que se esconde… Es un conflicto que se va a eternizar. Con lo cual, enviar más armas lo que al final hace es que se las quede el ejército ruso, o que se militarice la sociedad civil ucraniana.

"Enviar más cohetes a una gente que va a perder la guerra lo único que va a hacer es militarizar a la sociedad civil de Ucrania, y eso va a hacer que este conflicto se eternice en el tiempo, porque va a tener a una sociedad civil militarizada"

Como en todos los conflictos armados, al final la gente de a pie es la que acaba sufriendo muchas consecuencias obviamente. La gente de Ucrania con la que estás tratando, ¿entiende realmente de qué va todo esto? ¿Les ha cogido por sorpresa o es algo que, como ya ocurría con las informaciones en los medios, se veía venir desde hace meses?¿Cómo está la gente?¿Sorprendida de que la situación esté llegando hasta lo está haciendo?
Hay que tener en cuenta que el conflicto ya estaba. Ucrania lleva cuatro años en guerra; lo que hay ahora es una invasión. La guerra empezó hace cuatro años en el Dombás, en Crimea. Aquí la gente está preparada para la guerra. Evidentemente, no toda la sociedad civil está preparada para tomar las armas, pero sí que la sociedad está concienciada de que es un país que está en guerra. A los occidentales (de España, Francia, de los países más europeizados, por así decirlo), nos ha llegado el conflicto ahora, pero esta gente lleva años en guerra. Eso no podemos perderlo de vista. Entonces, tienen toda una coordinación interna que es espectacular y la sociedad civil es de máxima admiración (el pueblo ucraniano), por cómo se ha sabido organizar. Hay un gran nivel de colaboración y de solidaridad interna. Al final, la solución a muchos conflictos de este planeta, sobre todo el migratorio, pasa por la solidaridad entre pueblos: esa es la única solución. Que tengamos todos empatía con el vecino. No hay humanos “de primera”, ni humanos “de segunda”; no hay “migrantes de primera” ni “migrantes de segunda”. Somos todos seres humanos y todos merecemos el mismo respeto y el mismo trato, ante una crisis como esta. Esto es un conflicto militar de tamaño sideral, y hay que tener en cuenta que la gente que está saliendo de aquí es gente que va a tener que empezar su vida desde cero. Imaginaos lo que significa: de un día para otro tener que meter toda tu vida en una maleta, y abandonar tu casa sin saber si vas a poder volver jamás a lo que es tu pueblo. Eso es aún muy duro de asumir, y tenemos que hacer todos un esfuerzo, entre pueblos, para ayudarnos. Hoy es Ucrania, pero quién nos dice que mañana no pueda ser otro país más cercano, con el que nos podamos sentir más empáticos. La empatía tiene que ser con todos, independientemente del color, del origen, de la etnia, de la lengua… Eso no importa. Somos todos seres humanos, todos nos tenemos que ayudar entre todos.

Imagino que, como la gente lo está pasando tan mal, se está agarrando a cualquier tipo de posibilidad de ayuda que venga del exterior o de otros países… En tu caso, ¿es sencillo que la gente confíe en lo que les estás ofreciendo o acepte la ayuda o los consejos que les puedas dar?
Por supuesto, está mostrando la máxima confianza. Estamos tratando de ayudar al máximo. Nosotros hemos llegado a hacer cosas que nos costará asumir. Por ejemplo, el otro día nos metimos en un coche y nos fuimos a la entrada de Kiev a sacar familias; conseguimos sacar un convoy con varias familias de Kiev (porque eran familias muy vulnerables), gente que había salido de un hospital o que no tenía manera de coger un tren… y fuimos como escudos humanos con un taxista (un autentico héroe) a sacarles de una zona que está prácticamente rodeada por los rusos. Asumimos riesgos, pero lo hicimos porque nuestra conciencia no nos hubiera dejado no hacerlo. A día de hoy, hemos conseguido sacar decenas de familias del conflicto. Estamos fletando un convoy con la ayuda del Primavera Sound (desde aquí mi agradecimiento a la gente del Primavera, que se ha portado muy bien). Hemos conseguido con la colaboración de todos, traer seis furgonetas para sacar familias vulnerables; son mujeres, niños, gente mayor… Yo he estado prácticamente todos los días en el centro humanitario; tenemos contacto directo todos los días con los responsables del centro humanitario, estamos trayendo un convoy con medicinas, estamos haciendo una lista de peticiones con todo lo que necesitan… No se trata de enviar lo que nosotros creemos que necesitan, sino lo que ellos nos piden exactamente. Eso es muy importante. Entonces, sí que se ha establecido una confianza mutua: nos escribimos constantemente… Estamos haciendo sinceramente un muy buen trabajo colaborativo, y se ha establecido una confianza mutua entre toda la gente que estamos ayudando y el equipo. Estamos haciendo lo que podemos en el contexto, que es muy complicado, pero dando lo mejor que podemos para intentar sacar el máximo número de gente posible; y sobre todo traer el máximo de ayuda posible desde allí.
Respecto a lo que me decías de la confianza, por supuesto que hay una confianza mutua; desde el momento en que dejamos claro que estamos aquí para ayudar. No les pedimos nada a cambio. Es decir, todo esto de alguna manera es en lo que creemos, en la solidaridad. La solidaridad entre pueblos es el ingrediente que hará que este planeta avance hacia delante, y no hacia atrás (como estamos haciendo ahora). Esto es una regresión hacia un siglo para atrás; es como estar viviendo de nuevo imágenes que recuerdan a la Primera Guerra Mundial. Nos encontramos exactamente en las mismas: guerra de trincheras, gente esperando con su arma a que venga una tropa, a que se acerque un tanque, artillería… Es como haber vuelto al año 19 del siglo pasado. Es lamentable, pero es así. Y pienso que la solidaridad, la empatía entre pueblos, es la solución siempre.

Gunsal, la intención de esta charla es hablar sobre la crisis humanitaria, que es el motivo por el que estás ahí, no tomar partido en un conflicto armado. Lo que es evidente es que has ido allí a ayudar, que es algo muy complicado y no todo el mundo hace. La gente se suele contentar con colgar mensajes en redes sociales, por ejemplo. Aunque también hay quienes intentan ayudar aunque, a veces, la ayuda que ofrezcan vaya un poco perdida (enviando cosas que tardan mucho en llegar, que no hacen falta...). Entonces, ¿qué consejos darías?¿Cuál crees tú que es la mejor forma para que la gente que vaya a leer esta entrevista y quiera ayudar a los refugiados o a la gente que está saliendo de Ucrania desde sus casas?
Aquí simplemente, ya te digo, por la parte que me toca a mí (soy un ingrediente entre toda la gente voluntaria que estamos aquí)… Mi opinión personal con respecto a cómo gestionar o poder ayudar al pueblo ucraniano no pasa tanto por tener lo que llamamos a veces “solidaridad de armario”: yo vacío mi armario y al mismo tiempo ayudo a los demás. Cuidado con esto. No se trata de enviar ropa usada. Esta gente, que vive a menos dos grados, ya tiene su manera de fabricarse sus ropas. Ucrania es un país relativamente avanzado; no pensemos que estamos en un país del tercer mundo. Entonces, por ejemplo, hay aquí ONG’s que trabajan desde el campo, en el campo de acción, y ellos ya saben cómo distribuir esa ayuda. Con lo cual creo que lo mejor es hacer donaciones a gente que esté aquí trabajando, que sepa dónde comprar medicamentos, ropa, pañales… Hacer envíos está muy bien, pero no pensemos que por hacer más y más envíos, la cosa va a ir mejor. Aquí seguramente todos esos envíos van a suponer un esfuerzo logístico muy importante. Parte de esos envíos, que se envían al frente, se acaban enviando a soldados; lo cual lo único que va a hacer es alargar más el conflicto… Quiero decir que, para mí, lo más importante siempre es potenciar la economía local. No enviar un jersey a Siria, sino darle dinero al ciudadano de Siria para que pueda él fabricarse un jersey, para que pueda él comprarse unos pañales. Yo, si queréis, os compartiré una serie de webs que están colgadas en mi Instagram donde podéis encontrar ONG’s u organizaciones (como el World Food Programme)… Asociaciones que saben cómo repartir ese dinero, que no se va a ir al frente, sino que va ayudar en la crisis humanitaria. Hay que tener en cuenta que toda la ayuda humanitaria que se envía la gestiona el gobierno, y el gobierno está priorizando a las milicias. Las milicias lo que hacen es en definitiva alargar el conflicto. Así que creo que la mejor estrategia siempre es potenciar la economía local; y ya no solamente por eso, sino porque el impacto ecológico que significa enviar un camión desde Barcelona hasta Ucrania, multiplicado por todo los países de Europa… Con lo cual, es siempre mejor hacer donaciones a plataformas u organizaciones que estén en el campo trabajando.

BeGun Ucrania 3

Has estado en otras zonas de crisis humanitarias en estos últimos años. ¿Qué diferencia lo que estás viviendo ahora en Ucrania de lo que has visto en otro sitios? ¿Es más crudo para ti? ¿Es más complicado al encontrarte tanta gente de golpe intentando salir?
Hemos estado en muchos sitios en el planeta, y hemos podido ver muchas crisis migratorias desde muchas perspectivas… Para mí, sinceramente, y con total pesadumbre, puedo decir que esto es lo peor que he visto prácticamente en toda mi vida. No es por en absoluto frivolizar, y quiero que quede muy claro, pero esto es lo peor que he visto jamás. Y a mí me está afectando también emocionalmente y mentalmente, en el sentido de que el nivel de drama que se está viviendo y los casos que estamos viendo son terribles. El otro día, por ejemplo, estuvimos con un chico joven que cogía un tren y se iba él solo en el tren dirección contraria a todo el mundo a defender su país; un chico que en su vida había cogido un arma, y su mujer y su hija se marchaban… Imaginaos eso lo que significa: despedirse sabiendo que esa despedida puede ser para siempre. De hecho, muy probablemente esa despedida sea para siempre. La estación de Lviv va a ser sin duda el sitio más triste del planeta durante muchísimos años: son despedidas de familias que nunca más se van a ver, y que no han tenido el tiempo para asumir esa despedida. O sea, ha sido todo tan rápido... En cuestión de una semana. La gente nos dice “yo tenía una vida normal”, “yo era doctor…”... El otro día entrevistamos a una doctora que ha pasado de ser la jefa de urgencias del Hospital de Lviv a estar haciendo cajas con paracetamoles e intentando de alguna manera ordenar todas las medicinas que van llegando, y dice que todo el mundo está volcado en el conflicto desde el punto de vista humanitario; y la gente que se va al frente, es una sensación de tristeza…
El otro día, un chico de Azerbaiyán, que bombardearon su casa y su pasaporte se quedó en el edificio, y lo ha perdido todo, no sabe cómo salir del país. Hay otro fenómeno aquí que es espectacular, que es muy dramático, que es los “migrantes de segunda generación”. El otro día, por ejemplo, encontramos una familia india que migró a Ucrania hace cuatro años, y tenían su negocio y les iba bien, y de repente estalla el conflicto, no pueden escapar del país y se encuentran aquí como migrantes de segunda generación; que ya es un fenómeno que se da muy pocas veces en el planeta: gente que ha migrado a un lugar, ha estallado un conflicto, y se encuentran siendo migrantes en el lugar en el que ellos migraron. Aquí ha habido mucha suspicacia sobre si el gobierno dejaba salir o no, o si priorizaba… Sí que al parecer el gobierno ucraniano, o al menos en algunos puestos de control, ha priorizado siempre a la familia local antes que a una persona negra, india, de origen diferente. Aquí hay un cierto nacionalismo, y eso hay que entenderlo. Aquí la gente es muy nacionalista, pero más allá de eso, importa el drama humanitario y sobre todo las condiciones en las que se está dando este drama humanitario (las condiciones climáticas o las alarmas aéreas)… Por ejemplo, la gente que quiere escapar de Kiev solo lo puede hacer mediante un puente. La primera familia que sacamos costó dos días que cruzará de un lado a otro el río… Las gestiones son muy complicadas. Hay muchas desconfianzas entre los militares ucranianos, porque hay muchos infiltrados rusos… Es muy difícil, cuando hay una guerra entre individuos en los que físicamente no hay diferencia; entonces, en definitiva, se trata de una “guerra entre hermanos”, por una locura de un personaje, que es Putin, y el nivel de refugiados (un millón de refugiados), que va a seguir creciendo, ya que la gente va a correr peligro si se queda en este país. Con lo cual, la crisis humanitaria, de migración, que vamos a tener que gestionar en Europa va a ser de unas proporciones totalmente siderales.

"Impliquémonos en la sociedad que nos envuelve, porque eso nos hará mejores personas y hará que este planeta al final sea un lugar donde podamos vivir todos; este planeta tiene lugar para todos, pero necesitamos encajar, necesitamos entendernos más, necesitamos hablar"

Finalmente, sin ánimo de frivolizar ni sonar superficial, ¿cómo acaba un barcelonés que hace música electrónica metido en crisis humanitarias en zonas de pleno conflicto? ¿Qué pasos ha dado tu vida para llegar hasta ahí?
Desde que empecé a hacer música, siempre he tenido una relación muy directa, tanto con plataformas no gubernamentales como con conflictos bélicos, y con causas de tipo ecológico. Toda mi música últimamente tiene un carácter reivindicativo, muy activista. Intento siempre generar un mensaje en la música, eso me parece muy importante. Yo necesito contextualizar una creación musical y darle un porqué a esa creación. Y me parece que uno como artista, como músico, no se puede abstraer de la realidad que le envuelve. La pregunta “¿cómo acaba un músico aquí?” puede ser peligrosa, porque aquí no acaba el músico, aquí acaba la persona. Yo ya tengo ese carácter solidario, no solo como figura pública, de intentar ayudar en lo que pueda, tanto aquí como allí; y sobre todo ahora un carácter un poco de explicar o documentar esta realidad, de explicar al mundo qué significa un proceso migratorio; dejarlo absolutamente todo atrás sin mirar para atrás, y tener que rehacer tu vida desde cero en un lugar nuevo. Ojalá no nos pase nunca a ninguno de nosotros… y parece que a veces es muy fácil desde el sofá cuando estoy en mi estudio en Barcelona. Pero, por un momento, es necesario imaginar lo que significaría que de repente en nuestra ciudad estalle un conflicto bélico y tener que dejarlo absolutamente todo, meter toda nuestra vida en una mochila, y salir de ahí. ¿Qué significaría para nosotros, dejar tu familia atrás, separarte de tus hermanos, de tu mujer, de tus hijos…? Es un drama que es muy complicado explicarlo. Y estamos aquí también tratando de relatar historias personales que nos ayuden a entender el contexto. Yo no me puedo abstraer de la realidad que me envuelve, y esa es la razón que me empujó desde el primer día a estar aquí. Yo estoy ayudando lo máximo que puedo, pero no hablo ahora como músico, hablo como persona.
Por último, quería añadir un pequeño “anexo”, por así decirlo. A veces, muchas personas me preguntan “en qué podemos ayudar o colaborar”. Por una parte, está el lado más técnico, en el sentido de que se pueden hacer donaciones e intentar enviar material (a las páginas que compartiré); esas son acciones a corto plazo. Pero también se han de pensar acciones a largo plazo; pensar a quién se vota y a quién no, tener en cuenta que las armas que se envían a Arabia Saudita también matan gente, y que a día de hoy caen tantas bombas en Ucrania como en el Yemen (y nadie habla de Yemen); siguen bombardeando en el norte de Siria, donde yo estuve hace justamente un año.
No somos mejores personas por ser blancos, no somos superiores por haber nacido en Europa; todos los seres humanos somos iguales, todos merecemos los mismos derechos, la misma dignidad y el mismo respeto. Cuando veamos a gente, que está intentando cruzar el Atlántico, tenemos que tener en cuenta que es una auténtica temeridad… Hemos de pensar por qué pasa eso, sin señalar al inmigrante y pensar que nos viene a robar nuestro trabajo. Esa persona escapa de una vida pésima, y si arriesga su vida es por algo. A veces, necesitamos en nuestra sociedad tener un poco más de empatía por el prójimo, mucho más amor entre todos, mucha más hermandad y solidaridad entre pueblos; y ser conscientes de que a veces las acciones de nuestro día a día tienen afectaciones en el tema ecológico. Habrá de aquí a pocos años una crisis climática brutal, y habrá mucha migración por causas climáticas. Tengamos en cuenta eso: cada día que tiramos un plástico al suelo, esa misma acción tiene una repercusión a medio y largo plazo… Que lleves un jersey usado a un contenedor de ropa de Humana no significa que luego puedas no reciclar o hacer lo que te da la gana. Impliquémonos en la sociedad que nos envuelve, porque eso nos hará mejores personas y hará que este planeta al final sea un lugar donde podamos vivir todos; este planeta tiene espacio para todos, pero necesitamos encajar, necesitamos entendernos más, necesitamos hablar. Eso es lo que necesitamos en este planeta: mucho más amor y mucha menos testosterona, eso es lo que necesitamos entre todos.

BeGun Ucrania 2

Organizaciones no gubernamentales:

www.novaukraine.org

www.redcross.org.ua/en/donate

www.razomforukraine.org

www.wfp.org/support-us/stories/ukraine-appeal

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.