35 años sin Ian Curtis y Joy Division
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35 años sin Ian Curtis y Joy Division

Luis J. Menéndez, Jose Carlos Peñas, Elisa A. Serrano — 10-06-2015

Las limitaciones definieron el sonido de Joy Division: al bajista Peter Hook, con su amplificador Marshall de 50 vatios, le era imposible escucharse en el local frente al estruendo de la Gibson SG de Bernard Sumner enchufada a un amplificador Vox, equipado también con una pantalla de dos altavoces de 12 pulgadas. Sumner quería un sonido saturado y agresivo, y por lo tanto necesitaba volumen. ¿Solución? Hook empezó a tocar notas agudas, definiendo para la eternidad el sonido de Joy Division (y New Order).

Por primera vez en la Historia del rock (con la excepción, quizá, de John Entwistle de The

Por primera vez en la Historia del rock (con la excepción, quizá, de John Entwistle de The Who), un bajista era protagonista en vez de comparsa. Para sacar el sonido de su copia japonesa de un Rickenbacker 4003 y su Yamaha RB 1200, Hookie reemplazó su amplificador de 50 watios por un Hiwatt Custom de 100 vatios -uno de los mejores amplificadores que se ha construido jamás- y una pantalla Vox con dos altavoces Goodmans de 18 pulgadas. El problema del volumen se había acabado, pero el bajista mantuvo y perfeccionó su estilo inconfundible.

Tan importante es Hook en el sonido de Joy Division como Stephen Morris, que ya era un excelente batería cuando se incorporó a la banda, con su Roger con bombo de 22 pulgadas y hasta seis timbales -que utilizaba mucho-, caja Gretch y platos Zildjan. Su estilo adquirió tintes de futurismo distópico cuando añadió sendos parches electrónicos Simmonds 2 y Synare 3 (que podemos escuchar en “She´s Lost Control”). Morris también manejaba una caja de ritmos Boss Dr 55 y sus patrones tan imaginativos como sobrios le hicieron ser comparado con una caja de ritmos humana. Su revolucionario estilo le convertiría, también con New Order, en uno de los grandes baterías de todos los tiempos.

Las guitarras primitivas e hirientes de Bernard Sumner no han tenido tan buena prensa, aunque su contribución fuera esencial. Además de la mencionada SG standard, que ha mantenido hasta nuestros días con New Order, Sumner añadió una Shergold Masquerader y una Vox Phantom (que utiliza Curtis en el vídeo de “Love Will Tear Us Apart"), guitarras británicas hoy raras. Fue él quien introdujo progresivamente sonidos de sintetizador: cacharros primitivos, fascinantes (y obviamente analógicos) como el ARP OMNI 2 que escuchamos en “Isolation”, “Decades” o el Powertran Trascendent 2000. Esta experimentación incipiente culminó en “Love Will Tear Us Apart” y precedió la explosión de creatividad electrónica de New Order.

En cuanto a su manera de cantar, Curtis pasó del primitivismo punk de Warsaw al tono barítono deudor de Jim Morrison e Iggy Pop, elemento atemporal que ha sido imitado mucho, de Interpol a Editors o The Twilight Sad.

Con todo, lo paradójico del sonido de Joy Division, -brutalmente crudo en directo, como podemos comprobar en las grabaciones que nos han llegado- es que fue el productor Martin Hannett –al que Tony Wilson calificó cariñosamente de drogadicto lunático- quien añadió esa inquietante atmósfera gélida y futurista, mediante técnicas de estudio marcianas –como la utilización extensiva del AMS Digital Delay que él mismo había contribuido a crear o la grabación de la batería con cada elemento por separado o en el tejado del estudio- en “Unknown Pleasures”.

A día de hoy, Sumner y Hook odian el resultado porque no se reconocen. Morris discrepa, pese a que sufrió a Hannett como ninguno. Es una de las escenas más divertidas y reveladoras de “24 Hour Party People”.

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