Lapalux
Lógico que el gran Flying Lotus flipara cuando escuchó a Lapalux y le fichase para su sello Brainfeeder. El bueno de Stuard Howard consigue transportarnos a estancias en las que la ensoñación ambiental, cinemática, bella, líquida y sensible, es lo que manda. No en vano todo está hecho desde un lugar virtual, siempre brumoso, situado entre el sueño y la vigilia en el que todo puede suceder.