El gallego Xavier Valiño es de esos concienzudos escribas que convierten en investigación sociológica casi todo lo que tocan. No se conforma, y ese es uno de los grandes placeres de leer sus obras, con quedarse en la superficie. Profundiza, investiga, se informa y re informa. Estudia todos y cada uno de los recovecos de lo que quiere escribir y luego lo plasma con sencillez en negro sobre blanco. Un buen ejemplo de ello es "Veneno en dosis camufladas (La censura en los discos de pop-rock durante el franquismo)", una magna obra, al alcance de muy pocos y en el que muestra su gran valor como musicólogo.
Le gustan a Valiño este tipo de libros variados, y aunque su anterior volumen editado por 66rpm gira alrededor de Elvis Costello, los libros y artículos plurales son una constante de su producción. Para la ocasión se concentra en las portadas, algo que muchos pueden considerar incluso banal a la hora de hablar de un disco, opinión esta que probablemente variará al leer este La cara oculta de la luna. Con un tamaño de edición que sin llegar al ser el de un LP sí recuerda mucho a él, el autor se mueve entre 50 imágenes que él considera, por supuesto de manera totalmente subjetiva, esenciales en esto de los “envoltorios musicales”. Sería fácil, como siempre en este tipo de obras, empezar a hablar de los que no están, pero probablemente sería perder el tiempo. Porque los que están merecen sin duda su presencia y además aportan una variedad de registros innegables que amenizan la obra. Vamos, que Valiño consigue hablarnos desde portadas cuyo valor está en el diseño a otras que tienen su mérito en la historia que esconden, en una simple anécdota o en su importancia seminal para futuras obras. Eso lo hace tan ameno como interesante hecho que hace prácticamente imposible arrepentirse de su compra.
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