Excelente nivel en el Villa de Bilbao 2015 en sus tres modalidades
Especiales / Concurso Villa De Bilbao

Excelente nivel en el Villa de Bilbao 2015 en sus tres modalidades

Josetxo Rio-Rojo, Unai Endemaño y Martin Ochoa — 18-11-2015
Empresa — Ayuntamiento de Bilbao
Fotografía — Rafa Robledo y Unai Endemaño

23 bandas de entre las más de 450 presentadas en la categoría Pop-Rock de la 27ª Edición del Concurso Villa de Bilbao defendieron sus postulados en las semifinales que tuvieron lugar entre mediados de septiembre y finales de octubre. 23 bandas repartidas entre las diez procedentes de Bizkaia, las cuatro de Madrid, las dos de Gipuzkoa, y una respectivamente de Francia, Badajoz, Asturias, Barcelona, Alicante, Nafarroa y Zaragoza, de entre las que tres fueron las elegidas para defender una final, celebrada el sábado 14 de noviembre, con un nivel más que elevado.

Porque elevar el nivel es otorgar el primer puesto a los catalanes Opatov (en

Porque elevar el nivel es otorgar el primer puesto a los catalanes Opatov (en la foto). Como si ellos mismos hubieran sido conscientes de su calidad de favoritos desde el mismo momento en que subieron al escenario del Bilborock en su correspondiente semifinal, supieron encarar la final con un set perfectamente pensado y ejecutado, en el que su psicodelia extraída directamente de la savia que complementó el garage y el rock’n’roll alcanzó cotas de hipnótica repetición a base de riffs, guitarras, notas sintetizadas, saxos y trompetas descabalgados y voces en cacofónica reverberación. Sin dejar de mirar cara a cara a los 80 en algunas ocasiones, invitaban al baile narcótico, sostenido ya sea en ritmos deudores del kraut ya sea en la locura del ruidismo. Opatov suenan a muchas cosas ya conocidas, y todas suenan bien, a pesar de una juventud que a su vez trae el descaro de la confianza y la personalidad. Y mantener el nivel es otorgar el segundo lugar a las alicantinas Rosy Finch, dos chicas aferradas a guitarra y bajo y un compañero en las baquetas que alcanzaba golpes y cadencias simplemente espectaculares. Igualmente muy conscientes de la final, adaptaron desde presencia escénica a oferta ruidista, y volvieron a conseguir los golpes de pura contundencia que atesoran. Cierto que sus canciones suelen adolecer de estructuras melódicas, pero ello no resta un ápice de la agonía riot grrrl que las recorre, entre exabruptos punk y grunge, guiños a Sonic Youth y una fuerza bruta engalanada con ciertas pinceladas góticas. Y cerrar la tríada finalista con nivel es hacerlo con el tercer lugar de los zaragozanos The Fire Tornados, gente que atesora canciones con la personalidad de las que son capaces de quedarse en el oyente. Su batidora de fuzz y garage, ritmos negros, guiños a Led Zeppelín o a Jack White y pellizcos melódicos adquiere por momentos la categoría de imbatible, y más en un set en el que se ofrecieron mucho más distendidos, compactos, directos, gozosamente sucios e incisivos que en su correspondiente primer pase hace semanas.

En definitiva, tres estupendos ganadores (sí, los tres), que no lo hubieran sido de no acontecer anteriormente el mes y medio de actuaciones semanales que vamos a tratar de resumir lo más certeramente que seamos capaces.

+ 1ª Semifinal (17/09): la ausencia de uno de los grupos que a priori levantaba mayor expectación, los gallegos Puma Pumku, aún con más sombras que claros, dejaba en manos de los bizkaitarras Unclose y los madrileños Yakuzas la jornada de apertura. Los primeros ciñeron su cierta épica de corte after-punk a ritmos pregrabados que se acercaba a los recorridos de baile electrónico que ya transitaran como guía The Cure, y los segundos defendieron la bandera de su barrio, Chamberí, con riffs garageros, miradas al punk propio de los 80 y chulería nacida de los pantalones vaqueros de Burning.

+ 2ª Semifinal (18/09): con el fin de fiesta de la actuación como invitados de los siempre efectivos y refrescantes Munlet, entre el glam y el electro-rock, abrieron el único viernes de semifinales los madrileños Mechanik, a lomos de su psicodelia de corte ambiental, instrumental, etérea y progresiva, buscando el hipnotismo propio de las dinámicas repetitivas del krautrock. Y por momentos, lo consiguieron. Los locales Nazca claramente fijaban sus ojos en ese pop juvenil y comercial que arrasa festivales de la mano de supersubmarinos e izales, y seguramente se notó aún su escaso tiempo recorrido como banda. Y los franceses Bloom defendieron con energía su mezcla de electrónica y pop, buscando el baile sin olvidar la melodía, pero con una escasa presencia precisamente de lo fundamental en esos menesteres, canciones.

+ 3ª Semifinal (24/09): tal vez los dos caminos por los que transitan los pacenses Supertennis lleven un poco al despiste, y resultaron mucho más dinámicos y emocionales cuando se enfrascaron en rodajas pop de filiación garagera y mod que cuando lo hicieron con los aires indies de esa actualidad tan repetitiva. Los bizkaitarras Eratu hicieron debutar el euskera en el Villa arropado por el fragor del hardcore y punk, en ocasiones cercano a las correrías melódicas americanas, y sin mucha novedad, mientras que los también locales Aizkorak Zorroztu, que sustituían a última hora a los caídos Peepall, de Madrid, resultaban mucho más convincentes, contundentes y complejos, y sin abandonar el metal o el hardcore bruto, pasearon por el ruidismo y el punk de corte experimental.

+ 4ª Semifinal (01/10): quienes a la postre se han llevado buena parte de los premios locales, incluido el premio especial del jurado, los bilbaínos Mud Candies, sonaron así, frescos y acústicos para una propuesta con aires aparentemente inocentes pero bien plantados entre el country y el bluegrass, y tamizados de swing y vistazos rítmicos hasta a los años 20, con la mente abierta y nada purista. Los gijonenses Noise ‘n’ Confusion tienen buenas canciones (algunas muy buenas) entre el pop de guitarras, el power pop y demás adscripciones poperas, del jangle australiano a los ritmos americanos, pero su concierto, con algunos problemas técnicos, fue perdiendo fuelle y quedó cuando menos deslavazado. Por su parte, la banda de Markina The Owl Project cerró jornada con su particular mezcla de rock orgánico con tendencia a la épica y parafernalia tecnológica y electrónica, ofreciendo un concierto muy serio dentro de su propuesta, de mayor cercanía emocional en cuanto a intenciones a Muse o Depeche Mode que a unos Belako con quienes se les identifica.

+ 5ª Semifinal (08/10): compartiendo cartel con los a la postre vencedores Opatov, el bilbaíno Ubriel defendió en solitario su disco “Ave Fénix”, alternando entre el pop reflexivo, opaco e hipnótico y las explosiones de distorsión, efectos y ruidismos varios, alcanzando altas cotas de intensidad para unas canciones que la piden a gritos. Por su parte, el pop de los madrileños Bluestain se antojó demasiado plano a pesar de sus guiños melódicos al folk californiano o al neoyorquino vía años 60, y tal vez ciertos aires inocentes llegaban a emparejarlo con los ambientes creados por Jack Johnson.

+ 6ª Semifinal (15/10): las subcampeonas Rosy Finch acompañaron en el cartel a dos propuestas completamente distintas. El inglés asentado en Bilbao Adam Giles Levy defendió sus, algunas excelentes, canciones en solitario acompañado de sus guitarras acústicas y toda una pedalera destinada a crear efectos sonoros y percusivos, además de acompañar a una voz más que notable, para conseguir un set prácticamente ejemplar dentro de sus postulados. Postulados que los guipuzcoanos Pelax eta Cowboy’s Orchestra tienen claramente asentado en el ambiente de gaztetxes que incluso reivindican en camisetas uniformadas, y que ofrecieron en una mezcla excesivamente dispersa estilísticamente, yendo desde el rock americano más festivo al hard o el stoner.

+ 7ª Semifinal (22/10): los donostiarras Ghost Number & His Tipsy Gypsies son de eso grupos que llenan el escenario como sacados de otra época, por imagen, música y disposición. Y así, extrayendo las notas del bluegrass o el rock&roll primitivo más americano, pudieron acercarse por momentos a las famosas músicas de los gitanos del este europeo. Si algún grupo pudo estar bastante cercano a la final sin conseguirla este debería ser sin duda Baywaves. Los madrileños ofrecieron un tarro de puras esencias psicodélicas en su vertiente más pop, y cabalgando sobre largos desarrollos derivaron hacia una lisergia entre el baile y la contemplación, dejando con excelentes sensaciones de cara a su futuro. Y los bilbaínos Diana Lagarto desfilaron por ese underground de corte casi experimental a partir del juego, superando etiquetas como hardcore, post-punk o ruidismo, con algunos de los mejores riffs de guitarra que se han escuchado en el concurso y exigiendo del oyente una actitud receptiva, propio de las propuesta singulares.

+ 8ª Semifinal (29/10): la última jornada de semifinales, además de con la participación de los que resultaron terceros clasificados, The Fire Tornados, contó con dos bandas de nuevo muy diferentes. Los únicos representantes navarros, La Red Bullet, llevaron su particular post-rock hacia campos abiertos propios de los sonidos progresivos, creando ambientes de corte casi instrumental en los que la voz a veces juega el papel de mero contrapunto, y alcanzando buenas dosis de hipnotismo. Ambientes completamente contrarios a los de la banda de Sopelana Dingos & Flamingos, que bien pudieran haber tomado parte en la sección de metal, ya que su sonido se acercó mucho más a dicho metal, al hard o al stoner que a unos aromas de rock sureño que uno creía anticipar en un principio.

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