Comprar la música de un artista significa poseer los derechos de publicación de sus canciones, lo que comporta que Warner Chappell Music sea el dueño ahora mismo de la colección completa de David Bowie, una que abarca un total de seis décadas repletas de hitos como "Heroes", "Ziggy Stardust" o "Space Oddity". Warner no ha publicado la cifra de dicha compra, pero varios informes ya han apuntado cuál ha sido el precio por el que se ha valorado dicha colección: 221 millones de euros. Un proceso que se ha llevado a cabo entre los herederos del artista británico y el sello musical durante varios meses, y no es para menos, ya que la transacción comprende un total de 26 álbumes de estudio, incluido su próximo lanzamiento póstumo "Toy" que verá la luz el próximo viernes (así como el box set "Brilliant Adventure (1992-2001)"), los dos discos de su banda Tin Machine, así como los singles únicos de bandas sonoras y el resto de sus proyectos musicales. Una colección que suma un total de más de 400 canciones.
"Todos nosotros en Warner Chappell estamos inmensamente orgullosos de que la propiedad de David Bowie nos haya elegido para cuidar uno de los catálogos más innovadores, influyentes y perdurables de la historia de la música", ha sentenciado Guy Moot, copresidente y director ejecutivo de Warner Chappell Music. Un agrado que comparte también la otra cara de la moneda: "estamos realmente complacidos de que el cuerpo musical de David Bowie esté en las manos de Warner Chappell Music Publishing y estamos seguros de que lo apreciarán y cuidarán con dignidad" ha declarado Allen Grubman en nombre de David Bowie Estate. Una venta y compra que se ha llevado a cabo a pocos días del 8 de enero, día en el que David Bowie celebraría su 75º aniversario.
Este tipo de operaciones es una dinámica cada vez más popular en los últimos años. La compra de la música de David Bowie no es más que la estela de otros artistas como Bob Dylan, Neil Young o Red Hot Chili Peppers, quienes los últimos meses han vendido su colección a diversas empresas de la industria musical tales como Universal Music. Y no es algo sorprendente, sino más bien comprensible. Los sellos musicales se lanzan ahora a asegurar sus beneficios tras una situación crítica debido a la pandemia, y los catálogos de artistas son una compra más que rentable a corto y largo plazo.
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