La esencia del grupo es definir ese exquisito trato de la melodía que deriva en canciones como, Huesos secos, Después, el incendio y ahora Presagios. Sonido cristalino y delicadeza de unas directrices estilísticas que beben directamente de la nueva ola ochentera y de bandas ajenas a modas y tendencias, y que, en cualquier caso, encajan con las voces (Carlos y Koldo) con las guitarras descriptivas y certeras marca de la casa.
Canciones de tres minutos repletas de melodías incandescentes, pop de altos vuelos, preciosista y dotado de un fulgor melódico y armónico hacen de Viaje a Sidney, la última esperanza del pop en español acercándose de igual manera a Los Brincos a los primeros Nacha Pop o a The Go Betweens.
Presagios es una canción que habla simplemente de relaciones imposibles, relaciones tóxicas, ni más ni menos. De gente de la que queremos alejarnos, pero no somos capaces.
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