Trazos de psicodelia, dream pop, vhs y esos claroscuros en cuerpo y alma que rememoran a Cocteau Twins o más cerca en el tiempo a Broadcast. No sé a quien matar (Casa Maracas, 2020) podrían ser los cantos de sirena que acompañan este periodo de hastío vital que vivimos pero también la música que suene cuando todo sea un recuerdo. Pese a sus referencias pasadas preferimos pensar en No sé a quién matar como el futuro, como la respuesta a ese disyuntiva que hoy nos aflige. Es viernes 13 y sí, No sé a quién matar.
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