Yellow Big Machine, Cuando El Amarillo Quema
Entrevistas / Yellow Big Machine

Yellow Big Machine, Cuando El Amarillo Quema

Josetxo Río Rojo — 29-04-2014
Fotografía — Andrea o0

Los bilbaínos publican “Here comes the big fun”, la espléndida confirmación para una banda que mezcla energía, distorsión y melodías a partes iguales en canciones que nunca son lo que parecen.

Cuando una canción nunca parece lo que es, cuando es capaz de jugar con el oyente, y aún así, conservar el poder de la seducción, es cuando podemos decir que lo escuchado tiene personalidad propia. Los bilbaínos no abandonan del todo sus coordenadas hardcore y punk, pero las dotan de una luminosidad pop que ciega tanto como el color de su nombre y su disco, “Here comes the big fun” (Fiebre Amarilla Records, 14).

Tras vuestro primer I’m searching for friends (2009) hubo que esperar cuatro años para el EP UPI-APA.  Y ahora, apenas un año después, llega Here comes the big fun. ¿Cómo lo acotáis en tiempo y personalidad respecto a los anteriores? ¿Por qué aquel parón? ¿Es la continuación lógica de UPI-APA?
I’m searching for friends al ser nuestro primer disco fue el más fiel al sonido noventero que tanto nos gustaba, el que bebía directamente de nuestras influencias y, por lo tanto, el menos parecido a lo que es la Yellow de hoy. Por alguna parte había que empezar. Después de sacar ese disco hubo un parón muy grande dentro del grupo, Roberto (batería) se marchó a México y Álvaro (líder y voz) a Estados Unidos. Cuando volvieron estuvimos tocándolo durante casi un año más porque a penas lo habíamos podido defender en directo, hasta que se nos quedó viejo. El UPI-APA fue un soplo de aire fresco, una evolución natural, más personalizada y más afín a Here comes the big fun. En ese EP conseguimos pulir las esquinas que poco después nos han llevado a hacer este último disco, era una especie de preludio de lo que vendría. Luego el resultado de Here comes the Big Fun ha sido sorprendente, como una especie de vomito de las muchas cosas que queríamos decir y que teníamos guardadas.

Aunque en canciones como It’s Ok!!! uno ya podía intuirlo entre tanta urgencia de reminiscencia punk y hardcore, en UPI-APA irrumpía luminosa la melodía pop (Under the rainside, By my side) entre el fragor, y ya en el nuevo disco campa a sus anchas, sobre todo en la primera parte del mismo, y os marcáis un caramelito como Man on the roof. ¿Es buscado, sentís que ahora prima el pop aún estando acompañado de distorsión?
Hemos intentado combinar ambas cosas sin deshacernos de ese lado tan salvaje que tanto nos gusta. No ha sido intencionado, nos ha salido así. Los temas están mejor estructurados en general, son más sinceros y más melódicos. Es resultado del tiempo que llevamos tocando. Siempre hemos sido fans de las melodías pegadizas y las voces dulces y en Here comes the big fun hemos acudido al rescate de las mismas, aquellas melodías que tan difuminadas estaban en el primer disco.

Un claro ejemplo es I love it. Tanto en el disco, y más en directo, me hace recordar aquel maravilloso primer disco de Sugar, y encuentro en la carrera de Bob Mould, desde el golpe directo de Hüsker Dü a las melodías de Sugar y en solitario, un parangón con vuestra evolución. ¿Le reconocéis como influencia? 
Siempre fuimos más de Lou Barlow y de Sebadoh, pero Bob Mould, tanto en Hüsker Dü como en Sugar, son también influencias importantes en general, pero no hemos bebido mucho de ahí. Puede ser una casualidad.

¿Hasta qué punto nombrar directamente a alguien en una canción (The High The Low: Fugazi!!!) deja una marca? Recuerdo comentar a un amigo que iba a ir a veros, y me respondió, ¿son los de Fugazzi, no?
Jajaja. En el primer disco se nos veía mucho el plumero y siendo tan evidentes decidimos incluir el nombre de FUGAZZI en el título de esa canción. Es un grupo importante para nosotros en todos los sentidos, tanto en el sonido como en su filosofía de funcionamiento. No teníamos nada que ocultar, nunca hemos tenido problemas para reconocer de donde vienen las cosas. Ha seguido dejando su marca,  ahora bien, no nos hemos encasillado. Si te acercas a uno de nuestros conciertos verás que hemos evolucionado. Ahora sería algo así como: ¿estos eran los de Fugazzi, no?

Y ahora os marcáis un Bruce Springsteen is gonna break your soul capaz de quebrar el alma. ¿Os la rompió u os la rompe ahora con lo que hace?
Jajajaja. Bruce Springsteen siempre ha causado su controversia. Están sus fans incondicionales que se arrodillan ante todo lo que hace y lo cierto es que te guste más o menos, sigue siendo capaz de romperte el alma. A algunos se la deja bien jodida. Discos como Born to Run, Nebraska o The Wild, the Innocent & the E Street Shuffle y otros, han sido muy importantes en la historia de la música norteamericana. Esos discos siguen rompiendo el alma de muchos  y de alguna forma también ensombrecen mucho sus últimos trabajos.  A nosotros en concreto no nos rompe el alma, no es para tanto, pero hemos usado su imagen icónica en la canción.

Una de vuestras señas de identidad son los numerosos cambios y roturas de ritmo dentro de cada canción, que hace que uno espere sorpresas a cada segundo. ¿Huís del planteamiento lineal? Pareciera que tenéis muchas cosas que decir incluso en cada canción individualmente.
Nos alegra que te fijes en eso. No nos gustan las canciones lineales, aunque sean más asequibles para el oído de quien las escucha. Nos gustan las digresiones, poder juntar muchos estilos en una misma canción, experimentar y sorprendernos todo lo que podamos. Hace que todo sea más emocionante y jodidamente divertido de tocar.

Álvaro firma las letras y toda la banda la música, pero, ¿cómo encaráis el proceso de composición?
Llevamos siete años tocando juntos y se nota. Las canciones salen de forma muy natural e intuitiva. Si alguien viene con alguna idea enseguida somos capaces de darle forma entre todos, sin casi tener que ordenar demasiado las cosas. Es lo cojonudo del grupo, por otro lado, si uno de nosotros falta no hay Yellow Big Machine. En las estructuras participa todo el grupo. Álvaro se ocupa de las letras y la melodía vocal de las canciones, pero ahora con este disco también Pablo y Sergio han intervenido mucho con los coros y las voces.

Lo digo porque musicalmente ofrecéis un bajo que incluso lleva el peso de las melodías, espectaculares juegos de guitarras respondiendo entre ellas a limpieza y distorsión, y luego esa mala bestia de Roberto a la batería. Cuatro elementos imprescindibles para dotar de personalidad a YBM pero que a la vez remiten a mucha de la música hecha en los 90.
Nuestra historia es como la de muchos otros: cuatro amigos que escuchan mucha música y quieren montar un grupo. La historia de cuatro autodidactas que montan un grupo y aprenden a tocar sobre la marcha. Con el tiempo hemos empastado todos muy bien, y cada uno le ha sacado partido a su instrumento. Siempre hemos sido autodidactas, y eso significa echarle ganas, poner mucha pasión en lo que tocas, por eso al final encuentras algo especial dentro de Yellow. Te remite a los noventa porque es la música que escuchábamos cuando empezamos, la que queríamos tocar; en los noventa soñábamos con montar un grupo así algún día.

¿Cansan las comparaciones con Sonic Youth, Pavement, Dinosaur Jr, Yo La Tengo,…? Estos últimos haciendo todavía enormes discos, pero, ¿qué grupos de ahora mismo os interesan?
Esas comparaciones nunca cansan y siguen presentes en nuestra música aunque ya no escuchemos tanto como antes a esas bandas. Estaría bien que con el tiempo, a la gente no le vinieran directamente justo esos grupos a la mente, cuando hablan de nosotros, pero creo que es algo irremediable. Poco a poco esas influencias deberían ir difuminándose hasta hacerse prácticamente irreconocibles, eso sería lo más natural. De ahora nos gusta mucho The Oh Sees, Eddy Current Suppression Ring,  Boomgates, Ty Segall, The Mantles, Parquet Courts, Belako, Gringo, WA Standard,  Lotus Plaza, Kurt Vile, Ariel’s Pink Haunted Graffiti, Grinderman, Father John Misty, Blitzen Trapper, los Dirtbombs, y también lo último de Brian Jonestown Massacre, Polvo, Nick Cave, OFF! o The Clean.

Comenzasteis con Paco Loco y ahora os habéis refugiado en vuestro entorno más cercano, con Aingeru Malaxetxebarria. ¿Qué diferencias veis entre los dos, cómo ha sido el proceso de grabación de Here comes the big fun?
Tanto Paco como Aingeru supieron entender el disco que queríamos hacer. Con los dos vivimos una grabación interesante y divertida, y quedamos muy contentos. La diferencia entre uno y otro es el contexto. Hace un año que hicimos una apuesta firme por la autoproducción, y comenzamos a preparar el disco. Aingeru comparte local con nosotros y ha vivido todo nuestro proceso de cerca. Nos escucha, nos conoce, nos intuye, lo sabe todo sobre nosotros. Aingeru está cerca todo el rato. Le dijimos que queríamos grabar el disco en navidades, y nos dijo que nos íbamos al monte, a un pueblo que se llama Zaloa, a las faldas del Gorbea. Consiguió un baserri de dos buenos amigos y lo convertimos en un estudio de grabación. Allí pasamos toda la navidad muy a gusto. Eso ha sido lo principal, hemos grabado este disco muy a gusto. Con Aingeru la confianza es total y nos dimos tiempo para disfrutar de cada parte, además de casi dos toneladas de leña para no pasar frío.

En torno a Aingeru ha nacido, aunque sea medio en broma medio en serio, el Larraskitu Sound. Y vosotros, siendo jóvenes, sois la punta de lanza, los, ejem, hermanos mayores. ¿Tiene entidad, os gusta la idea de crear una pequeña escena con muchos puntos de intersección?
Nos encanta la idea, de hecho se está gestando ya. Será un hecho cuando la gente lo constate. La entidad es Aingeru en sí mismo, que es el nexo de unión. Aingeru tiene ese carisma y esa fuerza, es capaz de aglutinar a su alrededor. Medio en broma, medio en serio, pero de repente nos ha juntado ahí, estamos bajo su manto protector y a nosotros nos parece una gran idea. Creemos que los grupos deben ayudarse unos a otros, apoyarse. Este es nuestro mensaje de hermanos mayores (jeje) de momento juntos hemos ido sumando cosas que no hubiéramos conseguido por separado. Veremos cómo evoluciona Larraskitu Sound, aunque este tipo de etiquetas ya se sabe…

Un aspecto de agradecer desde el punto de vista del seguidor es cómo cuidáis la estética y concepto de vuestros discos. Desde el juego con la masonería hasta los amarillos sobre piedras vaporosas…, dando un aire casi esotérico. ¿Lo creáis vosotros, tenéis ayuda? ¿Creéis que cuidar los discos hasta esos detalles es la puerta para que el comprador evite la descarga digital y quiera tenerlos físicamente?
Nos gusta que nuestro disco sea una experiencia para todos los sentidos. Cuidamos la estética como cuidamos el sonido. Pero no lo hemos hecho solos, contamos con la ayuda de Andrea o0 de Curruscu. Curruscu no es un apellido, es una empresa que trabaja la imagen audiovisual (www.curruscu.com). Andrea está con nosotros desde el principio, desde la portada de la maqueta. Hemos crecido juntos. Digamos que nosotros hacemos el disco desnudos y ella nos viste. Nos hizo masones en el E.P. y ahora lo ha bañado todo en amarillo. Nos gusta hacer las cosas bien, y Andrea nos da herramientas para defender nuestro disco en lo estético y en lo mediático. La idea del videojuego también es de ella, este videojuego basado en la portada que tenías que pasarte para escuchar el single del disco, fue cosa suya, lo desarrolló junto con marbelhouse.es. La idea es que Yellow no te deje indiferente. En cuanto a la descarga, nos parece genial, descárgate nuestro disco, escúchalo, pero queremos que cuando vengas a vernos tocar y veas el disco te lo quieras llevar, por supuesto.

¿Para cuándo un crowdfunding para comprarle un casco a Roberto? Joder, esos cabezazos tienen pinta de doler…
jajaja ese tiene la cabeza muy dura. Más nos preocupa la batería, pobre, el crowdfunding sería para una batería nueva. Para eso, o para un abogado por si Rober le salta -sin querer- el ojo a alguien.  No es mal chaval, no lo es, pero no sabemos que le pasa cuando toca. Esperemos que no se esté drogando a nuestras espaldas.

 

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