Viva la república

Tanto o más glamurosos que las pelucas de Versalles, Louis XIV, la banda de San Diego que recupera el glam para el rock y que ha seducido con su primer trabajo, “The Best Little Secrets Are Kept” (Atlantic/Dro), a toda la Costa Oeste norteamericana, desembarca por fin en Europa. ¿Su secreto? Guardado, cómo no.

Ponerle el nombre del rey con el que comenzó la decadencia y la depravación de la alta nobleza francesa en el siglo XVII a tu banda se antoja cuanto menos provocativo. Si añadimos una portada de marcado carácter erótico y unas letras a ratos sexualmente bastante explícitas ya tenemos asegurada la pegatinita de “Parental Advisory” en algunos lugares del planeta, aunque Brian Karscig (guitarra y vocalista) nos cuente por teléfono otra historia mucho más mundana al respecto. “Todo el mundo piensa que vivo como un rey o me creo el rey del sexo o algo así pero realmente no tiene nada que ver, sólo es un nombre que surgió de un riff increíble cuando grabamos en Francia, un riff de categoría superior, real”. Louis XIV, el Rey Sol, ¿también aspiráis a convertiros en los reyes del rock? Con la excusa de que ha pasado un tren y no ha escuchado mi pregunta cambia de tema. Pasamos a hablar de la cuestión provocativa, de su actitud, del empacho de glam lascivo del que hacen gala.

 “Creo que se trata más bien de una actitud sexy. Escribimos sobre nuestro estado de ánimo. Lo que no te diré es si es el resultado de una importante carencia de sexo o todo lo contrario, demasiado”. Apostaría por lo primero si tengo que extraerlo de sus comentarios off the record acerca de los inicios de la banda, pero lo dejaremos en el aire y mejor nos centraremos en su música, esa misma que corta y pega directamente de T-Rex, esa que parafrasea a David Bowie y esa que sobrevuela tanto a los Rolling como a los Stooges. “Creo que tenemos muchas influencias musicales y nos encantan los que has nombrado pero no creo que comenzáramos con la intención de parecernos a ellos. Es sólo que cuando escuchas a ciertas bandas por mucho tiempo algunas cosas surgen de manera subconsciente en la composición”. De una forma u otra, llevan todo el año girando con The Killers y Hot Hot Heat y parece que no se les ha pegado nada (menos mal), aunque tampoco se han contagiado de su última obsesión musical, según me revelan, The Arcade Fire. En cualquier caso en Estados Unidos su ascenso ha sido meteórico y su repercusión mediática sorprendente, en parte gracias a la promoción de Atlantic. Indago sobre hasta qué punto han conseguido mantener su independencia. “Hemos tenido varias ofertas, pero en la mayoría nos exigían grabar con un determinado productor o que hiciéramos algunos cambios, por lo que simplemente las rechazábamos. En Atlantic, desde el principio, nos dijeron que no pedirían ningún cambio y que sólo estarían ahí para apoyar lo que hacíamos. No sacrificaría mi libertad creativa por estar en absolutamente ningún sello”. Una suerte para ellos y un buen negocio para Atlantic, por lo menos en Estados Unidos. El disco ha sido grabado y mezclado por su vocalista, Jason Hill, y el propio Brian en su estudio casero analógico, que funciona aún con cintas de dos pulgadas y dieciséis pistas, lo que les permite ofrecer ese sonido retro y garage. Por eso mismo, por lo revivalista de su propuesta, ya se les agrupa junto a otras bandas que nada tiene que ver como Kaiser Chiefs o The Futureheads. “No lo entiendo. No entiendo la actitud de los británicos con nosotros. Sé que el NME ha escrito cosas buenas de nosotros, pero yo no creo que pertenezcamos a la escena que existe allí ahora. Una de las razones por la cual nos están prestando atención es porque somos únicos. Somos una banda de rock con guitarras, pasamos del revival ochentero de los tecladitos”. Lo dicho, provocativos, diferentes y divertidos, una banda vitaminada con toques de glam y la suficiente energía para satisfacernos mientras esperamos que Enrique VIII o Charles De Gaulle presenten sus álbumes de debut.