"Esa sensación de que no tienes que esperarte a tener diez, once o doce canciones es fantástica”
Entrevistas / Tórtel

"Esa sensación de que no tienes que esperarte a tener diez, once o doce canciones es fantástica”

José de Montfort — 26-11-2020
Fotografía — Archivo

Hace varios meses que volví a tener noticias de Jorge Pérez, alma mater de Tórtel. La pandemia nos había dejado, supongo que como a todo el mundo, ciertamente aislados. Sin embargo, retomamos el contacto a la vuelta del verano. Traía noticias frescas (y con novedad doble): la publicación de su último single “Alguno de nosotros”, y la colaboración en éste de la jovencísima Luna Valle, una cantante y compositora valenciana de diecisiete años que también acaba de dar a conocer un single, avance de lo que será su gran puesta de largo, con la publicación futura de su primer disco.

Pero no nos adelantemos. Antes de “Alguno de nosotros”, Tórtel ha estado este año lanzando tres singles más: “Pirámides” (junto a Clara Vinyals), “Probablemente no” y “El puño invisible”. La idea es dejar de sacar, de momento, los discos de una vez y, por el contrario, ir compartiendo los singles, como quien lanzase miguitas al cielo volátil de los píxeles de Internet. Y no es este el único cambio, sino que Jorge ha decidido llevarse el estudio a casa. Por si se necesitaran más cambios, Tórtel va a ser papá en breve. Será su segundo hijo. Hija, en este caso: Joana.

No sé cómo sucedió, o quizá sí (la vagancia de la escritura) que hizo que comenzáramos a mandarnos audios de wasap. Al principio relacionados con la música, la composición. Las canciones. Pero pronto la realidad más acuciante: los nervios, el abatimiento de la pandemia, la incertidumbre, fueron inmiscuyéndose en nuestras notas de voz, que se han ido preñando de la luz feliz de nuestras inquietudes. Y se han ido sucediendo estas (tanto las inquietudes como las notas de voz) de manera intermitente, al capricho de la necesidad.

No, ahora que lo recuerdo (y lo reviso) fue Jorge quien comenzó con los audios con ambición de podcast (pero podría haber sido perfectamente al revés). Se ha tratado, de cualquier forma, de una conversación hipotética, por decirlo así, como si estuviésemos sentados a una mesa tranquila, tomando unas cervezas. Solo que con la distancia (más física que emocional) perimetral requerida. Pandemia obliga.

Así me he enterado de muchas cosas. De cosas técnicas. Como que Jorge/Tórtel está muy contento de poder estar grabando estos últimos temas suyos, en un estudio casero, “mano a mano con Jesús Macía”, porque nunca se ha acabado de sentir muy cómodo en los estudios. Que se ha dado cuenta de que la mezcla y la producción son también parte de la composición y que, además, grabar en casa es mucho más relajado. “Ese saber que tienes la canción ahí, pero que puedes ir dándole forma hasta el último día, hasta que la enviemos al máster; que nada tiene que quedarse así porque sí, sino que puede que el camino que hayamos escogido el primer día se convierta en un camino completamente distinto, eso es muy guay”, me confiesa Jorge en uno de sus audios.

Me cuenta, además, que está aprendiendo muchísimo con este proceso y que cree que da muy buenos resultados este sistema de trabajo (lo confirmo). Se siente muy orgulloso de estar al mando de todo, del producto final: Un producto completo, del tándem Jesús Macía-Jorge Pérez. No obstante, siempre hay momentos para la desesperación, matiza el cantante y compositor valenciano.

Un tiempo para la reflexión

Este año es un año sumamente loco, que nos está afectando a todos. También a Jorge, y así me lo confiesa. Él, además, con un nene pequeño en casa y otro de camino, siente el torbellino añadido de la infancia que empuja. Así, este tiempo de cambios sobrevenidos (y ambos estamos de acuerdo en esto) nos ha llevado hacia la interioridad, hacia el pensamiento íntimo; a que la mirada ahora se centre en el espejo en el que nos reflejamos. Y esto implica la consciencia del tiempo: “Hace nada eras un chaval y ahora ya no lo eres tanto”, reflexiona Jorge en voz alta. De esa percepción súbita surge “Algunos de nosotros”, el último single de Tórtel, en el que colabora, como decíamos, la jovencísima Luna Valle.

Dice Jorge de este tema que “habla de una cierta nostalgia hacia algunos recuerdos bonitos, que no es que se echen de menos, pero son recuerdos a los que uno vuelve se siente muy a gusto y como en paz con su yo de ahora y también a cierta luz e ilusión de que las cosas pueden ir guay”. Lo que nos lleva a la necesidad que tenemos unos de otros, de sentir ese amor, ese afecto, el cariño. “Necesitamos darlo y recibirlo”, matiza Jorge. Y es que justo en estos momentos difíciles, se hace más evidente. Es lógico, dice el artista valenciano, que “esa vena de repente como espiritual nazca en nosotros. Pero, al mismo tiempo, tampoco es un pensamiento ingenuo, porque es necesario saber en qué lado estás y quiénes son esos nosotros, quiénes somos. Es necesario saber con quién contamos. De qué formas parte”. Esto lo evidencia la letra de la canción, cuando dice: “estamos empujando desde abajo, no basta con verlo, queremos guardarlo”. Porque los que estamos aquí abajo tenemos que empujar, “tenemos que ser conscientes de que luchamos, de que nos apoyamos y que vamos a conseguir cosas que también nos merecemos”, concluye Jorge.

Atesorar la memoria: La ingrata felicidad instantánea del mundo líquido

Otra de las cosas de las que nos hemos dado cuenta estos días es de la aceleración digital que se está produciendo en el mundo, y que nos lleva a pensar en dónde quedan los recuerdos, la memoria, el trabajo creativo. Jorge cree que “queremos atesorar las cosas, guardarlas. Y que por eso también hay una mirada un pelín nostálgica ahí [en su música], de ciertas cosas que están ahí, pero también de una visión luminosa y bonita de lo que tiene que llegar”.

Por eso el músico valenciano está compartiendo las canciones que va componiendo, single a single. “Me gusta sacarlas según las grabo, esa sensación de que no tienes que esperarte a tener diez, once o doce canciones para sacar un álbum es fantástica”. Aunque, no obstante, su deseo es que esto también permanezca, por que “a mis hijos espero que les lleguen los vinilos o las cosas que yo he hecho, porque es que al final dejarle una biblioteca de mp3 o el Spotify no sé , es que dentro de veinte años no funcionará o habrá otra cosa, como ha sucedido con Myspace. Estas plataformas van y vienen, pero, mira, me gustaría que mis hijos tuvieran cosas que su padre ha hecho o incluso canciones que no eran mías, evidentemente”, nos confiesa Tortel.

En esta línea está su deseo de recopilar, en un futuro, todas las canciones en un vinilo en el que además le gustaría que hubiera canciones que no estuvieran en ningún otro sitio, inéditas, para darle todavía más valor a lo físico. Su idea es sacar una canción más y luego recogerlas todas en un vinilo. “Guardar cosas y tenerlas creo que es bonito en algunos casos”, dice Jorge, quien tampoco se confiesa fetichista, más bien al contrario. “Pero esta era del mundo digital donde no tenemos nada también me parece demasiado efímero, canciones efímeras, modas efímeras. Todo pasa demasiado rápido”. No obstante, tiene también el beneficio de que puedes compartir la canción simultáneamente al momento de haberla creado y así, “la canción está más vigente que nunca. Está todo muy caliente y antes de que se enfríe ya puedes compartirlo y eso encanta”.

"Puede que a veces [mis letras] resulten un pelín crípticas las letras, pero intento casi lo contrario: comunicar mucho más, gracias a que no escribo exactamente sobre lo que me ha pasado a mí"

Sobre sus canciones, me cuenta Jorge que intenta no ser muy explícito con las letras, porque le parece como acortar la lectura y el recorrido de la canción. Le pasa lo mismo como oyente, pues que cuando nota que le llevan demasiado de la mano, guiándole en exceso, eso le incomoda y casi siempre le aburre. Porque se ve enseguida que es una lectura tan clara que no va tener demasiadas capas. En sus temas, me dice, “puede que a veces resulten un pelín crípticas las letras, pero intento casi lo contrario: comunicar mucho más, gracias a que no escribo exactamente sobre lo que me ha pasado a mí. Así puedo hablar de sensaciones o sentimientos o cosas con las que mucha gente pueda sentirse identificada, sin haberlo vivido exactamente como yo. Me parece mucho más divertido. Y creo que eso hace que la canción no acabe de estar terminada del todo hasta que no completa con la escucha que de ella hace la gente, y eso es lo que más me mola”.

Respecto al modo de trabajo que ha venido utilizando en sus anteriores álbumes y del que se ha servido Tortel respecto a estas últimas canciones, dice que no ha cambiado mucho su forma de trabajar. Ni ahora ni antes se ha planteado un álbum temático, aunque luego se da cuenta de que lo acaba siendo. A veces se ordena la idea general a la segunda o tercera canción y Jorge descubre que hay algo que le está viniendo a la mente de forma recurrente y aparece en los temas; en otras ocasiones percibe cómo se ordena solo, pero más tarde. Ya al final, cuando el disco está completo. Por ejemplo, respecto a su primer trabajo, “Entusiasmo” (12), comenta que “ahora lo escucho y me parece muy honesto y muy sincero, para bien y para mal, con lo que tenía alrededor, las cosas que me preocupaban. Para mal me refiero también incluso en cuestiones técnicas, cómo está resuelto. Hay cosas quizá un poco naif o que están un poco manga por hombro, pero bueno, uno va aprendiendo”.

Luna Valle: Estado de alarma

Toda la reflexión sobre las diferentes sonoridades ha provocado en Jorge un creciente interés por el sonido, y esa disposición ha hecho que llegue a un punto en el que cree que puede producir o ayudar a otros a sacar lustre a sus composiciones. Me confiesa que, por una cuestión de tiempo, tampoco puede dedicarle demasiado esfuerzo o hacer todo lo que le gustaría. Pero ahí apareció Luna Valle con sus canciones, la cosa cuadró, le encantó, no había ninguna prisa y se puso a trabajar con ella y junto a Jesús Macía (ffflashback), que es la persona con la que también está arreglando y produciendo las canciones de Tórtel y, con la que, admite Jorge, “estoy consiguiendo un sonido que me flipa; él es el gran culpable de que sea así”.

Sobre ffflashback, Jorge declara que “él es técnicamente mucho más resolutivo que yo, instrumentalmente también es mucho mejor instrumentista y aparte es un tipo megacreativo, o sea es como ideal. Yo no me atrevería si no estuviera él; a producirme a mí quizá, pero producir a otros seguro que no, no tendría ese valor”.

El resultado del trabajo conjunto de ambos (aunque también han participado en la mezcla y los arreglos Jordi Sapena y Cayo Bellveser) es, además de las canciones de Tórtel, de momento, “Estado de alarma”, primer single adelanto de lo que será el disco debut de Luna Valle. Se trata de una canción sobre la que el crítico musical y escritor valenciano Rafa Cervera ha dicho que “posee el intenso poder de la adolescencia”, que es “es una canción que se mueve desplegando un hablo de incertidumbre, taciturna. Es un frasco que contiene una mezcla de esencias vitales. Es el fin de la inocencia y un primer aliento de inteligencia. El relato de una chica a punto de transformarse en mujer”. Juzguen ustedes mismos.

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