“Todavía nos gritamos, pero ya no es tan chungo”
Entrevistas / The Jesus & Mary Chain

“Todavía nos gritamos, pero ya no es tan chungo”

JC Peña — 10-04-2024

“Glasgow Eyes” (Fuzz Club Records/PopStock!, 24) es el segundo capítulo de la resurrección discográfica The Jesus & Mary Chain tras el digno Damage and Joy, publicado en el ya lejano 2017. Momento ideal para hablar con Jim, uno de los hermanos Reid.

Para toda una generación -de la que formo parte- los escoceses tuvieron el mismo impacto que The Stooges y Velvet Underground juntos. Fueron William y Jim Reid quienes devolvieron a la música de guitarras la dosis necesaria de caos y peligro, aportando brillantes melodías venenosas que serían copiadas con mayor o menor fortuna por decenas de artistas.

Su nuevo LP, grabado en el estudio de Mogwai de la ciudad de su juventud, es un trabajo raro y disperso, sin duda personal. Singles a la altura de su leyenda se codean con experimentos desconcertantes. Una llamada de toda la vida nos depara la concisa cordialidad de Jim. Su nuevo trabajo les refleja en 2024, asegura. Para lo otro, la desfasada energía juvenil del acople eterno, volvamos a los clásicos y (con suerte) su directo. Estarán en el Tomavistas de Madrid (24 y 25 de mayo).

Han pasado casi siete años desde que volvierais con nuevo material. Me pregunto si el plan original era continuar haciendo música nueva…
Sí, estamos en un grupo, y los grupos hacen discos. Lo que pasa es que tendría que haber salido antes. Empezamos a grabarlo a finales de 2019, justo antes de que llegara el Covid. Y entonces tuvimos que dejarlo aparcado un tiempo, porque empezamos a girar. Habíamos firmado un contrato con un sello (Fuzz Club) y nos dijeron que teníamos que volver al estudio. Es lo que hicimos. Volvimos al estudio y lo terminamos.

“En cierto modo hacemos música con el mismo espíritu que los músicos de jazz”

Entiendo. Y cuando dejas aparcadas las canciones durante tanto tiempo, ¿cuesta luego retomarlas?
No, no mucho. Las canciones son sólo canciones. En 2019 habíamos grabado mucho, más cosas de las que necesitábamos. Y según el disco fue progresando después, vimos cuáles funcionaban mejor que otras. Siempre es difícil grabar las canciones que tienes en la cabeza, eso es cierto. Pero no, no fue más difícil de lo normal volver al material que teníamos.

No sé si vuestra intención era hacer un disco más electrónico o experimental, o meteros en terrenos diferentes. Como poneros un reto.
No lo planteamos de esa manera. Simplemente queríamos hacer otro disco de Mary Chain. Y normalmente no planeamos de antemano cómo va a sonar, pero sí que teníamos en mente usar más sintetizadores y cajas de ritmos que en el pasado. Pero más que ponernos retos, cada vez que hacemos un disco tratamos de que sea el adecuado para nosotros en cada momento. Y así es como suenan Mary Chain en 2024. Eso es todo.

Bueno, “Automatic”, de 1989, está hecho con cajas de ritmos, lo cual era (y sigue siendo) muy raro para una banda de rock. O sea, que no debéis tener mucho problema con la tecnología aplicada a la música.
Para nada. En lo que a nosotros respecta, un sintetizador no es más que un instrumento musical. Lo mismo que otros: una guitarra, una caja de ritmos…Es una máquina que suena bien. Puedes hacer música igual de interesante con estas cosas, como con cualquier instrumento. No hay reglas. Se trata de hacer lo que te dé la gana: si coger una motosierra y cortar árboles te suena bien, pues hazlo. En los 80 Einstürzende Neubauten no usaban instrumentos sino maquinaria industrial, y eran alucinantes.

En la nota de prensa mencionas el jazz como enfoque, pero no acabo de entenderlo.
Lo que quería decir es que durante mucho tiempo el jazz nos parecía la peor música del mundo. No la pillábamos. Y en algún momento de los 90 alguien del sello nos pasó cosas de John Coltrane y Miles Davis, y nos dimos cuenta de que había toda una parte del jazz que no habíamos escuchado y a la que no habíamos dado una oportunidad. Y vimos que aunque no hubiera similitudes con lo que hacíamos nosotros en cuanto al sonido, sí que las había en la actitud, por supuesto. Nos dimos cuenta de que el jazz no estaba tan lejos de lo que hacemos. En cierta medida nosotros hacemos música con el mismo espíritu que aquellos tipos.

“La música con la que crecimos William y yo se está muriendo”

Vamos al título del disco, ”Glasgow Eyes”. ¿Tiene algún sentido concreto referido a la ciudad?
No tiene mucho significado, más allá de que nos vimos grabando el disco en Glasgow. Lo empezamos y acabamos allí. Cuarenta años después estábamos de vuelta en el sitio donde empezamos, así que pensamos en poner un título que tuviera algo que ver con Glasgow. Y luego William trajo el arte del disco, con esas imágenes que parecían la cara de alguien con los ojos jodidos. Y dijimos: “mira, los ojos de Glasgow”…No sé qué sentido tiene, simplemente lo solté en el estudio, pero sonaba bien como nombre del disco. Nos lo quedamos como título provisional, y al final nos gustó tanto que se quedó.

Por cierto, la portada mola mucho.
Estupendo, se lo diré a William.

En cuanto a Castle of Doom (estudio de Mogwai), ¿qué tiene de especial para que os metierais allí?
Bueno, ha sido la primera vez. Y fue porque nuestro manager, David, era el de Mogwai y sigue siendo muy amigo de ellos. Buscábamos un entorno agradable, porque muchos estudios son sitios horribles, y él nos sugirió que probáramos el de Mogwai, que seguro que nos iba a molar. Fuimos allí, probamos, y fue estupendo. Tony (Doogan), el ingeniero, fue fantástico. Conocemos mucho a Mogwai y nos llevamos bien. Ganamos todos, y nos funcionó bien.

Hablando de algunas canciones: el single “jamcod” tiene unos sonidos de percusión muy locos, me llamaron la atención desde el primer momento. ¿Cómo llegasteis a ellos?
Lo hicimos enredando con la frecuencia y la ecualización de la caja de ritmos de una aplicación que tengo en mi iPad. Muchos de los sintetizadores y cajas de ritmos del disco son apps que tenemos en el iPad. A ver, en el estudio usamos algunos de verdad, tienen almacenados varios Moogs. Pero ahora mismo tienes un montón de aplicaciones que son tan buenas como el sinte de verdad. Así que las usamos. Hay una caja de ritmos, DM1 o algo así, que utilizamos un montón.

“Second of June” me gusta, es muy tierna. Tiene una luz positiva.
Bueno, gracias. Mi madre se llamaba June y yo soy su segundo hijo, así que eso es lo que significa. Tiene un piano, algo que no habíamos hecho nunca. Y soy yo hablando con mi madre. No está con nosotros, murió hace mucho tiempo. En otra estrofa hablo con mi hermano. Eso es todo. Ni siquiera estoy seguro de saber qué sentido tiene. Pero en realidad no importa. Odio explicar las canciones, porque la gente debe poder entender lo que quiera. No creo que debas explicar a nadie lo que significan. Te tienen que dejar que lo decidas tú.

Estoy muy de acuerdo, pero de algo tenemos que hablar, ¿no?
Sí (risas).

También me ha llamado la atención la cantidad de referencias a bandas y músicos. Está “The Eagles and The Beatles”. Y “Lou Reid” tiene gracia. Sé que Lou Reed ha sido muy importante para vosotros.
Ese título es de William, pero es verdad que su influencia en nosotros ha sido enorme. Nosotros estábamos metidísimos en Velvet Underground, como miles de grupos. Es una de las bandas más influyentes de todos los tiempos. En cuanto a “The Eagles and The Beatles”, hablamos de cosas de los viejos tiempos, de antes de montar el grupo. En el disco hablamos de muchas cosas de antes.

“Me acojona que la IA haga canciones espantosas y a mucha gente le parezca que son suficientemente buenas”

Viendo el documental sobre los conciertos que hicisteis por Asia en 2019, me sigue llamando la atención la huella que habéis tenido en mucha gente, incluyendo músicos de todas partes. ¿Os sorprende lo influyentes que habéis sido?
Si los que lo dicen son sinceros, y espero que lo sean, es bonito. Nunca pensamos en esto sólo como negocio y entretenimiento. Siempre hemos esperado que la gente aprendiera de lo que hacíamos, que se dieran cuenta de que no es inalcanzable. Cuando éramos jóvenes oíamos muy buena música de artistas como David Bowie. Y aunque estaba muy bien, ni se te ocurría pensar en hacer algo así. Y entonces llegó el punk, y nos empezó a parecer que era música accesible. Nosotros queríamos que la gente que nos oyera probara a hacer música también.

¿Te parece que el rock, como forma de música ruidosa y desafiante, tendrá siempre su público?
Creo que la música rock se está viendo empujada al underground. Me parece que el tipo de música con la que crecimos William y yo se está muriendo. Pero siempre tendrá un público. Cuando estábamos creciendo el rock llegaba a los estadios de fútbol. Y me parece que en veinte o treinta años el rock and roll estará en clubs minúsculos. Un poco como le pasa al jazz ahora. Es en lo que se va a convertir el rock.

No podemos olvidar que a nivel de popularidad el jazz fue sustituido por el rock en los años 60.
Creo que en el futuro será una música de nicho. Siempre habrá gente que la pille, pero no tanta como en el pasado, por supuesto.

Empezáis ahora una gira enorme que celebra vuestro cuarenta aniversario. Tocaréis en Madrid en Tomavistas, en pocos meses. ¿Qué podemos esperar?
Bueno, vas a ver a The Mary Chain. Con un poco de suerte no saldrás decepcionado. Siempre tocamos música de todos los periodos del grupo. Vamos a tocar algunas de las nuevas, pero no todo el álbum nuevo. Creo que la gente quiere oír también las canciones viejas. Por eso tocamos un poco de cada disco. Personalmente, cuando voy a un bolo y sólo tocan canciones del último disco, normalmente pienso “que les den”. Yo también quiero verles tocar mis favoritas.

¿Os cuesta ahora tocar el material más ruidoso?
Vamos a tocar cosas ruidosas y otras más pop, a veces las dos juntas. Pero toquemos lo que toquemos será The Mary Chain. Si te gusta eso, te debería molar.

Por cierto, ¿cómo ha evolucionado la relación creativa con tu hermano, y en qué momento está?
Ha sido un camino pedregoso. Un poco una montaña rusa. Ahora nos llevamos mejor. Es de dominio público que rompimos a finales de los noventa, y ése fue nuestro punto más bajo. Creo que aprendimos de esa ruptura, porque fue tan caótica y horrible, que ahora sabemos ponerle un límite a nuestras discusiones. Hay una línea que no cruzamos. Y nos llevamos bien. Todavía nos gritamos, pero ya no es tan chungo.

Cuando miráis atrás, ¿estáis orgullosos de vuestro legado?
Mucho. La cosa es que un día no estarás aquí, pero los discos sí. Y nos sentimos muy bien pensando en ello. Creo que dejaremos un legado que aguantará un tiempo. Me parece que una vez nos hayamos ido, la gente seguirá escuchando a The Mary Chain. Estamos orgullosos.

La última: nuestra revista cumple treinta años este año, lo cual es también alucinante dados todos los enormes cambios que la industria ha sufrido en estas tres décadas. Cuando miras al futuro de la música, ¿qué es lo que te da esperanza y qué te da más miedo?
Lo que me llena de esperanza es que siempre va a haber pequeños inadaptados como yo y William en algún lugar agitando las cosas. Siempre va a haber gente enredando. Lo que me acojona es todo el rollo de la tecnología, con los programas de inteligencia artificial que pueden componer canciones. Me da miedo que hagan canciones espantosas y que a mucha gente les parezca que son suficientemente buenas.

 

 

 

 

 

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