“Decir que yo soy cómico sería una osadía”
EntrevistasTeo Lucadamo

“Decir que yo soy cómico sería una osadía”

Daniel Grandes — 18-05-2025
Fotografía — Adrián Cuerdo

Teo Lucadamo es hijo de alguien famoso, fue un fenómeno en TikTok, ha fichado por Universal y ha colaborado con Mucho Muchacho o Ciutat, entre otras cosas. Algunas de esas cosas parecen contrapuestas, pero quizás ese sea “El Dilema Del Rapero Blanco” (Universal, 25).

Creo que lo más adecuado siempre es empezar por el principio y, en este caso, lo primero que haces en el disco es dedicarle el proyecto a tu primo Simón. ¿Por qué? ¿Quién es Simón?
La dedicatoria a Simón aparece realmente en el puente de una de las primeras demos que finalmente no se metió en el disco. De hecho, de esa misma canción surge la melodía de “Tengo un amor”. Quería recuperar esa melodía y esa dedicatoria, fuese donde fuese, y acabó siendo en el disco. La dedicatoria a Simón representa lo importante que es para mí mi círculo cercano. Cuanto más expuesto estoy más ganas tengo de cerrar mi círculo, de trabajar y vivir con mi gente de confianza. Mi primo y yo tenemos una relación que va más allá de la hermandad, es la persona con la que más intimidad tengo.

Es muy curiosa esta forma de trabajar de la que hablas, de coger piezas de canciones para ponerlas en otras. Uno de los momentos más sorprendentes de “El Dilema del Rapero Blanco” es justamente darse cuenta de que la letra de “Buen día” es la misma de “Caramelito Freestyle”, un tema tuyo que no está en el disco.
Siempre que siento que algo merece la pena intento meterlo donde quepa. No me gusta que se queden cosas fuera, siempre intento recuperarlas de algún modo. Teníamos la base de “Buen día” y las primeras frases. Al poco tiempo hice “Caramelito Freestyle” para testear un poco la estética del proyecto. Como teníamos una base sin letra, probamos a ver cómo quedaba esta mezcla y nos dimos cuenta de que era perfecto. Al fin y al cabo en la letra de “Caramelito Freestyle” explico el dilema del rapero blanco y cómo vivo yo el proceso de hacer rap.

"La música más melódica, el folk y el pop, es algo que me interesa mucho y que quiero seguir desarrollando"

En esto que explicas hay algo de tomarse la música como un juego, algo a lo que te has aproximado mucho incluso estéticamente en los últimos singles que has publicado, utilizando Legos en tus portadas y videoclips, por ejemplo. ¿Has sentido algún cambio en tu forma de jugar ahora que has fichado por Universal?
Creo que se puede jugar siempre. Siempre se le puede dar la vuelta a la tortilla, incluso a las partes más aburridas de todo esto. Hay que intentar salirles por donde menos se lo esperan. Trabajando así la gente acaba pasándoselo mejor. Estoy notando muy buena química con el equipo del proyecto. La gente de la discográfica, del merch, de booking… Cualquier persona involucrada en la música está interesada en la novedad. Creo que eso es lo que aporto al equipo, una forma creativa de encarar las situaciones. Entre una cabeza de ratón o una cola de león, ahora mismo en Universal yo soy lo segundo. El presupuesto que tenemos para los videos no es especialmente alto y tenemos que trabajar de una forma todavía precaria. Por ejemplo, los Legos de los que me hablabas son de fans. Puse una historia pidiendo Legos para el proyecto y la gente aportó los suyos. Hemos acabado construyendo una ciudad de Legos para el disco. Siempre hay una forma creativa de encarar las limitaciones.

Actualmente parece que son artistas como Disobey, Ouineta, Ca7riel y Paco Amoroso o Yuno Miles los que generan más conversación, o al menos una más interesante ¿Por qué crees que está de moda no tomarse en serio?
Por el humor en las redes sociales. No tomarse en serio es un mecanismo de esta generación para diferenciarse de las anteriores. Tenemos nuestra propia forma de entender el sentido del humor. Nos gusta que las cosas no tengan contexto. El absurdo absoluto tiene algo que ver con la falta de esperanza. La gente de nuestra edad no tiene mucha perspectiva de futuro. Creo que eso marca mucho nuestro sentido del humor.

Rescatando el tema de las redes sociales, siento que siempre te has movido muy bien en ellas. Tu tema “Ritmo” (22) se viralizó muchísimo en Tik Tok. ¿Ha cambiado tu relación con las redes desde entonces?
Desde “Ritmo” he bajado mucho el nivel. Yo antes tenía un calendario, me ponía objetivos. Era una cosa muy amateur, pero queríamos meternos en el mundo profesional. Fue muy intenso. Ahora también es intenso, pero ya no subo prácticamente nada a Tik Tok, por ejemplo. Me da pereza. Sé que tengo a la multinacional detrás poniéndome treinta-y-cinco entrevistas para hablar del disco, así que no necesito dar la chapa en Tik Tok. Instagram realmente es mi porfolio, es mi forma de llegar a nuevos fans y hacer mi comedia. Volvería a esa intensidad si fuera necesario, pero prefiero tener mi cabeza fuera de las redes.

Hablabas ahora de Instagram como sitio en el que hacer tu comedia. Preguntarte si te consideras rapero está ya algo pasado, pero quizás no lo esté preguntarte si te consideras cómico.
Decir que yo soy cómico sería una osadía [risas]. Es cierto que es algo que me interesa y que me gustaría desarrollar. Creo que tengo el potencial. He metido comedia en mi música pero eso no me convierte en cómico. Yo escribo letras de rap pero no soy rapero. Dirijo mis videos pero no soy director. Estoy en un momento en el que me estoy profesionalizando y las etiquetas están aún por concretarse.

"Siempre voy a intentar explicar las cosas a mi manera, y si ya de paso podemos sacar unas risas, pues genial"

Al final formar parte de una generación que vive en Internet también provoca esto, que tengamos que ser un poco de todo para poder ser algo. Esa versatilidad aparece en el disco en temas como “Interludio (Un Abrazo)” que suponen un cambio de registro, más instrumental e íntimo, que puede llegar a sorprender.
En este sentido yo ya tenía el precedente de “Luisa”, un tema que me gusta tener ahí fuera porque rompe con todo lo que había hecho anteriormente. La música más melódica, el folk y el pop, es algo que me interesa mucho y que quiero seguir desarrollando. Sabía que quería tener una balada en mi disco. Roy [Borland] insistió en el potencial de “Interludio (Un Abrazo)”. Es curioso porque, para mí, este es un punto muy cómico del disco [risas]. De repente termina “Superdog” y te encuentras a un niño llorando y, cuando acaba de llorar, empieza “360” y todos a volar. Roy y yo nos descojonábamos con esta parte del disco, es pura comedia.

Ese juego de contrastes es uno de los motivos por los que tu música me recuerda a la de Tyler, The Creator. En su último disco, “Chromakopia” (24), también hay muchísimos choques de este estilo. En un tema reflexiona sobre el trauma de un padre ausente, en el siguiente vacila de que tú nunca podrás ser como él.
Tyler es un gran referente. He de decir que es una referencia indirecta, porque siempre me ha interesado muchísimo su figura pero su música no me ha interesado hasta el año pasado. Sabía que todo lo que iba haciendo molaba muchísimo, pero a nivel sonoro no me llamaba demasiado la atención. Ahora ya sí, podría considerarme fan. Es una de esas referencias que sin duda estaban ahí.

Algo que me ha gustado muchísimo del disco es que creo que habéis conseguido infiltrar la comedia en la propia producción del disco. Hay algo divertido y excéntrico en las bases. “Sabes lo que es” me parece el ejemplo perfecto.
Yo también lo veo en temas como “Llamadas”, “360” o “Interludio (Un Abrazo)”. Creo que estas canciones tienen una presencia que contrasta mucho con la elegancia y la solemnidad de ciertos momentos del disco. Esto sin duda es consecuencia del rollo que llevamos Roy y yo. Él sabe lo que me mola. Nos conocemos desde hace mucho. Esto es una expresión más de la buena química que hay entre nosotros. Tenemos muy localizados nuestros gustos.

Esa elegancia está sin duda en el tema que cierra el disco, “Te vas a curar”, junto a Ciutat. Me interesa muchísimo saber cómo nace esta colaboración que, por otro lado, me parece lo más coherente y lógico del mundo.
Nos conocimos en un concierto de Tristán hace dos años. Ahí tuvimos una primera toma de contacto, nos empezamos a seguir y poco más. En el Observatorio de ese mismo año pude ver su concierto y me encantó. Pensé que estaba guapísimo y que teníamos que colaborar sí o sí. Cuando bajaron del escenario Jordi me saludó muy efusivamente y quedó clarísimo que teníamos que hacer algo juntos. Desde entonces siempre que coincidimos me subo a cantar una canción con ellos. La colaboración en el disco era lo que estábamos esperando, una forma de hacer oficial lo nuestro.

Siempre has defendido que los artistas en el panorama nacional se toman demasiado en serio. ¿Te preocupa que alguien pueda pensar esto tras escuchar ‘El dilema del rapero blanco’?
Mi primera intención era hacer algo más parecido a lo que me gusta escuchar, sin necesidad de que tenga una comedia explícita. Pero también quería respetar mi forma de ser, mi carisma y mi sentido del humor, cosas fundamentales en mi arte. Si estoy de buen humor esto será evidente, si no lo estoy quizás estará de forma más sarcástica. Siempre voy a intentar explicar las cosas a mi manera, y si ya de paso podemos sacar unas risas, pues genial. Pero creo que la risa puede llegar a través de comentarios más oscuros. Y con esto no me refiero a comentarios políticamente incorrectos [risas]. Pero sí a hablar de sentimientos feos. Creo que estos también nos pueden sacar unas risas.

 

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