“En este proyecto hay un elemento de cambio, de transformación”
Entrevistas / Syd Depalma

“En este proyecto hay un elemento de cambio, de transformación”

Salomé Lagares — 28-02-2024
Fotografía — Palma Llopis

Milton Castellar, conocido artísticamente como Galera y como Syd dePalma, publicó el pasado año "El Lugar de Arder" (Raso Estudio, 23). Ahora vuelve con un vídeo en directo de su single “de la Isla” con una outro totalmente nueva.

El vídeo de "de la Isla" ha sido dirigido por Camila Pineda grabado en Cera13. Según el propio artista la canción trata sobre: “Encontrarse perdido, con la piel rota por todo el veneno que hemos tragado y buscar la salida en la oscuridad en un abrazo hacia un misterio que en un principio parece vacío, lleno de vicios y amargura y nos deja enmudecidos, pero con el tiempo ese abrazo se transforma en un mundo de puertas de luz y vida después de haber estado tan abajo que los pies de cualquiera nos quedaban mirando alto hay un lugar donde arder y vivir. Todo a un ritmo frenético de cambios de arriba a abajo de dentro a fuera, de la noche al día o del bien y el mal, y con los ojos llenos de tinta al dejar de llorar".

A pesar de que hacía más de tres años que no publicaba bajo ese nombre, Milton Castellar asegura que, para sacar un disco, necesitaba distanciarse de Galera. “Lo que hacía antes normalmente eran EP’s, y para un proyecto más corto no busco tanto refugiarme tras una máscara. Para crear un álbum sabía que tenía que construir un imaginario propio, y ligado a ese imaginario un personaje, que es como siento a Syd dePalma”.

"Este es un proyecto en el que el elemento central, más que un entorno, es un recorrido; hay una movilidad, un elemento de cambio, de transformación”

Como Galera ha firmado un puñado de sencillos y EP’s de electrónica conceptual e intimista, lanzamientos que le impulsaron durante su etapa nocturna, en la que actuó en solitario y como telonero de Tycho por toda la península. De su faceta de DJ y su noctambulismo poco queda, más allá de una sutil conexión estética de experiencias e influencias somatizadas a lo largo de los años. Como Syd dePalma, Castellar se da a otro tipo de maleabilidad sonora, la de un rock lisérgico y post-punk espacioso y volátil, donde todo es inflamable, aunque prenda lentamente. Así se desenvuelve “El Lugar de Arder”, su primer álbum, en el que uno “puede pensar como un paisaje abstracto… pero para mí es más como un camino, un sendero a través del cual puedes imaginarte paseando. Creo que este es un proyecto en el que el elemento central, más que un entorno, es un recorrido; hay una movilidad, un elemento de cambio, de transformación”.

Pero concebir su debut en términos espaciotemporales no es solo un recurso narrativo, sino que “también me inspira en el proceso creativo, es como una herramienta que me ayuda a colocar las canciones, a categorizarlas, o incluso a escupirlas. Cuando estás bloqueado y no te salen más de tres notas seguidas, si añades un estímulo visual es como estirar de un hilo”.

Con contadas excepciones, Castellar es compositor y productor íntegro de este largo de media hora, grabado principalmente en Berlín, donde vivió durante un tiempo. “Berlín tiene un alma muy atormentada, está como castigada, y es algo que se puede palpar. No es del todo bonita, pero tiene muchísimo espíritu”. Y este espíritu, innegablemente, se siente en todo “El Lugar de Arder”: un proyecto oscuro e indisoluble que encierra un aura espectral, casi inefable. Pero aunque los susurros paranoicos y delirantes dotan este álbum de un tono más bien inquietante, un chispazo fugaz lo ilumina momentáneamente: “el disco acabó de producirse en Granada, de donde es mi familia, y ese tipo de luz también imbuye el proyecto. Esa era la idea, poder jugar con la dualidad de tonalidades y presencias”. El entorno, para Castellar, es un determinante claro sobre su proceso artístico, y la ciudad no es más que una concreción de ello, porque “lo que vivas en un sitio no lo vas a vivir en otro. Y, de hecho, de vez en cuando está bien provocarlo, buscar otros contextos y otros inputs para obligarte a sentir de una manera diferente, a crear de una manera distinta”.

“Berlín tiene un alma muy atormentada, está como castigada, y es algo que se puede palpar. No es del todo bonita, pero tiene muchísimo espíritu”

¿Es esto lo que ha ocurrido en esta nueva etapa, entonces? No exactamente. Castellar confiesa que, aunque su manera de componer no ha cambiado, antes trabajaba más desde el instinto. Aunque ahora sigue dejándose llevar a menudo, porque hacer música, dice, es dejarse llevar siempre, se nota más estructurado, enfocado en el concepto, “con muchas referencias que canalizar, pero manteniendo una idea nítida y fija de cómo debería ser el resultado”. Estas referencias incluyen productores y artistas de vanguardia contemporáneos como Sega Bodega, Oneohtrix Point Never o el Nicolas Jaar de Against All Logic, pero también nombres como Enrique Morente o Arctic Monkeys. A pesar de, o quizá precisamente por la versatilidad de fuentes de las que bebe, Castellar ahora pone especial énfasis sobre la coherencia interna sus pistas, puesto que al confeccionar un largo es más complejo hacer encajar todas las piezas de forma natural, se esfuerza de forma casi obsesiva en alcanzar un sonido cohesivo.

Cohesión no le falta a “El Lugar de Arder”, que es un disco ideado como un todo se hace notable desde la primera escucha. En sus cimientos, sin embargo, “hay sampleos de todo tipo, desde artistas de r&b, de Beyoncé hasta Prurient, incluso de unas trompetas de una legión franquista durante un paso”. La mayoría de los fragmentos, sin embargo, son irreconocibles o descartados en el camino; el proceso de Castellar, esta vez, ha sido de pura prueba y error, y la música ha cambiado mucho: “Hay canciones que se llamaban de una manera y luego han acabado llamándose de otra. Muchas empezaron siendo instrumentales, y simplemente las guardaba como 1, 2, 3… De hecho, una de ellas se ha quedado así, como “la Uno”. Yo no compongo con una guitarra y un bolígrafo, sino que voy tocando muchas cosas, y al principio nunca sabes con qué vas a terminar”. La pista titulada “de la Isla”, por ejemplo, lleva ese nombre porque al principio incorporaba un sample de Camarón, pero fue transformándose hasta identificar a su enigmática protagonista con la figura de la isla. Un círculo perfecto.

Castellar cree bastante en lo de fluir y confiar que las cosas acaben cuadrando exactamente como él quiere. Ahora mismo, sabe que le apetece que su siguiente paso sea hacia terrenos más luminosos, “con cosas más trip-hop, más noventas de guitarras, un sonido Pavement”. No sabe del todo cómo va a llegar hasta allí, pero a uno no le cuesta convencerse de que va a conseguirlo.

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