“El revivalismo tampoco es algo que case tanto conmigo”
Entrevistas / Pleasure James & The Unsatisfied Minds

“El revivalismo tampoco es algo que case tanto conmigo”

Kepa Arbizu — 14-12-2022

"The Getaway" (Balabushka Records, 2022) se presenta como el primer episodio de un nuevo proyecto encabezado por Jaime Guerra, un álbum que aprende del rock and roll clásico para expresarlo bajo conceptos nada rígidos.

Tras dar por finiquitada su andadura los arrebatadores Screamin' George & The Hustlers, las flamígeras huellas dejadas por su guitarrista, Jaime Guerra, reviven ahora para aflorar bajo un proyecto de índole personal llamado Pleasure James & The Unsatisfied Minds. Apoyado para su grabación, que sufrió los ya por desgracia conocidos contratiempos derivados de la época pandémica, del getxotarra Alfredo Niharra (Lee Perk, The Fakeband) y los argentinos Juanito Moro y Miguel Ángel Yofre “Michi”, encargados de la baterías, su álbum debut, "The Getaway", crece entorno al rock and roll clásico para extender su ramaje más allá de la firme ortodoxia. Condimentado de diversos ambientes y ánimos, las canciones que lo forman, predominando su espíritu impetuoso, parecen rendir homenaje tanto a los próceres de este tipo de sonidos (Bo Diddley, Chuck Berry, Elvis Presley) como a sus más válidos continuadores (The Cramps, Stray Cats, Jon Spencer Blues Explosion, Dexter Romweber...). Un excitante trabajo del que conocemos más de la mano de su autor principal.

¿Cuál fue el embrión de este disco/proyecto, resultó un desencadenante el hecho de la pandemia y la reclusión que conllevó?
Creo que se trata de un disco energético, muy ligado al rock y a las guitarras. Pretende transmitir “normalidad”, nocturnidad y cierta alevosía. No es un disco de introspección, dudas vitales y existenciales en tiempos inciertos….. Dicho todo esto, para qué mentirte, si no llega a ser por la pandemia igual no estaríamos hablando de él; desde luego no en las circunstancias y en el modo en que fue cocinado.

¿Fueron escritas expresamente las canciones de cara a este disco o había ya algunas ideas guaradadas a lo largo del tiempo?
Se escribieron nuevas canciones especialmente para el proyecto, pero también se recuperaron conceptos, riffs y bosquejos de canciones inéditas que descansaban en la grabadora de mi móvil y que llevaban dormidas un tiempo. También incluso se ha recuperado alguna canción de mi anterior banda. En lo que hace relación a las letras la cosa estaría en un ochenta/veinte entre lo que se ha creado expresamente para la ocasión y lo que pudiera venir de atrás.

Cuando se terminó el proyecto Screamin' George & The Hustlers, ¿tuviste claro que vendría otro después o de alguna manera pasaste un tiempo en el que te sentiste algo huérfano y sin las ideas muy definidas?
La vida pasa muy deprisa a veces. Creo que tanto en aquel proyecto, en el que dejamos poco grabado y mucho por grabar, como después, igual dejé pasar demasiado tiempo sin darme cuenta. Y este “periodo especial” sirvió curiosamente de revulsivo creativo para mí, o al menos para esta nueva etapa.

“Si no llega a ser por la pandemia igual no estaríamos hablando de este disco”

Si más cercana, en todos los sentidos, resulta la presencia de Alfredo Niharra en el proyecto, llama más la atención que “fuiste” hasta Argentina para contar con los encargados de las baterías, Juanito Moro y Miguel Yofre “Michi” ¿cómo surge esa decisión?
Pues en realidad este disco casi nace allí. Miguel Yofré encendió la llama animándome con un certero mensaje: “Boludo tenes que grabar esos temas vuestros”. Mi respuesta fue clara: “Ahora mismo ni tengo banda, ni me puedo acercar a mi local de ensayo”. La suya, una oferta que no pude rechazar: “Dale boludo, mándame unas pistas de guitarra y yo te laburo acá las baterías”. Poco más podía hacer yo al margen de coger ese tren lento.

Ese trabajo de las baterías me resulta esencial en la transmisión de ese sentido primitivo del que hace gala el disco, ¿diste muchas pautas en ese aspecto o fue algo que ellos comprendieron rápidamente al ver las canciones?
Es un disco donde el pulso de la batería está muy presente porque el trabajo desarrollado en ese ámbito ha sido impresionante. Al principio intentas buscar que esté todo muy ajustado, tal y como lo imaginas en tu cabeza. Al inicio sí di muchas pautas, pero me atrevo a decir ahora, con la distancia del tiempo, que pudieron llegar a ser incluso confusas. Miguel tiene muchísimas bandas, instrumentos, grabaciones y experiencia a sus espaldas desde los años noventa. Asimismo Juan es un músico de grandísima experiencia y una técnica increíble. Ellos marcaron el pulso de las baterías, no hubo que marcar muchas indicaciones, supieron leer las canciones y darles lo que necesitaban, y a veces algo más. Asimismo los bajos de Alfredo son el contrapunto ideal a esas baterías, su trabajo a las cuatro cuerdas ha sido excepcional.

Y hablando de Alfredo, ¿en qué momento del proceso creativo de las canciones se incorporó decisivamente en él?
Muy pronto, cuando llegan las cuatro primeras baterías montadas sobre mi pistas de guitarra. Me doy cuenta que necesito un entorno cómodo, poca presión de tiempo y cocinar las cosas lentamente sin el reloj, ni la presión de un estudio. Pocos meses antes Alfredo acababa de editar su fantástico "Tumbleweed", recién reeditado en vinilo, y a mí me había maravillado la calidad del sonido de algo grabado en su estudio casero. Me pareció una gran idea.

“Las canciones eran unas, con una estructura y un sonido concreto, y en cada viaje las íbamos añadiendo partes”

Teniendo claro que "The Getaway" es un disco en el que laten las pulsiones clásicas del rock and roll, cuanto más se escucha más transmite un elemento diferenciador y una cascada de referencias no tan “pasadas”, ¿es un disco que rehuye de forma natural del revivalismo más estricto? ¿Entiendes ese revivalismo como una limitación a la hora de crear música?
No necesariamente... pero igual el revivalismo, o llamémosle el ejercicio de estilo canónico, tampoco es algo que case tanto conmigo. Y hay que tener en cuenta que llevamos dos décadas, las de los dos miles, donde una parte importante de la música, al menos la que más me atrae a mí, ha tirado mucho de la recreación minuciosa de sonidos, escenas musicales, de las décadas doradas del rock and roll, incluso llegando a recrear el sonido de un disco en concreto de un artista.

Justo antes de la pandemia vi a los Hodoo Gurus y con todo lo que supusieron en su momento y las etiquetas con las que les podamos definir, a mí me parecieron una gran banda de Rock, sin etiqueta, ni fecha de caducidad. Digamos que he intentado realizar mi propio ejercicio, en el que efectivamente hay una condensación de sonidos de los cincuenta, aunque no únicamente, ni tocados de una manera mimética, sino intentando añadir muchos elementos a la mezcla y todo ello sumando conceptos ajenos a la década mencionada.

No lo tengo claro, pero me da la impresión de que si mi disco contuviera cinco canciones de blues, o derivados, no se hablaría de un disco de “blues”... Igual no he conseguido lograr mi objetivo de normalizar estilos muy asociados a una escena pero dentro de un disco de rock en un sentido más amplio.

Esa diversidad, parece que encuentra sus momentos más lentos cuando decides abordar una temática de desamor, o de nostalgia, como pueden ser “Last Kiss Goodbye”o “I’ll Never Forget” ¿has buscado que la melodía o la estructura musical tenga una cierta relación con el texto?
Creo que para abordar esta clase de canciones, ellas mismas demandan este tipo de ritmos. Puede que igual aquí sí mandan las bases para el desarrollo de la canción.

Si echamos un vistazo en los créditos, en el camino que el disco ha seguido le vemos pasar hasta por tres estudios de grabación, ¿ha supuesto ese largo tránsito que las canciones hayan cambiado mucho desde su idea original que tenías en mente?
Básicamente hemos trabajado todos los formatos posibles entre aquí y Argentina, en función de dónde nacía el embrión y quién seguía el ejercicio. Algo muy interesante a nivel creativo. Pero digamos que no, las canciones eran unas, con una estructura y un sonido concreto, y en cada viaje le íbamos añadiendo partes. Por ejemplo en las guitarras, a partir de una estructura inicial, que en la mayoría de los casos incluía la parte solista, se iban añadiendo otras capas para incluir arreglos, matices etc. con los que enriquecer las canciones.

El paso final por el Submarino, donde el objetivo principal era mezclar el disco, fue más circunstancial y anecdótico. Había un par de voces pendientes y dos guitarras que podíamos haber grabado antes en Vulcano, el estudio de Alfredo, pero la apertura post pandémica dejo el proyecto un poco parado dos o tres meses, así que ya lo rematamos allí.

“Tanto con las seis cuerdas o con el micrófono soy más visceral y enérgico que técnico o virtuoso”

En este proyecto te has puesto delante del micrófono, ¿tuviste siempre claro que debías ser tú el cantante? y ¿hasta qué punto has sentido algún vértigo a la hora de tomar esa decisión? Por otra parte, ¿manejaste alguna referencia concreta sobre cómo querías que sonase tu voz o tu forma de interpretar?
Si, tuve claro que quería retomar mi labor como vocalista que se interrumpió en la época de los Hustlers. Esta vez quería que las canciones fueran mías y estuvieran cantadas por mí, aunque curiosamente he acabado metiendo dos co-escritas con Jorge.

¿Vértigo? Supongo que un poco antes de la primera sesión, pero al final opté por dejar que fuera la propia voz la que se impusiera y siguiera su camino. En cuanto a los referentes me temo, que como con la guitarra, siempre tengo en la cabeza lo más complicado, así que yo atajo por el terreno de en medio y tiro por hacerlo todo con mi “propia voz”. Con las seis cuerdas o con el micrófono es lo que tengo, soy más visceral y enérgico que técnico o virtuoso.

En el repertorio del disco nos encontramos con dos temas instrumentales, “Barrel Riding At Sunset” y “End of the Trip (Duane-Eddie)”, que además aportan mucho colorido, ¿fueron desde un inicio concebidas con la idea de ser instrumentales o eso es algo que se decide luego?
Son instrumentales puros, nacieron y se grabaron como tales. Si me pidieran ahora ponerles una letra, no sería capaz de hacerlo. ¿Quién lo decide: tú o la canción? Pues no sabría contestarte, la verdad…. Sí que es cierto que crecí escuchando muchos temas instrumentales, y ahí efectivamente se encuentra la influencia de los años 50, Link Wray, Dick Dale, Eddie Cochran los usaba mucho...

Respecto al color de cada uno, el primero es un instrumental surf con una farfisa muy tex-mex y que además contiene un desarrollo curioso. Y la que cierra el disco nació como un ejercicio melódico y saltarín muy en la onda en mi cabeza de aquellos instrumentales de Eddie, como he dicho, pero luego añadí unos cambios que resonaban en mi cabeza muy a lo Allman Brothers y pensé que aquello con un slide sonaría genial. Y ahí estaba Alfredo para darle el toque que faltaba. Es un tema que tuve claro que debía cerrar el disco incluso cuando aún estábamos a mitad de la grabación. Supongo que son cosas intuitivas. Por cierto el título es un juego de nombres con el maestro instrumental Duane Eddy.

Si un disco se abre con un titulo como “The Getaway” y se cierra con “End of the Trip”, es fácil pensar que hemos asistido a un viaje con inicio y final, ¿está concebido conceptualmente el disco bajo esa premisa?
(Risas) Pues no, no he sido tan “ambicioso” con este disco como para ofrecer un viaje, aunque ahora que lo dices podría ser un trayecto sonoro, agitado , mezclado y bastardo por las mejores músicas de rock de los años cincuenta y setenta con un sonido del 2020.

Hablando de las letras, aunque participan de los arquetipos clásicos del rock and roll, creo que tienen su propia identidad, ¿hasta qué punto son simplemente para ti un complemento para la música y cuánto hay de usar esos estándares para esconder en ellas historias personales?

No, no las considero secundarias o complemento de la música. Igual sí que entiendo que tienen que ser acordes a la música que acompañan. Y obviamente una reivindicación política y social en un tema de swing no pega tanto como una letra irónica sobre los poderes de seducción de una "femme fatale". Dicho esto en este disco encontrarás desde realismo político, experiencias personales a historias y vivencias ficcionadas en tercera persona o mini películas de tres minutos. Una vez más, mis gustos en temas de escritura también persiguen que haya variedad, no me gustan los meros ejercicios introspectivos ni viceversa.

“Esta vez quería que las canciones fueran mías y estuvieran cantadas por mí”

Entre todos los textos quizás el que suene más abierto a interpretaciones es el de “The Getaway”, ¿esta huida está relacionada con una escapatoria de la realidad, es cuestión del reflejo de una época especialmente agobiante como ésta, o es una simple metáfora del clásico “nacidos para correr” tan afín al ideario rockero?
Pues ni una cosa ni otra. Es una canción que refleja un problema enquistado durante décadas para sucesivas generaciones, que se han visto atrapados literalmente entre un sistema que se ha negado a evolucionar y a desaparecer por un lado y por otro un vecino que ha provocado un bloqueo injusto por una actuación política que ocurrió hace sesenta años, dando lugar a un castigo innecesario durante tantas décadas.

Digamos que fui testigo de la desesperanza de una generación de gente joven para quienes la única salida actual es la huida de la Isla. Así que en medio de la gestación de este disco tuve contacto con una situación muy parecida a la que relata la canción y que acabó con una “huida” en busca de un futuro, que me temo no es tan sencillo, fácil ni natural para los habitantes de aquel enclave mágico del Caribe, fuera de sus fronteras en sistemas muy capitalistas y poco humanizados.

De cara al directo, y si se puede contar, ¿tienes ya idea de girar y bajo qué formato lo harías, teniendo en cuenta esa lejanía de las percusiones y demás condicionantes?
Bueno, la grabación del disco, las circunstancias en las que se realiza y con quién se realiza es una cosa y su presentación en directo es otra. Siempre en todo el proceso tuve claro que cuando éste acabara había que montar una buena banda para defenderlo en directo. Y en eso estamos de cara a su presentación el próximo Mocker’s day el 14 de enero en la sala Fever.

Voy a contar con Jorge “Huracán” Hernández a la batería, con una trayectoria a sus espaldas tan amplia como intensa, una enciclopedia musical y un batería de largo alcance; Alberto Atauri al bajo, con quien ya toqué en Hustlers y es contundente como una roca, y por último tendremos como apoyo para guitarras rítmicas y solistas a Txus (ex Magic Teapot), que estoy seguro que abrirá el sonido y nos ayudará a llevarlo por lugares muy interesantes. La misma formación instrumental del disco, con dos guitarras bajo y batería. Aunque por los ensayos intuyo que va a ser una versión más cruda y veloz que la del álbum, llevándolo un pelín más al extremo.

También te dedicas a la crítica musical, desde la visión ahora de autor de este disco, ¿cuál sería el aspecto del que más orgulloso te sentirías al verlo reflejado en alguna crítica?
Digamos que resumiendo brevemente la elaboración, grabación y edición de un disco, un trabajo tan arduo que una crítica o reseña debe intentar reflejar, al menos lo que está plasmado, sea bueno, malo o regular. Vivimos en tiempos de inmediatez digital en el que las reseñas se despachan a veces demasiado rápidamente y con pocas escuchas de un trabajo. Parece que prima la cantidad reseñada sobre el propio trabajo crítico. Debería haber más tiempo para escuchar y reseñar las cosas acorde con el esfuerzo que hay detrás. Supongo que es una petición imposible e irreal hoy día…

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