Veinte años de trayectoria en los que su sonido no ha dejado de evolucionar, sin perder ese gancho que hace únicos. Este mes de noviembre podremos verles para celebrarlo junto a Thy Art Is Murder y The Amity Affliction en Madrid y Barcelona. Jeff Ling, guitarrista del grupo, reflexiona sobre esa evolución, la madurez que trajo la pandemia y la conexión especial que mantienen con su público.
(Puedes consultar las fechas de sus actuaciones al final de esta entrevista)
Os hemos visto en festivales con un show parecido, pero nunca en una gira en solitario. ¿Qué podemos esperar de estos conciertos y de esta gira de aniversario en particular?
Es la producción más grande que hemos hecho nunca y también la que mejor ha sido recibida hasta ahora. ¿Qué podéis esperar? Pues imagino que mucha energía, que la gente cante con nosotros, emoción… Eso es lo que yo espero, aunque en realidad prefiero no tener expectativas porque no es la mejor mentalidad. Es mejor dejarse llevar. Dicho esto, creo que va a ser muy divertido.
Mirando atrás, en estas dos décadas, ¿qué momentos destacarías como guitarrista y como persona, de esos que te hacen pensar “estoy orgulloso de esto”?
Últimamente me pasa mucho: miro al público y veo a toda esa gente feliz, cantando, disfrutando, y me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí, cómo ha sucedido todo esto. Es un privilegio enorme que la gente valore tu arte y tu trabajo a ese nivel. No todas las bandas llegan a vivir algo así. He tenido muchos momentos de reflexión, como cuando toco un riff y todo el público lo canta conmigo. En esos instantes pienso: “¿Cómo hemos conseguido esto?”. Son momentos muy especiales, y me siento muy agradecido.
"Siempre me han gustado los discos que son variados, de esos que escuchas de principio a fin"
Después de tantos años, mantener un grupo es casi como un matrimonio largo. ¿Qué es lo que mantiene fuerte ese vínculo? ¿Qué has aprendido conviviendo y creando con otras personas durante tanto tiempo?
[Risas] Podría extender la entrevista una hora para contestar bien a esta pregunta… pero lo intentaré resumir. Una cosa en la que he pensado mucho últimamente es que, cuando estás de gira, es fácil caer en la mentalidad de “¿Qué viene después?”. Vives con esa ansiedad de futuro y no te paras a valorar lo que estás haciendo en el presente ni lo que ya has conseguido. Así que, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de lo diferente y especial que ha sido cada década de la banda. Entre 2003 y 2013 vivimos experiencias únicas, tanto nosotros como el público. Y de 2013 hasta hoy, ha sido algo totalmente distinto para la banda y también para los fans. Es muy importante reflexionar sobre el camino y sobre las dificultades. Hubo un momento en el que estábamos agotados, demasiado centrados en lo que vendría después, y dejamos de cuidarnos como personas.
Ahí llegó la pandemia y, aunque fue un golpe duro, creo que salvó a la banda. Nuestro mánager nos dijo: “No podemos girar. Aprovechemos este parón para afrontar todos estos problemas internos, antes de que acaben con el grupo”. Ese fue probablemente el capítulo más importante de la historia de Parkway Drive. Hicimos terapia, hablamos mucho, resolvimos cosas, y salimos mucho más unidos y fuertes, más estratégicos y mejor preparados para el futuro. La terapia nos hizo crecer como personas y como grupo. Hoy en día nos respetamos más, tanto a nivel personal como creativo, y eso lo ha cambiado todo. Estoy muy agradecido de que tuviéramos el valor de hacerlo.
Una de las cosas que representan a Parkway Drive son vuestros riffs, que siempre han sido muy potentes, aunque han evolucionado mucho en estos veinte años. ¿Cómo consigues innovar sin repetirte, sorprendiendo pero manteniendo el sonido reconocible de la banda?
La inspiración a la hora de componer me viene mucho de lo que yo mismo busco en la música. Me gusta la diversidad: canciones lentas, rápidas, pesadas, suaves, emocionantes… Siempre me han gustado los discos que son variados, de esos que escuchas de principio a fin y no sabes qué esperar en cada tema. Intento trasladarlo a nuestra música, mantener a la gente en vilo, que piensen: “Whoah, no me esperaba que sonara así”. Esa es una parte importante de mi manera de componer. Y también busco que la música sea divertida, que es lo que debería ser. Hacer riffs o melodías que se queden en la cabeza de la gente, que les den ganas de cantar aunque no estuviera pensado para eso. Que todo se mantenga fresco, divertido y emocionante.
Vuestro último tema, “Sacred”, concentra muchas facetas del sonido de Parkway Drive. ¿Cómo fue el proceso de crear una canción que mezcla tantos elementos y que, además, es vuestro primer lanzamiento en dos años?
Fue interesante. No estoy seguro de quién tuvo la idea, quizá Winston. La conversación fue algo así: “¿Qué pasaría si juntamos varios de los elementos clave que nos definen como banda?”. Y de ahí salió “Sacred”: un puente melódico para cantar, un estribillo pegadizo (algo relativamente nuevo en nosotros), y un breakdown muy pesado, como un guiño a los primeros tiempos. Básicamente, una mezcla de lo clásico y lo contemporáneo de Parkway Drive. La respuesta del público ha sido fantástica, así que parece que funcionó.
Si tuvieras que elegir la canción de la que más orgulloso estás, ¿cuál sería y por qué?
Uf, esa es muy difícil. Quizá diría “Chronos” [de su disco “Reverence”, 18], porque tiene muchos matices y un trabajo de guitarra bastante complejo, y además es una canción que conecta mucho con la gente: muchos me han dicho que les llega muy profundo, que les emociona. Pero también podría decir “Wild Eyes [de “Atlas”, 12], porque es divertidísima de tocar y escuchar cómo el público canta esa melodía en directo es brutal. Depende mucho del contexto, pero probablemente “Chronos”.
Si pudieras colaborar con cualquier guitarrista fuera del mundo, ¿quién sería y qué crees que crearíais juntos?
Sería difícil elegir, pero estaría entre James Hetfield [Metallica] y Mark Knopfler [Dire Straits], que son totalmente opuestos. Me encantaría hacer algo con cualquiera de los dos. Pero si tuviera que quedarme solo con uno, sería Hetfield. Sería increíble escribir un riff juntos. De hecho, tengo su guitarra de firma, así que quién sabe… ¡Quizá pase algún día!
¿Tienes algún recuerdo especial de vuestros conciertos en España?
Sí. Lo que siempre nos sorprende es lo ruidoso que es el público. De verdad, creo que son los conciertos más ruidosos que hemos hecho en todo el mundo. La pasión de la gente es increíble: nos encanta que canten, que inventen cánticos como si estuvieran en un estadio de fútbol. Esa energía es adictiva, y tenemos muchas ganas de volver a vivirla.
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