ORGULLO Y PASIÓN
Entrevistas / Sexy Sadie

ORGULLO Y PASIÓN

Redacción — 08-09-2000
Fotografía — Archivo

CON “BUTTERFLIES” (SUBTERFUGE, 00) SEXY SADIE -ZAPADORES DEL ROCK NACIONAL DESDE PRINCIPIOS DE LA DÉCADA PASADA- NO SÓLO RATIFICAN SU ARMISTICIO CON EL RUIDO SINO QUE CONFIRMAN LA ESTRATEGIA APUNTADA EN SU ANTERIOR TRABAJO: CONFORMAR UN CANCIONERO IRREFUTABLE, EQUILIBRADO Y SERENO. EL OBJETIVO PARECE CUMPLIDO: LA MEDIANÍA -ESE ENEMIGO PARA MUCHOS INEXPUGNABLE- SIGUE AHÍ, BIEN ATADA Y AMORDAZADA.

Una docena de donuts Dunkin´ hace acto de presencia. Exigua ración, si nos atenemos al tiempo que transcurre entre su llegada y su volatilización. Los protagonistas del banquete -servidor queda al margen, el mal humor de mi estómago por las mañanas sigue siendo una constante- compatibilizan la deglución de las rosquillas con la mezcla de “Hot Milk”, el tema que cierra “Butterflies”, el nuevo disco de Sexy Sadie. Un poco antes, Tonet Toledo (zurdo batería del grupo balear) es sorprendido en la estancia contigua pulsando el marfil y el ébano de un piano de cola. “Es un tema del “Instrument” de Fugazi, tengo el vídeo y es la hostia”, se explica. Mientras, detrás de la pecera, José M. Rosillo -su técnico de directo, el ingeniero de sonido al que han confiado la mezcla del disco- parece dar por terminado el trabajo, pero hay un pequeño detalle de “Crawling Man” que no le convence: el efecto que filtra el quejido de Jaime García (voz y guitarra). Demasiado exagerado, opina. Carlos Pilán (el nuevo guitarrista) se suma a la discusión a través de sus ojos vivarachos. El efecto -una suerte de flanger hiperbólico- será finalmente un inquilino más del disco. A este postrero simposio no ha podido acudir José Luis Sampol (bajo), preso en Mallorca de las obligaciones laborales. Como yo que, bien entrada esta mañana límpida del mes de junio, abandono los estudios Dubbing para ultimar el cierre de nuestro número de verano.
br>Dos meses después, con el mercurio en cuarentena asolando un Madrid desierto escucho a través del auricular como Jaime admite, asido al teléfono desde su casa en Palma, que éste es un disco distinto a su predecesor, el impresionante “It´s Beautiful, It´s Love” (98). Menos inmediato, más comedido, menos exultante. “Sí, es un disco de segundas escuchas. El anterior salió muy fácil; tanto de componer, como de tocar, como de escuchar. Seguro que las canciones no son tan fáciles de coger a la primera, pero creo que son igualmente frescas”. Y lo son en su mayoría, aunque en las primeras escuchas éstas se empeñen en mostrarse hoscas y sin desbravar. Quizá no lo sea, pero, al principio, “Butterflies” parece un disco excesivamente diferido. “Estaba un poco acojonado. Sobre todo porque me gusta tener tiempo para pensar bien las cosas. Tenía unas cuantas maquetas grabadas en casa, las llevé al estudio y nos pusimos a tocarlas y lo he pasado un poco mal porque tenía miedo de que nos estuviéramos equivocando al grabarlas tan rápido, pero al mismo tiempo me molaba que fuera así porque de esta forma te garantizas un toque de frescura que es importante mantener. Me refiero a no currarte las cosas más de lo justo. Más de lo que te apetece. En quince días habíamos dado forma a las canciones en base a lo que éstas nos pedían. Si una canción te pide una cosa lo mejor es hacerla, ya que si le das muchas vueltas es probable que te equivoques”. Y el mejor ejemplo es “I Don´t Know”, -primer single, primera canción- un tema que, a pesar de su indudable valía melódica y de su portentoso estribillo, se me antoja demasiado acabado, demasiado pulido, demasiado propicio para la FM. “Fue la que más se nos atragantó, a la que más vueltas hemos dado, sobre todo porque sabíamos que podíamos hacerla mejor. Quizá está demasiado trabajada, pero es el precio que tienes que pagar cuando te encuentras con una canción que te gusta tanto como esta. Pero estoy contento de cómo ha quedado. Si hay un sonido Sexy Sadie, esta canción se encuentra muy cerca”.

Puede estar contento, porque con este trabajo Sexy Sadie continúan su camino hacia la madurez en un estado de forma envidiable, depurando un poco más unas influencias absolutamente clásicas que no les impiden sonar contemporáneos. “A mí madurar no me preocupa, siempre y cuando mantengamos ese espíritu intuitivo, de hacer música por amor al arte en lugar de trabajarte un single. Nuestra manera de trabajar siempre ha sido rápida y en lo que más hemos trabajado ha sido en tocar cada vez mejor, pero compositivamente yo quiero mantenerme como cuando empezamos”. Y esa madurez, ese clasicismo, acusa recibo de forma continua en los hallazgos de The Beatles (el juego vocal, bueno no... toda “Charlie Jones”, la producción de “Hot Milk”, el sitar de “Good Day”), el grupo que hace tiempo sustituyó a Pixies y Nirvana en el ranking de sus obsesiones. “Lo que más nos gusta, nuestra mayor influencia son ellos, aunque no somos Lennon-McCartney compositivamente ni Harrison instrumentalmente. Antes ya nos gustaban, pero se nos notaba menos a la hora de tocar y componer. Nos era más fácil limitarnos a la influencia de Pixies, que también nos siguen gustando y que creo también se nota más que en el anterior. Es un disco más cercano a “Onion Soup” y creo que refleja más lo que somos en directo”. Y, en directo, los baleares suelen ser una máquina precisa y viva, gobernada con exactitud gracias a una base rítmica envidiable, aunque sea Jaime el que termine acaparando más miradas, más suspiros, mayor protagonismo. “No, no tengo complejo de jefe. A pesar de que doy la cara más, las decisiones no las tomo yo sólo. Odio estar delante en las fotos y que ellos estén detrás, borrosos... ya nos han engañado alguna vez haciéndonos fotos así. De hecho si llevo una canción que a ellos no les mola no se cortan un pelo en decirlo. José Luis, Toni y yo somos los jefes. El nuevo guitarrista -admite entre risas- tiene que hacerse un hueco todavía”. Aunque ya le queda menos, puesto que Carlos lleva un año con ellos, sustituyendo a Miquel “Pinti”, el cual parece ser prefirió seguir su propio camino al frente del grupo Zinedines. “Mi idea desde que Miqui –Serra, primer guitarrista de la banda, que tocó y también cantó en “Draining Your Brain” y “Onion Soup”- dejó el grupo era concentrarme en cantar y tocar guitarras rítmicas. Entró “Pinti” y la verdad es que encajó bastante bien con nosotros, aunque era bastante ruidoso. Él tenía otro grupo con su hermano y decidió seguir por ese camino. Cuando se fue tuvimos que hacer un casting y nos decantamos por Carlos, que toca muy bien, tiene un estupendo oído, es muy fan de Beatles y está muy en nuestra onda. Ya está integrado en el grupo, ha compuesto temas e incluso canta en las estrofas de “Charlie Jones”. Tiene un estilo muy peculiar, es demasiado perfecto, aunque ahí estamos nosotros para que falle de vez en cuando”.

Difícil combinatoria la que proponen: dotar a su música de la mayor perfección posible dejando abierta la espita del fallo humano –llamémoslo inspiración- para que sus composiciones respiren. Al fin y al cabo, sólo son cuatro jóvenes haciendo –bellísimas- canciones, pero el celo que manifiestan siempre a la hora de encarar su trabajo –hoy día viven exclusivamente del rock- es el conductor de una imagen quizá fría, quizá distante. “No queremos transmitir ninguna imagen. Somos personas que hacemos canciones chulas. Nada más. Odio la idea de no tocar el suelo o de sentirme especial porque a la gente le gusten mis canciones. A la gente le gustan las canciones, no las personas. No somos los de Gran Hermano”. Y empeñados en controlar esa imagen más allá de los recovecos de la industria, docta en marrullería cuando se trata de colocar unas cuantas copias más, han acotado la reserva natural del grupo impidiendo la colonización del colaborador, un endemismo que asola las hojas promocionales últimamente y del que parecen dispuestos a defenderse. “Me da rabia la importancia que se da a los colaboradores. No sólo por parte de la prensa, ojo. Queremos demostrar que el disco es bueno por sí sólo. Tamp

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.