“En la capacidad de sorprender está gran parte de la magia de una canción”
Entrevistas / Moses Rubin

“En la capacidad de sorprender está gran parte de la magia de una canción”

Kepa Urbizu — 30-11-2022
Fotografía — Archivo

“Dreams And Certainties” (Autoeditado, 22) significa el segundo trabajo, en formato largo, del madrileño Moses Rubin que mantiene instalado su centro gravitatorio en un elegante y sensible folk-rock al que en esta ocasión conduce a través de una mayor diversidad formal. Este jueves 1 de diciembre lo estará presentando en Bilbao (Colegio de Arquitectos).

Concebido durante su estancia en Gran Bretaña, el proyecto personal de Moisés Rubin, al que sin duda contar con una alineación estable de músicos acompañantes le aporta un marchamo de banda evidente, alcanza con su segundo disco largo una apabullante plenitud sonora. Fino estilista a la hora de procesar el legado derivado tanto del folk-rock como del blues, su siempre palpable tono elegante y sutil no enmudece la naturaleza firme, y por momentos fiera, de un álbum que se presenta como vindicación de la pasión frente a las esclavitudes asumidas por nuestra condición. Melodías embelesadoras y una imponente presencia instrumental convertidas en vehículo de un álbum personal, de carácter autobiográfico, donde los sueños y las certezas se duelan en un territorio musical sublime.

En esta época se hace desgraciadamente inevitable preguntar sobre la manera en que la pandemia ha influido a la hora de publicar un disco, ya sea tanto en su parte logística como emocional, ¿cuál ha sido el caso de “Dreams And Certainties”?
La pandemia ha sido un condicionante enorme en ambos aspectos. A nivel logístico, el confinamiento interrumpió las sesiones de grabación en un momento clave y retomarlo fue muy costoso teniendo en cuenta el momento en el que vivíamos y algunas circunstancias personales. Con toda la grabación finalizada, no fue hasta principios de 2021 cuando comenzamos con las mezclas. Además, los tiempos de fabricación de los vinilos han aumentado mucho por la escasez de materiales. Por ponerlo en números, en el caso de este álbum, los plazos de entrega fueron unas seis o siete veces superiores al de mis anteriores trabajos…
Desde un punto de vista emocional fue difícil lidiar con los continuos retrasos y sobre todo con la incertidumbre de no ver nunca nada claro el momento de publicación del disco. Aunque, dada la dureza de todo lo que ocurrió, tengo claro que un retraso en un disco es una mera anécdota… El hecho de que hubiera unos cien mecenas esperando el álbum contribuyó a que ciertos sentimientos de impotencia o culpabilidad también aflorasen en varios momentos, aunque he de decir que han sido tremendamente pacientes y comprensivos.

Tu forma de hacer música, y más en un disco como el actual, me sugiere que hay tras ella mucho mimo y perfeccionismo. El hecho de tener que haber detenido y alargado los plazos de grabación debido a las restricciones derivados de la pandemia, ¿ha “contribuido” a que les dieras más vueltas de las habituales a las canciones o en el momento que decidiste que estaban acabadas no hubo más retoques?
Desde luego… Yo suelo evocar mucho aquella frase tan manida que decía: “los discos no se terminan, se acaba el plazo y/o el presupuesto”. Estoy convencido de que el hecho de que este disco haya madurado de una manera diferente, más lentamente y en otras circunstancias ha contribuido a que sea un mejor trabajo. Para cuando quedamos confinados yo ya tenía unas premezclas del LP a las que faltaba añadirles algunos overdubs como coros, pianos y algunas guitarras extra. Todos esos meses en los que la actividad se detuvo propiciaron que pudiera pensar más detenidamente en los arreglos y hacer así más eficiente el trabajo en el estudio a la vuelta. Eso sí, con el riesgo, siempre implícito, de dar demasiadas vueltas a las canciones y eternizar el proceso.

Centrándonos ya en el aspecto musical, este trabajo tiene el sello claro de tu estilo pero también es más expansivo y ecléctico, ¿tienes la sensación de que este es el disco que siempre has querido realizar desde que empezaste este proyecto o es la consecuencia de una evolución que te ha llevado hasta él?
Si este largo tiene algo distinto al anterior es el hecho de que las canciones se circunscriben a un espacio temporal y vital mucho más concreto. Eso hace que su discurso, independientemente de la variedad estilística, tenga una mayor coherencia interna. No sé si es el disco que siempre quise hacer, pero creo que es un buen segundo disco que confirma una esencia y una forma de hacer canciones, pero desde otro contexto y quizás con una mayor riqueza estilística.

El disco se abre con el tema “What Am I Doing Now”, una de esas composiciones que muestran esa expansión en tu estilo llevándote hasta un blues-rock visceral y rotundo, ¿siempre tuviste claro que tenía que ser la canción elegida para iniciar el disco y servir casi de declaración de intenciones de que seguías siendo tú pero con ciertas novedades?
La verdad es que sí. Tuve claro desde el primer momento que esa sería la primera canción del disco. Hubo amigos de confianza que me confesaron que les parecía un error comenzar con una canción cuyo estilo y sonido no era a priori el que más se identificaba con mis trabajos previos. No obstante, creo que en esa especie de medley que conforman “What am I doing now?”, “Interlude” y “Sunday” resume a la perfección el espíritu sonoro y lírico del disco. Sin embargo, no considero que sea la primera como una declaración de intenciones. Simplemente me parecía la más atractiva para arrancar un álbum como éste. Además, y es una mera coincidencia porque no se refiere a eso, me parece curioso que la primera frase de la canción sea “It’s been so long since the first time I saw you”. Pareciera de algún modo, que estoy diciendo: “lo sé, ha pasado demasiado tiempo desde aquel primer álbum”.

En este mismo tema, repleto de energía e intensidad, hay un momento que el ritmo se pausa y entra un remanso de paz, convirtiéndose casi por momentos en otra canción, ¿era la idea que manejabas desde el inicio, introducir ese interludio, o fue evolucionando hasta llegar a esta forma definitiva?
Soy de la opinión de que en la capacidad de sorprender está gran parte de la magia de una canción. Un giro, un verso que te desvela una verdad o un pasaje que conecta contigo de una manera especial… Sorprender al oyente, pero también a uno mismo haciendo algo que posiblemente ni tú mismo esperes. Ese es el reto de la hoja en blanco y lo maravilloso de estar frente a la incertidumbre y la libertad de elegir entre las infinitas posibilidades que existen a la hora de componer. Si no recuerdo mal, esta canción surgió así cuando fue escrita, no es algo buscado, es simplemente intuición y elección. El riff inicial llevaba muchos años merodeando en mi cabeza y, buscando por dónde podía continuar, surgió ese puente que, si bien es arriesgado, es totalmente coherente con el desarrollo de la canción. Por último, la parte final, con ese segundo riff y la posterior improvisación surgió en el local ensayo cuando dimos forma definitiva la canción.

Tu sonido es evidente que tiene mucho de ese folk-rock realizado entre los sesenta y setenta, ¿son ese tipo de referentes clásicos tus influencias decisivas y casi definitivas o hay artistas contemporáneos que también han entrado directamente en tu imaginario compositivo?
Desde luego, la mayoría de los discos que he manejado desde mi infancia y que han jugado un papel clave en mi formación provienen de esas décadas. No obstante, me encanta mirar a mi alrededor y buscar nuevos referentes que me permitan pensar que mis planteamientos no sólo no están anclados en el pasado sino que siguen siendo válidos hoy. En este sentido, artistas como Michael Kiwanuka, The Black Keys, y por supuesto Dan Auberbach, Iron & Wine, Richard Hawley o Andy Shauf son algunos de los que conforman mi universo musical contemporáneo. El caso de Michael Kiwanuka es especial en este apartado pues ocupa un lugar realmente destacado en mis referentes artísticos. Su último disco ha sido uno de los que más me han acompañado durante todas las fases de producción de este LP; desde su puesta en marcha a finales de 2019 hasta hoy mismo.

"Soy de la opinión de que en la capacidad de sorprender está gran parte de la magia de una canción. Un giro, un verso que te desvela una verdad o un pasaje que conecta contigo de una manera especial"

La manera delicada y sensible con la que te acercas a ese tipo de sonido folk-rock, te permite, y especialmente en un trabajo como éste, trasladar sensaciones casi paisajísticas, muy ambientales, ¿es algo que valoras y que intentas recrear con tu música, ese aspecto "visual" de las canciones?
Siempre me ha gustado definir mis canciones como “atmósferas sutiles”. De ahí el nombre de mi primer álbum. Desde luego es algo que valoro; creo que una buena canción ha de ser evocadora y ha de tener la capacidad de sacar al oyente del espacio y el tiempo en el que está. Más allá de esa intención que pueda tener el artista, en el momento en que la canción deja de ser suya y ve la luz, ese aspecto visual se presta a la imaginación e interpretación de cada oyente, lo cual es algo fascinante y emotivo.

En este disco repleto de detalles y giros musicales creo que la aportación de tu banda es imprescindible, ¿el haber contado con unos compañeros casi fijos desde el principio crees que, a pesar de tratarse de un proyecto personal, ha llegado a marcar en parte el tipo de sonido que desarrollas?
Desde luego. Este disco le debe muchísimo a los músicos que me acompañan desde hace años porque, además, en este caso, todos nosotros hemos ejercido como productores del mismo. Ellos son Rodrigo García, Sergio Valdehita y Lete G. Moreno. Me gusta pensar que somos un equipo y que hemos sido capaces, a lo largo de los años, de desarrollar un sonido propio que se ha visto plasmado en este disco de una forma más evidente que nunca. El hecho de que la mayoría de las canciones del mismo estén basadas en tomas grabadas en directo es parte de esa personalidad sonora. Además, la mayoría de los arreglos han sido diseñados en el local de ensayo en un proceso de construcción de canciones que creo que se basa en la confianza, el entendimiento y la amistad. Cuando un trabajo se eleva sobre esos pilares, no solo es un placer llevarlo a cabo, sino que esa dinámica también se percibe en el resultado del disco.

¿Y a la hora de componer, piensas en las cualidades de los músicos que te acompañan, o ese es un proceso en el que te centras en tus propias ideas?
No me resulta imprescindible pensar en sus cualidades a la hora de componer. Principalmente porque sé que sus aptitudes son de tal calibre que nunca van a tener ningún problema en interpretar con maestría y sobre todo buen gusto cualquier idea que se me pueda ocurrir a mí. Creo que tenemos una comunión personal y estilística que, sumada a nuestras capacidades como intérpretes, hacen que el proceso de producir nuevas canciones con ellos sea una de las cosas que más disfruto de hacer música.

Considero además que como concepto me parece tu disco más personal e íntimo, ¿a la hora de realizarlo tenías la percepción de estar siendo más autobiográfico e incluso estar “desnudándote” más que en otras ocasiones?
Por supuesto. Suena a frase manida, pero este es mi disco más personal. Exponer hasta cierto punto mi privacidad, usando por ejemplo como portada una foto de mi infancia, no es algo habitual en mí. Sin embargo, en esta ocasión ha sido algo completamente natural. Hablar sin tapujos en las letras de problemáticas que van más allá de lo puramente sentimental o de la pura crónica de situaciones o vivencias ha sido un paso adelante importante y un cambio con respecto a mis anteriores trabajos. Si bien mi EP “Leeds”, creo que marca un punto de inflexión en esta tendencia, “Dreams And Certainties” es más introspectivo, sincero y delicado.

Los textos del disco, a pesar de contener en su interior un aspecto reflexivo importante, resultan muy líricos y poéticos, con un uso reiterado de metáforas y simbologías con la naturaleza de por medio, ¿responde a una forma personal de escribir o en este caso has pretendido enfatizarla para remarcar ese intento por superar modos de vida más estresantes en detrimento de unos más libres?
Creo que es algo completamente natural y espontáneo. Las metáforas y las simbologías son algo que utilizo ya en mi lenguaje del día a día. Siempre me ha fascinado la capacidad de los grandes escritores para referenciar cosas de una manera sutil y dejar mensajes en sus letras, poemas… Como te comentaba antes, mi música, y más la de este disco, es eminentemente autobiográfica. Esto implica que aunque tengas la necesidad de expresar o dar salida a detalles, sentimientos o emociones, en ocasiones haya aspectos que no deseas desvelar completamente; elementos que quieres guardarte para ti… Ahí es cuando estructuras como estas, o las puras analogías, me han sido siempre tremendamente útiles para codificarlos.

A los músicos siempre se les pregunta por los discos o sonidos que están escuchando durante la gestación de sus trabajos y hasta qué punto llegan a filtrarse en su creación, pero dado tu gusto por la lectura y la escritura, quería preguntarte si en tu caso te han acompañado lecturas que de alguna forma te hayan inspirado o te hayan aportado ideas para el disco…
Durante la grabación y sobre todo durante el proceso de composición de este disco hubo muchas lecturas que me acompañaron y que sin duda contribuyeron a nutrir su discurso. En este apartado destacan varias… Por ejemplo, después de una primera aproximación en la adolescencia, revisité “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. También descubrí a Byun-Chul Han a través de “La sociedad del cansancio” a Jason Stanley con “How Fascism Works”; trasteé con “El entusiasmo” de Remedios Zafra… Todos estos libros contribuyeron sin duda a contrastar una visión del mundo actual que está implícita en el argumento del disco.
En algún punto en los últimos años también sentí una cierta fascinación por Arthur Miller y leí algunas de sus principales obras… Recuerdo que “Todos eran mis hijos”, “Muerte de un viajante” o “Panorama desde el puente” causaron un impacto importante en mí. Otro libro que tuve el gusto de leer justo cuando estaba a punto de embarcarme en el disco fue “Cosas que los nietos deberían saber” de Mark Oliver Everett.
Desgraciadamente, no he tenido tanto tiempo para leer como me hubiera gustado durante los últimos años, pero la lectura es una de mis grandes pasiones. Por último, antes del lanzamiento, que además coincidió con un cambio relevante en mi vida, me acompañó durante un tiempo “Los asquerosos” de Santiago Lorenzo.

Hay una frase-slogan de la Internacional Situacionista que decía más o menos que con la excusa de no matarnos de hambre nos matan de aburrimiento. Las canciones de este disco me han recordado de alguna forma a esa máxima, ya sea por esa portada que evoca a la infancia y su sana ingenuidad como por temas como “The Big Flaw”, que parecen llamar a la recuperación de las ilusiones en contraposición a esas obligaciones que se supone tenemos que aceptar con la llegada de la “madurez”...
Este disco surge de un momento personal complicado en el cual mi vida empieza a moverse en una dirección que no me lleva a un sitio en el que realmente quiera estar, pero al que siento que he de ir movido por las circunstancias y quizás por ese salto a la “madurez” que mencionas. Supongo que es algo que le pasa a mucha gente todos los días, pero creo que en nuestra generación y entre personas que tenemos pulsiones artísticas es mucho más evidente. Ese aburrimiento que comentas creo que tiene su origen en la concepción del sujeto como mero productor por parte de un sistema que, en línea con lo que describe Byun-Chul Han, lo empuja a explotarse, lo aliena y lo adormece. Esa sociedad del cansancio que él define está muy presente en todo el discurso del disco. Y es muy curioso, porque leí ese libro bastante tiempo después de componer la mayoría de las canciones del LP. La canción que da título al álbum, por ejemplo, es la que mejor aborda esa idea. De ese título luego surge de una reflexión en torno los conceptos de “sueño” como algo deseable pero de difícil consecución; y “certeza”, como aquello que nos aporta seguridad o que es realizable. En algún punto advertí cómo la vida es ese entorno cambiante en el que tiene lugar la interacción entre aquello a lo que aspiramos y las certezas -cada vez más escasas- que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo.

"Este disco surge de un momento personal complicado en el cual mi vida empieza a moverse en una dirección que no me lleva a un sitio en el que realmente quiera estar, pero al que siento que he de ir movido por las circunstancias"

¿Y consideras que llevar ese modo de vida de “esclavos modernos”, donde todo es competir y acumular, de alguna manera, y más allá del aspecto moral y personal que supone, también afecta, o te ha afectado, al hecho creativo? Dicho de otra manera, ¿romper con ese tipo de vida ha sido decisivo para hacer un disco como éste, más desinhibido y libre?
Desde luego que me ha afectado. El mero hecho de que las canciones de este disco sean una forma de diseccionar esa percepción del mundo ya es indicativo de la inquietud que esa deriva que comentas me genera. Me atrevería a decir que el disco, por el momento en el que es compuesto y conceptualizado, plasma el diagnóstico y sobre todo el deseo de romper con esa forma de vida. Casi todas las canciones están plagadas de pesimismo, nostalgia, desazón y esperanza a la vez, y esa dinámica se articula muchas veces, por ejemplo, en la contraposición de estrofas y estribillos. La ruptura vino después, ya con el disco terminado. De ahí que esos sentimientos que te comentaba estén a mi entender bien plasmados en el contenido de las canciones; eran todos parte de mi realidad.

Y centrándonos en el ámbito musical, y dado que has pasado tiempo residiendo en Gran Bretaña, ¿crees que es algo endémico a España ese amateurismo obligado dada la imposibilidad de vivir de la música, o es algo extrapolable también a esa otra realidad que conoces?
No sabría decirte de manera exacta porque no conozco la realidad de los músicos más profesionalizados en Reino Unido. Lo que sí que creo es que allí la música pop y rock ocupa culturalmente un lugar muy distinto al que tiene aquí. Eso desde luego hace que las oportunidades para desarrollar una carrera musical en el género sean distintas y en cierto modo mayores. La escena y el público son muy distintos y es algo que si desde el escenario ya se percibe, una vez bajas de él es aún más evidente.

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