"Solo espero que mis canciones lleguen a alcanzar la atemporalidad”
Entrevistas / Maria Hein

"Solo espero que mis canciones lleguen a alcanzar la atemporalidad”

Abel Olivares — 16-09-2023
Fotografía — Clara Ako de Ariz.

Dos años después de irrumpir en el panorama musical con “Continent i contingut” (Hidden Track, 21), su particular carta de presentación, Maria Hein presenta su antítesis en “Tot allò que no sap ningú” (Hidden Track, 23), el álbum con el que se ha propuesto darle la vuelta a la imagen de niña buena que se la ha impuesto.

Abrir de par en par las puertas del corazón solo puede traer cosas buenas, sobre todo si la intimidad que habita en él se convierte en el motor de un proyecto musical que habla sin tapujos de las emociones suscitadas por eventos personales que merecen ser contados. Lejos de la marabunta turística que coloniza la Ciudad Condal en verano, nos refugiamos del bochorno barcelonés junto a Maria Hein en una cafetería que, curiosamente, se ubica en calle Mallorca –su homónima isla natal–. Con la misma calma que transmiten sus canciones, no duda en dejarme claro que “Tot allò que no sap ningú” descubre su faceta más personal a la vez que marca un giro de guion en lo que ha estado haciendo hasta ahora. A caballo entre el pop y lo electrónico por medio del sampling, la mezcla de géneros –pop, k-pop, afrobeat, r&b, canción de autor– protagoniza los trece capítulos de una relación que coloca el desamor en el candelero. “Aunque es evidente que hablo del proceso de enamoramiento y ruptura entre dos personas, mi verdadera intención era dar a conocer una Maria Hein que nadie, salvo los que me rodean, había conocido nunca”.

"Se me ha tachado de muñeca dulce, rubia, guapa… y, no es que no me guste, es que ya no me representa”

Compaginando los estudios entre el Liceu y el Taller de Músics, durante un año y medio ha estado trabajando para dar a luz a un conjunto de contradicciones melódicas que abrazan la dualidad formada por una melancolía suave y otra más cruda y agresiva. “Quería hacer dos caras del disco, como la Cara A y la Cara B de un vinilo; de inicio a mitad son canciones más dulces que se contraponen al dar paso al segundo universo de la cara opuesta: esta es la parte oscura de mi luna, la Maria Hein desconocida”. Ahí reside la distinción entre ambos discos porque, justamente, todo aquello que nadie sabe se convierte en su herramienta más poderosa para alejarse de quedar estancada en algo que no es. “Quería romper con esta tendencia de tener que definirte como artista de una manera u otra. Ambos discos se alejan mucho el uno del otro, pero al fin y al cabo sigo siendo yo en etapas distintas”.

Abanderando su propio concepto de “hada ravera”, Maria me cuenta que gran parte de su inspiración nace de la escucha de figuras como New Jeans, Judeline, Núria Graham o grandes estrellas como Rosalía y Tyler The Creator, justificando la diversidad sonora que compone el disco. Durante la producción, acompañada de Sr. Chen y Ferran Palau, ha descubierto que su mayor arma es la tranquilidad del hogar. Allí grabó las primeras maquetas que luego tomarían forma en el estudio. “Participo plenamente en el proceso de producción. Todo lo que sé lo he aprendido por mí misma, experimentando y dejándome llevar por la curiosidad”. Atraída por las texturas que le ofrece la modulación del pitch para conseguir la elevación vocal de los agudos junto a la inclusión “solo dónde tiene sentido” del autotune como recurso estético, ha conseguido llegar a un punto en el que la relajación no está permitida. “Recuerdo que cuando acabé mi primer disco pensaba que me quedaría allí, estancada en ese sonido”. Lo que se convirtió en un bloqueo artístico daría paso a una etapa llena de creatividad que aceleraría la subida de escalones en su carrera musical. “Ahora no puedo parar, estoy en el momento idóneo para encontrar un sonido propio. Solo espero que mis canciones lleguen a alcanzar la atemporalidad”.

Ya ha pasado mucho tiempo desde que dejó Mallorca para venirse a vivir a Barcelona. Por ende, las cosas han cambiado, y mucho. Adentrarse en la escena barcelonesa le ha permitido crear sinergias en las que el enriquecimiento mutuo prima por encima de todo, un hecho que se ve ahora reflejado al contar con la participación de algunos invitados especiales que se darán a conocer en breve, entre ellos, claro, Mushkaa (“Temps”). Precisamente esos nombres son los que nos lleva a hablar de la emergente nueva ola catalana que ha vuelto a poner en el punto de mira la música en catalán, una situación única de la que Maria goza poder decir que forma parte al compartirla con tantos jóvenes que se convertirán en referentes para generaciones futuras que, como ella, “escribirán en catalán porque piensan en catalán”. Aun así, después de presumir que no recibe otra presión que la suya propia para actuar y tomar decisiones, se sorprende cuando le pido que me diga como se autopercibe, que sea ella misma quien me diga quién es Maria Hein. “Esta pregunta me da mucho miedo, nunca sé qué decir. Se me ha tachado de muñeca dulce, rubia, guapa… y no es que no me guste, es que ya no me representa. Ahora mismo estoy en un proceso de formación, en búsqueda de mi propia identidad estética y musical”. De ahí que sus perspectivas de futuro pasen por establecer como única meta la música en sí. “El objetivo es seguir haciendo discos y dando conciertos que me permitan seguir creciendo”. Estando todo inventado, afronta sin miedo el nuevo modus operandi de un sector que encuentra su mayor proyección en plataformas como TikTok, aplicaciones que define como “herramientas de las que todos podemos usar en beneficio propio”. No obstante, ella es una nostálgica afín a la forma clásica de hacer y escuchar música, su única preocupación es que los algoritmos de estas redes se terminen convirtiendo en un altavoz de música vacía, hecha única y exclusivamente para el momento. Más allá de eso, desde “Mercuri i Mart” hasta “Sa pell me torna blanca”, pasando por “Fiu Fiuuu” u “Oblidar”, el 29 de septiembre podremos atestiguar como las palabras de Maria Hein encuentran su debido lugar entre las pegadizas melodías que se mimetizan con la oscuridad de paisajes inhóspitos en los que la voz reina como instrumento principal. El encuentro termina con una conversación agradable en la que me asegura que el otoño será la mejor estación para estar envueltos por el sonido de “Tot allò que no sap ningú”, un disco que su madre define muy bien en “Mamá”: “muchas cosas, muy personales”.

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