“Lo del volcán ha sido un drama de locos”
Entrevistas / Los Vinagres

“Lo del volcán ha sido un drama de locos”

JC Peña — 22-02-2022
Fotografía — Archivo

El trío canario Los Vinagres vuelve a la palestra con “Buen clima” (Warner, 22), un trabajo en el que redefinen su propuesta con un sonido más limpio y coqueteos con la estética urbana.

La expresión “buen clima” es el equivalente isleño a “de puta madre”, “buen rollo” o cualquier expresión similar que defina que “todo está perfecto, que todo encaja”. Pero el segundo trabajo del grupo palmero afincado en Madrid está marcado por una pandemia que les obligó a trabajar las canciones a distancia y a parar en seco su ritmo frenético de bolos: más de cien sólo en 2019. Un drama no sólo económico, sino anímico, para un grupo que tiene en el escenario su hábitat natural. “Cada concierto es distinto, el escenario es lo mejor. Siempre hay alguien que oirá la canción por primera vez, por eso hay que ir a muerte. Hasta que el cuerpo aguante”.

Abel (voz y guitarra), Rober (batería y coros) y Sergio (bajo y coros) me lo cuentan en una cafetería frente al Retiro; vienen cargados de guitarras y bártulos porque tocan después en la radio, pero van sobrados de espíritu positivo. Eso, a pesar de otro desastre “surrealista”, el del volcán que ha devastado su tierra: los tres son de aquella zona que ahora les resulta irreconocible. Sí se reconocen en la portada de la ilustradora Isa Muguruza y en unas canciones musicalmente luminosas en las que desfilan amores, desamores y las cosas que les pasan.

¿De dónde sale la idea de volver con un sonido más sofisticado?
(Abel) El disco se hizo de un modo muy diferente a lo que habíamos hecho. Antes siempre quedábamos en el local los tres juntos, pero con las circunstancias que se dieron, esta vez lo hicimos a distancia. Cada uno en su casita con el Skype. Así es como empezamos a meter más elementos y a jugar más con la producción. Por eso los temas tienen ese ambientito como más elaborado y con más detalles.

"Nosotros somos bastante así, buenrrolleros, en el sentido de que siempre nos tira esa parte"

Pero una vez compuestas las canciones, ¿entrasteis en el estudio, no?
(Abel) Sí, claro. Eso fue la manera de componerlo, pero después fuimos al estudio con Raúl Pérez y Antonio Narváez en La Mina, Sevilla. Estuvimos allí unas semanitas, y salieron los doce temas del disco. Respecto a lo que grabamos en casa, las ideas se mantuvieron bastante fieles.

Entiendo que lo de trabajar el sonido en casa se os da bien. ¿Dejasteis algo de lo que habíais grabado vosotros?
(Rober) Llevábamos unas programaciones, pero en el estudio lo regrabamos todo. En casa lo hicimos todo digital obviamente, y en el estudio lo hicimos más orgánico. Mantuvimos alguna programación, pero realmente se grabó todo desde cero. Fuimos justamente a La Mina por eso: buscábamos un poco el sonido de Raúl, y también queríamos hacer la fusión con el sonido de Antonio Narváez, que viene de un mundo más trapero. La idea era sumar las dos cosas y quedó guay, la verdad. Estamos bastante contentos. Queríamos hacer algo más maduro, y era simplemente lo que nos apetecía escuchar. Siempre hacemos discos que nos apetece escuchar. Es lo que nos apetecía, y es lo que salió.

Porque venís de un estilo más garajero, rockero o eléctrico.
(Abel) Sí, es lo que te decía: porque nos juntábamos los tres en el local y en ese momento es también lo que oíamos y lo que nos apetecía hacer. Ahora es esto. Siempre intentamos que lo que hacemos sea natural. Lo que nos salga y con lo que nos sintamos más contentos.

O sea, que la pandemia ha tenido que ver en el resultado final.
(Sergio) Sí. Nosotros vamos haciendo los temas según las circunstancias que vamos viviendo, y en este caso se dio así. Estábamos cada uno confinados en un sitio. A lo mejor el siguiente disco lo volvemos a hacer juntos.

¿Y cómo de frustrante o complicado es trabajar a distancia? ¿O qué retos plantea?
(Sergio) Fue nuevo más que frustrante. Es verdad que había momentos en los que nos apetecía de repente llevar la idea al local a ensayarla, y no pudimos hacerlo hasta que estuvimos juntos. Pero también fue una manera nueva como de abordar un rollo que nos obligaba a salir de nuestra zona de confort, que siempre había sido la misma: juntarnos. La verdad es que estamos súper contentos con el disco, y a lo mejor de otra manera no hubiera quedado así. Yo le tengo especial cariño porque es como el disco de ese momento. Entonces, en el recorrido total tampoco ha sido frustrante. Al revés.
(Rober) Además, fue un reto para nosotros. Teníamos acordado entrar a grabar en agosto de ese año 2020. Y de marzo a agosto teníamos que sacar los temas. Nos vino la pandemia de repente. ¿Qué hacemos? Componer el disco a distancia fue un reto brutal. Todos los días currábamos a muerte: nos impusimos una rutina, y al final salió de puta madre. Suena distinto porque le falta ese toque de local, pero ya no por el estilo, por la estructura de las canciones se nota que es un disco que está compuesto de otra manera. No tiene la energía del local, pero sí la energía de canciones más elaboradas. Cada forma de currar te da una cosa: el local te da un poco más de “power”, pero trabajar así te da pie a pensar más en la canción, currarte más la melodía, escuchar bien el sonido… Por eso está todo tan perfecto, porque todo está muy medido. No hay ninguna puntada sin hilo. Para nosotros no es tan distinto, pero es verdad que si lo oyes puede parecerlo. Pero si vienes a un concierto, cuando tocamos las canciones seguidas, no te va a chirriar ninguna. El sonido es diferente, pero la canción en sí es lo mismo.

"Es como un croma. Donde había antes un montón de casas, se ve ahora un vacío negro. Y la noche es más oscura, porque faltan todas las luces. Impacta mucho"

Hay varias en particular que destacan en la mitad del disco. “Covid” está muy bien. Pero, ¿qué es “SR4”?
(Rober) Sergio Ramos, el capitán de… [risas generales]. Claro, tío.

Debe ser que no soy del Real Madrid…
(Rober) Nosotros, tampoco. Bueno, Sergio sí, a muerte. Ahora, del PSG [risas].

Veo que las letras están muy inspiradas por lo cotidiano, lo que os va pasando.
(Abel) Con las letras intentamos ser súper naturales. Hablamos de cositas que hemos vivido. Nos juntamos los tres a hacerlas y nos sale más o menos lo que vivimos. No intentamos impostar nada, sino que hablamos de anécdotas: amores, desamores, ir de parrandita. Cosas así.

¿Por qué habéis decidido esta vez cantar más los tres?
(Rober) Siempre hemos cantado todos en directo, lo que pasa es que ahora lo hemos intentado potenciar un poquito más. Siempre nos ha gustado probar los diferentes timbres de voz. Nos apetece.
(Sergio) Sí, según vaya pegando la canción.
(Abel) Tampoco es nada buscado. Ha ido surgiendo poco a poco. Y al final, me comen el terreno a mí [risas].

Y aunque venís con “Buen clima”, me da la impresión de que sois muy de ir sacando singles, ¿no?
(Abel) Sí, es lo que se lleva ahora, y también es la forma de ir soltando las pildoritas antes de sacar el disco.
(Sergio) Yo he de decir que me gusta mucho el formato de single suelto. Me encanta. De hecho, me cuesta consumir un disco entero. A lo mejor oigo un disco entero al año, uno que me ha volado la cabeza, pero realmente oigo singles todo el rato. Me encanta la fórmula de sacar el single, y luego el disco.

Hablando del título y el tono luminoso de las canciones: ¿Es una reacción a lo que hemos vivido en estos dos años?
(Abel) El disco es muy positivo, pero hay letras que no lo son tanto, hay cosas de pareja [risas].
(Sergio) Pero es cierto que la atmósfera es positiva. Nosotros somos bastante así, buenrrolleros, en el sentido de que siempre nos tira esa parte. Y la situación nos empujó a ello, porque todo era muy de bajón; la gente no lo estaba pasando bien, y nosotros cuando hacemos un bolo queremos pasarlo bien y que la gente se lo pase bien. Eso es lo que nos representa al final, y nuestro disco es así.

Pese al modo en que habéis compuesto las canciones, ¿la dinámica de grupo que tenéis sigue siendo básicamente la misma? ¿Vivís todos en Madrid y tenéis local?
(Abel) Sí, tenemos un local aquí en Atocha, Pandora’s Vox. Estamos empezando a ensayar los conciertitos que se vienen, y lo hacemos como siempre: dándoles patadas a las canciones de arriba abajo [risas].
(Sergio) Eso no ha cambiado.
(Rober) Algunas de las canciones ya las habíamos tocado en algún directo: “El camino”, “Aquí bien” y “Dímelo”.
(Sergio) Los singles que han ido saliendo los hemos ido preparando y tocando. Pero la gira entera estamos con ello ahora.
(Abel) Y cambia un poco porque es lo que dices, el disco tiene otro aura, y ha sido un reto sacar las canciones adelante y defenderlas en directo.

¿Creéis que el disco va a ser bien recibido por la gente que os ha venido siguiendo?
(Abel) Yo creo que sí, ¿no? El feedback que nos ha dado la gente siempre ha sido bueno, y en directo, es lo que decía Rober, que las canciones de “Los volcanes” (18) y las de este nuevo disco encajan unas con las otras. Hay un hilo conductor que está guay.

En cuanto a la gira, ¿cómo se plantea el año?
(Sergio) Pues estamos cerrando conciertos de cara al año, pero se plantea todavía con un poco de incertidumbre. Es raro: todo puede cambiar de una semana a otra. Pero bueno, de momento estamos tirando para adelante.
(Abel) Llegó la Navidad y se complicó la cosa… Sí, dentro de poco
anunciaremos fechitas. En principio tocamos el 24 de marzo en el Inverfest de Madrid, pero iremos poniendo más en las redes sociales.
(Sergio) Tenemos Albacete, Sevilla, Granada, Valencia…

¿Qué tal fue el festival que hicisteis en Madrid para paliar el desastre del volcán (Vinagrenéfico)?
(Sergio) Súper. La verdad es que la gente se volcó a muerte y llenaron todas las placitas que se habían habilitado. De locos.

¿Habéis estado por allí (en La Palma)? ¿Cuál es el ambiente?
(Sergio) Sí. Pues ahora que paró, mejor. La última vez que estuvimos la gente estaba bastante más optimista, pero ha sido un drama de locos. Ya está en fase de reconstrucción, con todo el tema de las carreteras y la maquinaria desde el minuto uno, y también están llegando las ayudas, que era lo que más nos preocupaba. Por fin. Va lenta la cosa, pero están llegando, así que de lujo.

Ha debido ser una locura. ¿Lo habéis visto de cerca? ¿Cómo es?
(Rober) Sí, somos de la zona del volcán los tres.
(Sergio) Es como el croma de una peli.
(Abel) Es como un croma. Donde había antes un montón de casas, se ve ahora un vacío negro. Y la noche es más oscura, porque faltan todas las luces. Impacta mucho. Además, como somos de allí, estamos acostumbrados a ver una geología fija. Tienes almacenada en la memoria el mismo paisaje, y de repente está todo cambiado: hay una montaña gigante ahí.
(Sergio) Y un “valle” negro que llega al mar. Antes había vegetación y muchas casas.
(Abel) Te quedas loco.
(Rober) Una locura.
(Sergio). Es surrealista. Pero ahora toca remontar y tirar del carro hacia delante. No queda otra.

Y después de tantas catástrofes seguidas, ¿qué expectativas tenéis para el año que acaba de empezar?
(Sergio) Yo me conformo con tocar [risas]. Lo digo con la boca pequeña. En estos dos años no poder tocar ha sido lo más deprimente. A nosotros lo que nos da la vida es la salita, el bolo. No tener eso era un bajón.
(Rober) Que nos dejen tocar. Es que las bandas, además, vivimos de los directos, no del streaming. Tocar es básico.

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