Se le nota, a pesar de la distancia, que está feliz. Al fondo, una impresora 3D da forma a anillos y llaveros que venderá en sus conciertos. Es lo que implica llevar hacia delante un proyecto tan personal, que abundan la verdad y el trabajo. Tiene “la cabeza en mil cosas”, pero está satisfecho. “Estoy leyendo cosas muy positivas. Mucha gente esperaba que tomase esta dirección”, agradece. Y es que Damià —así se llama el rapero— está “contento no, lo siguiente” con el resultado del disco. Porque “Bentornat” no nació porque sí, sino que “es el fruto de un esfuerzo de mucho tiempo. De preguntarme ‘Vale, ¿qué soy y qué es lo que quiero hacer’. Llega un momento en el que disocias un poco y piensas ‘¿Qué es Lildami y qué no es Lildami?’”, reflexiona el catalán. Porque si encontrarse no es tarea fácil, mucho menos lo es cuando el viaje está ligado a opiniones ajenas y miradas obsesivas. “De repente, entro a la tele, empiezo a hacer cosas allí y la exposición como que aumenta y empieza a descubrirme gente que tal vez en condiciones normales no me hubiese descubierto. Al final, he entendido que tengo que abrazarlo todo, aunque sea siempre esta dualidad de que me encanta hacer pop, pero a la vez vengo de donde vengo”, concluye.
"Preparar toda una gira con banda es un Cristo distinto”
Sin embargo, esta vuelta a los orígenes sigue mirando hacia sus últimos proyectos y algo del pop que tan bien le funcionó con temas como “Supermercat” sigue latente en sus canciones. “Algo que me caracteriza es que nunca digo que no a nada, siempre tengo la ambición de intentar probarlo todo”, asegura Lildami, que reconoce que “después las cosas salen mejor o peor”. Y esto resulta, al final, en un largo ecléctico, que musicalmente sorprende, pero que tiene un sentido. “He probado las marcianadas más marcianadas, pero creo que si hay algo que no se ha perdido nunca en mi camino es mi esencia”. Por eso, la opinión ajena es algo paralelo a su modus operandi. “A nivel artístico nunca he tenido miedo de dar pasos por el qué dirán”. Viniendo del rap, “un sector muy crítico”, hubiese sido inconcebible un álbum como “Dummy” (23). Esto sostiene una relación muy estrecha con la filosofía de vida de Damià. “Soy adicto a la sensación que provocan las primeras veces. [...] Si yo estuviese siempre haciendo el mismo tipo de música, el mismo tipo de ritmo… Me aburriría y seguramente ya no estaría haciendo música”. A pesar de esta personalidad aventurera, el músico valora fuertemente “tener un entorno que te apoye, pero que sobre todo sea sano. Tener una cierta estabilidad emocional a tu alrededor te ayuda a focalizar bien las energías”. Una tendencia muy poco autodestructiva, teniendo en cuenta cómo funcionan los sectores más alternativos de la música. “Prefiero hacer temas peores, pero estar más tranquilo”, sentencia entre risas.
En la vuelta a los orígenes de “Bentornat” existe otro concepto: la tradición catalana. “Tenemos un folklore catalán, una cultura, unas tradiciones y una estética propia impresionantes”, destaca Lildami, y lamenta que la gente “se vaya a ver qué están haciendo en Ohio, en Chicago o en Los Ángeles” cuando “van a samplear música o a coger referencias”. Fue en uno de los lugares más importantes de Cataluña donde acabó de tomar forma su idea. “Yo ya lo tenía más o menos en la cabeza, pero estaba en Montserrat y compré las típicas baldosas de allí. Lo vi y decidí que el disco tenía que ir por ahí estéticamente”.
El caso es que, en esta vuelta, Damià se siente plenamente cómodo. “Creo que tengo que tirar por aquí, y más en un mundo y un mercado propio en el que se está tirando hacia la imitación de la música latina. Mismo tipo de autotune, mismo tipo de BPM’s, mismo tipo de melodías…”, razona. Porque fingir para adaptarse “a lo que se está haciendo” no es algo que vaya con el rapero. Por eso, tal vez, aprecia tanto su posición. “Soy consciente de que soy una persona muy privilegiada, que pertenezco a un porcentaje muy bajo de la que gente que hace música, que es la que se puede dedicar a ella”. Aunque, reconoce, le echa más horas de las que debería. Cuando tocamos el tema del directo, se le iluminan los ojos, pero habla calmado. “Creo que es el bolo que más he ensayado nunca. Preparar toda una gira con banda es un Cristo distinto”, explica, puesto que es su primera vez. Por eso, confía en la potencia de sus conciertos. “Creo que es el mejor bolo que hemos hecho hasta ahora y me siento tranquilo como frontman porque tengo la expertise de los últimos años”.
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