La procesión va por fuera
Entrevistas / Ezra Furman And The Harpoons

La procesión va por fuera

Marta Terrasa — 17-08-2011
Fotografía — Archivo

Perdido en una carretera en algún lugar entre Austria y Alemania, Ezra Furman baja de la furgoneta para buscar cobertura con el brazo estirado. Nada, no hay suerte. La llamada se corta y vuelta a la furgoneta donde le esperan el resto de The Harpoons apiñados, preparándose para la gira de presentación de su nuevo trabajo, “Mysterious Power”.

“Estaba en el coche y sonó en la radio nuestro single ‘I Killed Myself But I Didn’t Die’, y me quedé descolocado. Escuchar esa canción, la historia que cuenta y hacerlo tan alegremente fue muy duro. ¿Qué pensará el resto de la gente cuando la oiga?”, se pregunta Furman. “Mysterious Power” es el tercer trabajo de la banda de Boston, quienes se alejan del folky más saltón e histérico para facturar una docena de canciones más cercanas a la lírica de Bob Dylan y de melodías de inspiración sixties. “Este disco lo escribí de nuevo en la habitación, pero fue grabado en un estudio mucho mejor, con más tiempo y dinero. Quizá haya perdido espontaneidad, no sé. La madurez para mí se traduce en canciones más reposadas, aunque en los directos sigamos sudando la camiseta. Hemos aprendido a tocar y a componer mejor”, asegura el músico, parado en una gasolinera mientras el resto se toma un descanso. “Ha sido una evolución natural. En los discos anteriores –y las giras en solitario- sobresalía demasiado mi personalidad, terminé asqueado de mi mismo. Ahora, se diluye mucho más gracias al papel más activo de The Harpoons”. Un disco que se inicia en el dormitorio de un joven, incapaz de comunicar sus auténticos sentimientos, ilusiones y temores a una sociedad plagada de tabús. Suena a tópico, sí, pero lo es menos cuando descubrimos que se trata del alter ego del propio cantante. “No es que esté bajo medicación, ni enfermo, pero sí que tengo tendencia a caer en depresiones y tener ataques de ansiedad. A veces me siento como un muerto viviente y en otras, la persona más afortunada del mundo. Escribo las canciones cuando alcanzo estos extremos”. Un silencio incómodo se adueña de la conversación, solamente perturbado por la bocina de un camión. “Quizá escribo canciones así porque no puedo contárselo a nadie a la cara, porque es demasiado personal y duele”. Sin embargo, “Mysterious Power” no es solo el lugar en el que expiar los demonios, es también el retrato del sueño americano, del sol, las barbacoas y el 4 de Julio. “No era consciente, pero definitivamente ‘Portrait Of Maud’ está inspirada en ‘On The Road’ de Kerouac. Es mi libro favorito, lo he releído decenas de veces. Cuando era un adolescente me entró el gusanillo y también quise cruzar el país con un coche en busca de aventuras, como si fuera un buscador de oro. Es por eso que disfruto muchísimo estando de gira, conociendo a todas esas personas, tocando y visitando nuevos países. Aunque a veces me despierto sin saber quién soy y por qué estoy lejos de mi casa, de mis amigos y de mis padres. Al final resulta que soy muy americano y añoradizo”. Furman, originario de Chicago y con cara de post-adolescente bien, se afeita la cabeza dejándose solo la cresta, mientras mira a la cámara con sus ojos azules inquietantes. “Mysterious Power” no tendrá hits como “Take Off Your Sunglasses” o “We Should Fight” –aunque en él sigue buscando a su eterna diana-, pero supone un paso adelante en la carrera del grupo, como si esta vez ya se lo tomaran en serio, aunque cueste creerlo. “Si escuchas con atención ‘Help’ de The Beatles te darás cuenta de lo negativa que es la letra, aunque hoy todos tarareamos la canción encantados. Historias crueles, envueltas con un ritmo pegadizo y una bonita melodía, esa es la grandeza del rock’n’roll. Por muy jodido que estés, conseguirá que te muevas”.

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