Las cosas por su nombre
Entrevistas / Hora Zulú

Las cosas por su nombre

Arturo García — 06-11-2008
Fotografía — Archivo

Poco tienen los granadinos que clarificar a estas alturas. “Creer, querer/querer, creer” (Avispa) es su cuarto disco, un álbum que no ha hecho sino regocijar a los que desde hace ya tiempo reconocen su sonido y lo llaman por su nombre: Hora Zulú.

Culminación es la primera idea que nos ronda la cabeza cuando formulamos esa especie de axioma con el que Hora Zulú dan título a su cuarta entrega discográfica. “Creer, querer/querer creer” transmite un estado de satisfacción en la banda ante la evidencia de que su sonido tiene un cuño propio forjado disco a disco. “De alguna manera eso lo sentimos a partir del segundo disco. Con este cuarto ya sabíamos que habíamos llegado a la cabeza de mucha gente y teníamos bastante claro que queríamos hacer ahora”.

"Parecernos solamente a nosotros mismos es una medalla que llevamos con mucho orgullo"

Un convencimiento que también era profesado por sus seguidores que valoran positivamente lo previsible de un disco fiel a un estilo propio y personal que ya es esperado por el público de tal forma. El público esperaba un disco de Hora Zulú y eso es lo que tienen. “Parecernos solamente a nosotros mismos es una medalla que llevamos con mucho orgullo”. Sin embargo, no siempre ha sido así, precisamente el sonido de Hora Zulú que ahora es plenamente reconocible en su nuevo disco es fruto de conjugar rock con otras músicas de estirpes distintas como el flamenco y el hip hop y todo huyendo de la ortodoxia imperante con la que no pocos se habían estrellado. “La clave ha sido que probablemente no íbamos buscando mestizaje alguno. Conocemos perfectamente las raíces de las músicas que usamos y no nos quedamos en la mezcla superficial de ritmos y melodía. Nos gustan Fosforito y Maiden, no Ketama y Linkin Park”. El disco esconde momentos y pasajes muy elaborados, pero aparentemente espontáneos. La solvencia instrumental de los granadinos siempre les ha permitido lucimientos a los que tampoco quieren dar mayor protagonismo que el de meros arreglos. Y sacan pecho por ello. “Con alguno de los riff que nosotros utilizamos, sólo a modo de detalle puntual al final de un corte, hay quien hace canciones enteras”. Una ventaja a la hora de cohesionar composiciones tan cargadas de matices sonoros es sin duda el lenguaje directo y claro que utiliza Aitor en su lírica. “A mí me gustan las cosas bien dichas, pero de manera que se entiendan. Como decía el poeta: ‘las coplas vienen del pueblo y al pueblo van’”. Una forma de decir las cosas que sugiere en algunos temas un aire popular o de tradición oral. “Todo influye a la hora de liberarse frente al papel en blanco, pero sobre todo las canciones que te han marcado desde niño. Me gusta mucho gente como Carlos Cano, Gardel y Evaristo de La Polla, por ejemplo. Así que no querría, ni podría, decir las cosas de otra manera”. Temas como “Con las trenzas de tu pelo” dejan claro que ya no hay fisuras en el mosaico sonoro de Hora Zulú que dejen al descubierto fusiones de conveniencia. Como tampoco es de conveniencia el matrimonio por un día con Sho Hai de Violadores del Verso que se junta con los granadinos para colaborar en el último corte del disco, “Luego querrán”. Un auténtico capón a esa escena musical cuajada de artistas de usar y tirar, de camisetas compradas en H&M. Un tema que no tiene desperdicio. “Sólo hay que mirar las portadas de las publicaciones musicales, leer el correspondiente publireportaje y después escuchar a esos grupos para darse cuenta de que algo falla. Cualquiera que no esté muy gordo puede montar un grupo y vestirse como un moderno para que su compañía haga el agosto uno o dos años, pero de ahí a hacer buenas canciones un disco tras otro va un abismo en el que más de la mitad de las bandas caen por su propio peso”. Hora Zulú han superado ya esos dos años de gloria y canciones como “Toma y obliga” confirman que su lucidez creativa cuando tienen cuatro discos largos en la calle. Además, hay que añadir que “Creer querer/querer creer” es su trabajo más elaborado, con una producción estudiada y casi milimetrada que no deja al azar nada, todo fluye de forma natural, en su justo momento. “Fueron tres meses trabajando en Graná las canciones y un mes de grabación en Madrid. Así que si lo tienes claro de antemano, da tiempo a recrearse en arreglos, interludios y demás detalles. Ya son muchas las veces que nos hemos encerrado en un estudio de grabación y la experiencia ayuda a que cada vez salgan las cosas más parecidas a como las habíamos pensado”. Y así es, este cuarto álbum es un manifiesto definitivo del sonido Hora Zulú, tal y como ellos habían creído, tal y como ellos la habían querido.

Un comentario
  1. Great hammer of Thor, that is pourwfelly helpful!

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