IMPULSOS VITALES
Entrevistas / Fang

IMPULSOS VITALES

Francesc Feliu — 04-04-2001
Fotografía — Archivo

LA RECIENTE APARICIÓN DE "MONSTERS" (SATÉLITE K, 01) SUPONE UN NUEVO PASO ADELANTE EN LA TRAYECTORIA DE FANG Y EN SU CONFECCIÓN DE UN SONIDO QUE, SIN LAS DEUDAS DE ANTAÑO, SE BALANCEA ENTRE EL DRAMATISMO ORGÁNICO Y LA FRIALDAD ELECTRÓNICA. POR MUCHO QUE NOS EMPEÑEMOS EN JUZGAR SUS TRABAJOS, SIEMPRE SUBYACERÁ LA VISIÓN DE ESTAR ANTE UNA DE ESAS VALIOSAS EXCEPCIONES AL PRODUCTO NACIONAL PATRIO.

El andar de Fang no se caracteriza precisamente por la precipitación. Su proceso de crecimiento, palpable disco a disco sin estancamiento alguno, ha representado siempre la indudable distancia que separa a la crítica de las ventas. Y es que desde aquellos buenos indicios que se auguraban en su carta de presentación, el refrescante "My Weakpoint" (Moby Disk, 96), reafirmados después por el buen sabor de boca de "My Black Dress" (Moby Disk, 98), Fang da motivos para la confianza. Después de una temporada en silencio, su retorno llega con aires renovados. Nuevo disco, productor, sello y una aportación más a su proceso de maduración que esta vez depara en una mayor introspección y complejidad. "Ésta es la primera vez que hemos salido fuera a grabar y hay una diferencia con el sonido. Todas las canciones están a un mismo nivel, en cambio, en los otros discos que habíamos hecho, igual habían canciones que eran más guitarreras, otras más electrónicas y otras que sobresalían como hits. Éste es mucho más uniforme". Un sentido de unidad estimulado por la ralentización de la mayoria de los ritmos, aunque la incorporación de nuevos elementos a su música aporta una heterogeneidad que revierte en un mayor colorido. Incluso el protagonismo de las guitarras, definitivo en sus anteriores grabaciones, se rebaja para crear un conjunto más harmónico y menos rotundo.

"No creo que sea un disco triste, más bien creo que es muy optimista. Quizás la cadencia de los temas sea muy pausada"

Un registro de tintes otoñales, oscuros, que despide vulnerabilidad, no sin retazos de cierta solemnidad. "No creo que sea un disco triste, más bien creo que es muy optimista. Quizás la cadencia de los temas sea muy pausada. Mucha gente piensa que algo muy calmado o atmosférico significa algo triste, melancólico, pero simplemente es pausado. Era una grabación de presupuesto muy fuerte porque estábamos en aquel momento con Virgin. Ésto nos ha permitido aportar matices que siempre habíamos querido hacer. En un tercer trabajo si puedes tener gratis un coro y a un tío que te lo pueda grabar bien, al final te aporta un resultado más rico. Además, al tener más elementos queda menos espacio para cada cosa. Has de ir seleccionando. Igual por ésto cada canción coge un carácter diferente". Un cambio que ha afectado paralelamente al tratamiento de las voces de Mariona. La búsqueda de una crudeza emocional repercute asimismo en algo añorado por cualquier banda: la atemporalidad."Sí que ha habido un tratamiento diferente de las voces respecto a este disco. La voz se ha tratado de manera muy seca. Yo estaba muy sorprendida al grabarlo porque veía que a la voz no le íbamos poniendo ningún efecto y éso al final se ha notado. Pero lo que queríamos era no introducir ningún efecto. Los efectos pasan de moda enseguida. Y éso es algo que te puede situar en el tiempo. Queríamos hacer un disco de manera que pudiésimos escucharlo de aquí a diez años sin problemas". Una decisión importante que da otro paso adelante gracias a una expresión mucho más personal. Las tan cacareadas referencias, que los emparentaban con el pop inglés de los ochenta y principios de los noventa, empiezan a desmoronarse. Al final todo se resume en las maneras de la producción. "En los otros discos yo no creo que hubiesen referencias. Quizás escucharamos mucho a PJ Harvey pero a mí me sonaba más en cuanto a sonido de producción. Algún tratamiento de distorsión de la voz o a la manera de poner unas guitarras… Los elementos de la producción hacen que puedas sonar más como una cosa o como otra, pero no afectan a la composición". Un sonido cuya obtención tiene como máximo responsable a su productor Chris Lewis. Su contribución ha reportado una mirada diferente, externa al dúo, que les ha hecho redescubrirse a sí mismos. Una efectiva capacidad para exteriorizar lo que llevaban dentro. "Es una tercera persona que está involucrada en el disco. Al principio no se involucró demasiado. Era como un ingeniero de sonido. Sólo hizo de productor al final, con las mezclas. Lo que ha cambiado con él es la manera de sonar y nada más, no en la composición de los temas. Insistió mucho en poner cosas más reales, no todo tan electrónico. En el disco hay sonidos muy reales: sonidos de casa, palmas, la coral… Incluso nos esperamos en Inglaterra a que viniese un percusionista. Eran cosas que se podían haber hecho perfectamente con un teclado, pero queríamos darle un aire más vivo, no tan frío. Todo esto es por los medios de que dispusimos". Este incremento de la organicidad de los sonidos se debe a la relación del productor con el jazz y la world music, convirtiéndose éste en un trabajo distinto a los que acostumbra a hacer. Y sin duda ha sido una buena elección, la cual se produjo al igual que muchas otras decisiones del grupo, de manera totalmente espontánea. Sin conceptualizaciones, nada más que el impulso como motor vital y la búsqueda perenne de lo esencial. "Lo conocimos a través de una entrevista en la revista Future Music. Nos gustó su cara en la foto, su expresión de tranquilidad. Era un hombre mayor, de unos cincuenta años. Como el Clint Eatswood de "Los Puentes De Madison". Queríamos un hombre mayor porque nos inspiraba confianza. Veníamos de un momento muy malo y sólo nos hacía falta que fuera un cabrón. Necesitábamos una buena persona que crease paz. Y éso también se notó. Fue muy relajante, no hubo presión alguna. Además no habían nunca problemas para él". Fang representa hoy una apuesta fuerte para su nueva discográfica, que compensa así el periplo de transacciones -de Moby Disk a Virgin/Drac a Satélite K- sobrevenidas a la ruptura con su sello natal. Muchos cambios en tan poco tiempo que se materializa con una grabación con muchos más medios que les ha llevado desde Banyoles hasta Euskadi y Gran Bretaña y que ha contado con colaboraciones como las de Paul Fuster o el prestigioso Pette Lockett. Sólo cabe esperar a que esto reincida en una correcta promoción dentro y fuera de nuestras fronteras, algo que Jaume Balagueró con el clip de "My Black Dress" y su inclusión en la banda sonora de los "Los Sin Nombre" ya consiguió sin proponérselo.

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