Historias mínimas
Entrevistas / Aroah

Historias mínimas

Enrique Peñas — 22-04-2004
Fotografía — Archivo

Un momento en la vida de Irene R. Tremblay. Una fotografía: de pie, en la cocina; acaba de llegar de viaje; saluda a su gata, Almudena. Intimidad que se convierte en revelación a través de la portada del segundo disco de Aroah, “The Last Laugh” (Acuarela, 04), en el que ahonda en el folk de raíces norteamericanas a través de catorce temas exiguos en el minutaje, pero grandes en su contenido.

“The Last Laugh” acaba precisamente en esta frase, la última de “Schooling”, cerrando un círculo que por primera vez habla inglés de principio a fin, incluyendo el título (en todo caso, nada definitivo: parece que próximamente habrá un Ep en castellano). “Es curioso que sea en inglés, porque creo que es un disco muy americano; de hecho, de la gente que participó en la grabación soy la única con sangre española”. El resto, liderados por Greg Weeks (con quien compartió escenarios en 2003), aportan chelos, guitarras, baterías, flautas... arreglos contenidos que prefieren el detalle antes que robar protagonismo a la voz de Irene, Aroah. Un álbum cuya grabación en Filadelfia nace de la gira por Estados Unidos (más detalles en la web aroah.net). “Íbamos en tres coches, desde Vancouver a Los Ángeles, una zona que para mí es bastante sentimental, porque pasé allí parte de mi infancia. En uno de los trayectos pusimos el ´Forever Changes´ de Love; yo lo ponía una y otra vez, hasta que Greg saltó: ´¡Quita el disco! Si grabas conmigo entonces haremos una versión de ellos´. Esa fue la primera vez que surgió la idea”.

"Hay momentos muy buenos en esa música rock tan decadente, y todo eso está ahí y sale por uno u otro lado"

Luego, esa versión de Arthur Lee y compañía no pasó de una declaración de intenciones, aunque algo queda. “A la hora de grabar los chelos, Greg sacó el álbum de Love y dijo que quería que sonase así”. Costa Oeste que resulta de un nuevo cambio de acompañamiento para las canciones de Aroah: primero David (A Room With A View) en el Ep “Cuando termine con esto habré terminado contigo”; luego los integrantes de Nacho Vegas y Las Esferas Invisibles para “Seis canciones desde el Norte” y su debut en largo, “No podemos ser amigos”; ahora, un grupo de músicos norteamericanos que incide en el folk como vehículo para hablar, entre otras cosas, de la necesidad de “salir del autoengaño, de aceptar las cosas y decir la verdad”. “Es difícil trabajar conmigo; hasta el momento nada ha hecho ´click´ para que pueda decir que esta es la banda de Aroah. Al principio creo que David estaba bastante dolido, porque cuando entró él estaba acostumbrado a formar parte de un grupo y también quería formar parte de esto: yo decía que sí, pero realmente había algo en mí que no sabía estar en una banda, no sabía ser democrática a la hora de tomar decisiones. Ahora soy algo más flexible”. En cuanto al directo, de momento presentó el disco a finales de febrero en Barcelona con la ayuda de Raúl Fernández (Refree); y nada más. “Todavía no lo sé, es difícil: quiero tocar, porque me gusta, y además hacerlo con gente es importante porque te metes mucho más en el papel, es más agradable y te sientes con un poco más de poder, con más capacidad para controlar la situación”. Una situación que, en las canciones, sigue partiendo de lo cotidiano: historias mínimas con carga autobiográfica. “Pensamientos muy personales, pero a la vez con cierta distancia. Adopto pequeños papeles y robo experiencias de los demás para las pequeñas anécdotas de los temas; en el caso de ´Autobiographical Rhyming Song´, por ejemplo, estaba grabando en el cuatro pistas y jugando con unos céntimos americanos en una jarra, hasta que se cayeron; eso queda en la canción, pero mezclado con ideas sobre la vida y la música”. También poniendo espacio a los sentimientos en “Vigo” y “Madrid” -“una visión de la ciudad en plan cementerio”-, algo que de alguna manera también recuerda a ese particular atlas de geografía humana que es Mark Eitzel. “Cuando le vi tocar aquí hace un tiempo dijo algo sobre una canción de la gente que no tiene hogar, gente que tarda en volver a casa porque aunque tenga un sitio donde dormir realmente no tiene un hogar; es una frase con la que me sentí identificada”. Vuelta a la realidad: “Tus sueños te gritan la obscena verdad”, canta en “Madrid”, huyendo de la narrativa, esbozando esquemas con ambigüedad y finales abiertos; también con cierta premura: la intensidad de “Sick In The Body, Sick In The Head” se condensa en un minuto y medio, sin más, atrapando y reiventando influencias: Joni Mitchell, Mary Timony, Tara Jane O´Neal, Cat Power, Julie Doiron... “La grabación está planteada desde el punto de vista de volver a los setenta; no quería hacer nada que sonase a Bob Dylan, pero sí estaba pensando en Leonard Cohen. Y Greg tiene también un background bastante setentero; está flipado con el primer disco de Aerosmith, lo ponía constantemente. Hay momentos muy buenos en esa música rock tan decadente, y todo eso está ahí y sale por uno u otro lado”. Enrique Peñas

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