Gazella están ahora más cerca del dream pop que del shoegaze, desde luego. Incluso me recuerdan a proyectos de post-rock de los primeros años noventa como Disco Inferno o nuestros Silvania, que primaban los sintetizadores sobre los riffs de guitarra. Hablo de todo esto con Adrián Camáñez (guitarra y sintetizadores), Lluisen Capafons (batería y voz) y Alba Raja (sintetizadores), tres quintas partes del proyecto que completan Raquel Palomino a la voz y Mauro Llopis al bajo.
“Vías” me parece un disco más enfocado a un sonido concreto, más homogéneo.
(Adrián Camáñez) Tienes razón, ha sido intencionado. En el primero no había una idea preconcebida de qué tipo de disco íbamos a hacer. Aquí fue al revés. Buscamos un sonido determinado.
Me decíais hace dos años que lo que más os apetecía era meteros en el estudio a grabar, tener tiempo para eso.
(Lluisen Capafons) En mi casa tenemos el estudio para producirnos y grabarnos, y eso nos da mucha libertad. Aunque bien es cierto que casi nos hemos cansado de esta dinámica y ya estamos pensando en el tercer disco como algo para grabar en un estudio ajeno y con un productor que nos guste. Y no comernos todo el marrón nosotros. Porque es muy intenso, aunque pules las cosas y ha habido una criba de canciones tras la que hemos dejado las que pensamos que daban más sentido al disco, eso también.
¿Os plantearíais grabar con un productor externo, pues?
(Adrián Camáñez) Eso es un dilema. A lo mejor suena un poco narcisista, ¿pero quién nos va a decir lo que nos tiene que gustar?
(Lluisen Capafons) Es un dilema cuando abres el proyecto a otras personas, no solo a nivel de producción. Nos cuesta dar el control del proyecto. Lo vemos claro. Sentimos que es muy nuestro, pero tenemos que abrirlo. Y es algo que estamos aprendiendo a hacer.
(Adrián Camáñez) Ahora lo que nos apetece para el siguiente disco es entrar a grabar sin overdubs y lo que salga, porque este disco ha sido lo contrario, ha sido muy de repensar. Dicho esto, nos encantaría que Refree nos cogiese para producirnos [risas]. Por ejemplo.
"Las disonancias de Sonic Youth y sus tensiones, me llevan al flamenco, sin ser nada flamencos ellos"
Sigo pensando que no hay apenas grupos en Valencia que estén en vuestra órbita. Tampoco muchos fuera.
(Lluisen Capafons) Yo diría que me cuesta encontrar referentes directos en España. Sí en las letras, pero no en el sonido. Se me ocurre gente de Inglaterra o Alemania, o ya casi incluso de Argentina.
(Adrián Camáñez) Quizá por desconocimiento nuestro, porque seguro que los hay también en España.
Por las veces que os he visto en directo, tengo también la impresión de que el recinto condiciona. Quiero decir, que no es lo mismo veros en una sala que en un gran festival. Vuestra música demanda una inmersión completa.
(Alba Raja) Sí, totalmente. Los conciertos en sala son para distancias cortas, para entrar desde un principio, y nos encontramos con gente que ha estado metidísima en el concierto, porque han participado de la atmósfera y de toda esa oscilación de noise y de desarrollos más largos, y otras personas que se quedan un poco más descolocadas. Yo me siento más cómoda cuando estamos en una sala porque me meto más.
(Adrián Camáñez) Y no es lo mismo en un festival de día. En general.
(Lluisen Capafons) Aunque en el último Monkey Week, en el claustro, nos fue muy bien. Sentimos mucho el aplauso del público.
Hay menos guitarras eléctricas, menos ritmos kraut y más atmósferas. “Volver”, por ejemplo, me recuerda a grupos de post-rock de mitad de los noventa, pero de los que primaban los teclados por encima de las guitarras.
(Lluisen Capafons) Es guay porque es la primera vez que veo a Alba y Adri tocar el teclado a la vez.
(Alba Raja) Pero no diría que “Volver” sea una canción tan diferente a algunas que estaban en el primero, como “Azul”. Puede dar la sensación de que los teclados tienen más peso, eso sí.
(Adrián Camáñez) No hay ningún riff en el disco, salvo al final. Pero estoy con Alba. Hemos cogido cosas que empezamos en “Azul” y “Urkía”, del anterior disco. Crear esa sensación de post-rock con sintes. Hay guitarras, pero son muy etéreas. Y hemos mezclado baterías electrónicas y acústicas. Creo que hemos dado un pasito más.
(Lluisen Capafons) Llegó un momento en el que, por lo menos en mi caso, casi toda la música que escucho me acompaña, y justamente estaba escuchando un vinilo de Yo La Tengo limpiando la casa y pensando que es perfecto. Creo que este disco también invita a acompañarte, a ponértelo mientras haces cualquier otra cosa. Porque no tiene tantos contrastes. El anterior es muy loco. Este es como un paseo, un trayecto, todo muy reposado. Y quizá en una primera escucha sea un poco más complicado para mover en festivales, porque quizá tampoco tiene muchos hits. Es un disco que demanda al menos un par de escuchas.
(Adrián Camáñez) Sobre todo por lo que es un festival hoy en día. A finales de los noventa o principios de los 2000, hubiera sido muy fácil venderlo a festivales. Hoy en día quieren música urbana o riffs de guitarra. Y eso no es.
(Alba Raja) Es como ¿qué cara de Gazella vendemos? Pero es que en directo no tiene nada que ver. Ese toque reposado en el estudio cambia en directo, porque creo que luego somos muy impulsivos.
Hablando de Yo La Tengo: no podéis negar que “Un lugar”, la última del disco, suena mucho a ellos.
(Adrián Camáñez) Podríamos mentirte y decirte que no ha sido adrede. Pero sí, lo ha sido [risas]. Nos gustan mucho.
(Lluisen Capafons) Mira que yo hago poco caso de las estadísticas de Spotify, pero me salió que el grupo que más he escuchado en 2024 fue Yo La Tengo.
(Adrián Camáñez) Y creo que es el grupo que más hemos visto en directo nosotros juntos. Nosotros tres. Y diría que es el grupo que más veces he visto en mi vida.
(Lluisen Capafons) Yo me tiré los últimos quince minutos de su último concierto en Barcelona sin parar de llorar. Con “Heard You Looking”. No podía parar. Desde el primer minuto.
En “Cielo gris” exploráis un ritmo cercano al drum’n’bass.
(Lluisen Capafons) Es un poco jungle, con el ritmo medio sincopado, extraño. Es la más rápida del disco. Va por ahí. Es como si “Urkía” y “Azul” hubieran tenido un bebé. Un bebé que ha mejorado la raza, en mi opinión (risas).
(Adrián Camáñez) Metería un tercero en discordia, “Sol menor”. Porque queríamos meterle unos vocales, glitchearlas, chopearlas, y como Raquel [Palomino] no estaba en el estudio en ese momento, y las voces eran las de “Sol menor”: las cogimos, las chopeamos y las utilizamos en “Cielo gris”. Le da un punto especial.
“Kim y Jimmy”, que se llama como los protagonistas de la seria “Better Call Saul”, me recuerda un poco a Los Planetas de “La leyenda del espacio” (07), e incluso en su tramo final a Mogwai.
(Adrián Camáñez) Es como estas canciones de los noventa en las que todo es muy reposado y de repente explota. Como una dinámica muy clara entre dos partes.
"A nuestro público no sabes por dónde cogerlo, y eso es muy guay"
En “Ábalo” hay unas palmas que ahondan en la vena un poco flamenca del grupo, que ya se veía en el anterior disco y en la versión de “Te estoy amando locamente”, de Las Grecas.
(Adrián Camáñez) A todos nos gusta el flamenco dentro del grupo. Es lo que nos une a todos. De una manera muy genuina.
(Alba Raja) El flamenco tiene, a nivel melódico y rítmico, algo muy rico, y se nota incluso en “Aracea”, que es la que tiene un ritmo un poco más parecido al kraut. Y vamos ahí también por las características vocales de Raquel. Es algo que está en nuestra cultura musical también. No es algo en lo que pensamos a priori. De forma natural fue surgiendo. No es algo buscado.
(Lluisen Capafons) Exacto. Hay canciones que nos lo piden. Hay palmas en “Volver”, “Aracea” y “Ábalo”, también castañuelas en las dos últimas. Incluso percusión y melodías que vienen de estas raíces. No es que el flamenco sea un referente nuestro: le tengo mucho respeto y no lo diría. Pero hay algo que nos sale cuando nos juntamos los cinco que acaba colándose por ahí.
(Adrián Camáñez) Creo que nos interesa mucho armónicamente. Porque se llama flamenco, pero nos interesa esa tonalidad. No es que nos propongamos fusionarlo, como Los Planetas. Para mí el mejor disco de la historia es “La leyenda del tiempo” (79), de Camarón. Aunque no haya quien no lo considere flamenco puro.
(Lluisen Capafons) A mí el flamenco en directo me fascina. Y como buen batería que soy, me atraen el taconeo y las palmas. Es como un desafío, algo muy potente para ver. Me atraviesa.
(Adrián Camáñez) A mí me pasa igual con su armonía, porque siempre están tensionando mucho. Y eso me atrae. Las disonancias de Sonic Youth y sus tensiones, me llevan al flamenco, sin ser nada flamencos ellos, aunque colaborasen con Morente en aquel espectáculo en Valencia en 2005, en el Greenspace.
Me decíais hace un par de años que quien no hacía post-punk en Valencia, estaba un poco fuera de la corriente principal.
(Lluisen Capafons) Sí, pero ahora ha cambiado.
(Alba Raja) Personalmente, creo que Gazella ha tenido muy buena acogida en Valencia precisamente por no estar en ese saco de bandas. No sé si es una visión distorsionada de la banda, pero creo que aquí también se aprecia que vayamos por otros derroteros.
(Lluisen Capafons) Creo que Gazella cayó bien porque cogía cosas que, de alguna manera, podía interesarles a la movida emergente de Valencia, digamos, y a la vez otras cosas. A nuestros conciertos viene desde gente de cincuenta años que ha vivido los ochenta y los noventa hasta emos de la Estación Central, otakus… es como que se han juntado varias cosas. Para mí eso es el éxito.
(Adrián Camáñez) Yo me di cuenta de eso el día que tocamos en el Veles e Vents. Gente de más de cincuenta y parejas de emos de dieciocho o diecinueve años. Se quisieron hacer una foto con nosotros y me hizo mucha ilusión gustarle a alguien tan joven.
(Alba Raja) A mí me asombra ver el espectro de edades, son ambientes muy diferentes a los conciertos a los que se suele ir en Valencia, que son muy de nicho o muy de estilo. A nuestro público no sabes por dónde cogerlo, y eso es muy guay.
(Lluisen Capafons) Yo recuerdo vivir la escena valenciana con un poco de resquemor porque antes tocaba en un grupo de rock que nunca fue aceptado por la escena, y verme un poco desubicado, sintiéndome un poco mal. Y con Gazella toda la gente ha sido súper maja. No lo juzgo ni lo critico, lo que haces te representa, pero lo noté así. Eso está cambiando.
En Valencia también es complicado que los grupos duren en el tiempo.
(Lluisen Capafons) Nosotros nos esforzamos porque el proyecto trascienda. Que perdure en el tiempo. Dejar algo que tenga sentido. Eso requiere medios. Y nosotros partimos desde el privilegio, eso también lo hemos de decir, de tener una estabilidad que genera un engranaje que funcione. Por nuestra situación. Tenemos la economía, los medios y la cultura para hacerlo. Todos creemos mucho en el proyecto. Y también hay que valorar a las bandas que, por otro lado, solo quieran disfrutar y pasarlo bien. Incluso puede que se lo pasen mejor que nosotros [risas]. Yo amo Gazella pero es el proyecto en el que peor lo paso. Disfruto, pero genera mucho trabajo y mucho desgaste.
(Alba Raja) Hay una tendencia natural en nosotros a la complicación, sí. Sin desmerecer a un montón de bandas valencianas que nos encantan.
Una característica muy vuestra es que parece que todos tiráis por igual del carro, como que el grupo es la suma exacta de las cinco personalidades muy definidas, sin que uno o dos se impongan al resto. Eso no debe ser fácil, porque al fin y al cabo ningún grupo es una democracia plena.
(Adrián Camáñez) Intentamos que lo sea.
(Lluisen Capafons) Sí que es cierto que a nivel compositivo nos podemos encargar más Adri y yo, o Raquel de las melodías, pero hay una cosa que es muy evidente: que los cinco formamos un equilibrio que hace que la banda sea la banda. Cambiaría mucho sin cualquiera de los que están ahora mismo. Porque hay personalidades muy marcadas. Somos muy amigos y siento que nos queremos mucho. Y esto está por encima de todo.
(Alba Raja) Yo cuando mejor me lo paso es en el local, es un privilegio.
(Lluisen Capafons) Y nos reímos mucho. Nos hacemos mucha gracia.
(Adrián Camáñez) Aunque no lo parece en la música [risas].
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