“No pretendo actuar como si siguiera teniendo veintisiete jodidos años”
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“No pretendo actuar como si siguiera teniendo veintisiete jodidos años”

Raúl Julián — 11-06-2025
Fotografía — Joseph Cultice

Garbage tienen nuevo disco, “Let All That We Imagine Be The Light” (BMG, 25), en el que mantienen viva la chispa de su esencia mientras presumen de una madurez que les mueve a ocupar su propio lugar en la escena, tres décadas después de su recordado y homónimo debut.

“Let All That We Imagine Be The Light” es el octavo disco de estudio en la trayectoria de Garbage. Álbum que habla de supervivencia en un mundo extraño, apostando por esos halos de luz que señalan el camino ¿Nos encontramos, entonces, ante un disco optimista o pesimista? ¿O quizá realista? La propia Shirley Manson, carismática vocalista del combo, opina al respecto en una conversación vía zoom que comienza con efusiva afirmación: “Estoy lista ¡Siempre estoy lista!”. “Creo que es optimista porque se centra en la idea de apuntar hacia todo el bien que existe en el mundo, al tiempo rechazar todo aquello destructivo, violento, cruel, prejuicioso e intolerante. Sé que suena como una locura, pero realmente intenté inyectar mucho amor en este álbum, porque sentí que era la única forma por la que podría resistir de cara a las fuerzas que manejan el juego. No tengo la capacidad de cambiar el mundo, pero tengo el poder de emplear mi amor en ello. Es mi acto radical de desobediencia: un rechazo a la apatía y al hecho de sentirse desesperanzado”.

“En la banda no hablamos: la única comunicación que compartimos es musical”

En cuanto al sonido que preside este bien parecido nuevo álbum de Garbage, podría apuntarse que supura aroma indie-pop, apostando por cierta accesibilidad bien entendida definiendo el talante de la referencia. “Nuestro anterior disco, ‘No Gods No Masters’ (21), fue un álbum muy agresivo, un poco político y definitivamente nacido de la frustración. Y sabía que en el siguiente tenía que cambiar la perspectiva. Al final, dejamos que la luz fuese toda nuestra inspiración. Yo no podía entrar al estudio ni estaba lo suficientemente bien tras una cirugía, así que dije a la banda que debían entrar al estudio y componer sin mí. Crear y sorprenderme. Y lo hicieron”.

Por su parte, la voz de Manson vuelve a lucir tan poderosa como de costumbre, pero también generosamente matizada y más sedosa y cálida. “En cada álbum que hacemos intento que suene un poco diferente. Trato de expandir mi voz y usar tonos que no había usado antes. En este disco puse algunos de los tonos más vulnerables de mi voz. No quiero continuar escribiendo siempre la misma mierda, ni cantar las mismas melodías, ni tampoco que la banda suene de la misma forma. Creo que sería tedioso y poco realista para una banda de nuestra edad hacer exactamente la misma música que la que hicimos cuando éramos mucho más jóvenes. Los artistas que más he amado han sido siempre valientes, como Leonard Cohen. No pretendo actuar como si siguiera teniendo veintisiete jodidos años”.

“A diferencia de la mayoría de las chicas de la escena en los noventa, yo no intentaba ser un chico: fui muy femenina y glamurosa”

En cualquier caso, y a pesar de esa madurez palpable en la obra, el conjunto mantiene la más pura esencia de Garbage. La llama sigue viva, calentando y alumbrando. “No tengo ni jodida idea de cómo lo hemos conseguido (Risas). A mí gustaría ser más calmada, pero soy como una llama roja. Es la forma en que siempre he interactuado con el mundo. Podemos ser viejos, pero todavía compartimos un tipo de carácter punk-rock. Tenemos una ética de trabajo muy fuerte y nunca nos ha distraído el estatus o la fama. Es gracioso, porque la única comunicación que comparto con la banda es musical. No hablamos, no somos amigos. Los amo y son como mis hermanos, pero no nos vemos socialmente ¡Ni siquiera hablamos de estar en una banda o de hacer música! ¡Es extraño!”.

Cuando Garbage publicó su primer disco en 1995, encandilaron por igual a seguidores de sonidos rudos como el grunge y a aquellos aficionados a un indie-pop de guitarras con mayor gusto por la melodía, cosechando un éxito casi inmediato. “Fue un sonido muy avanzado para la época y moderno para una banda de rock alternativo. Era muy inusual y fresco. Hay que sumar el talento como productor de Butch Vig y el sonido de la guitarra de Duke Erikson. También había curiosidad por ver qué es lo que iba a hacer ‘El productor de Nirvana’. Mi imagen también era muy diferente al de la mayoría de las mujeres de la escena. Me presenté como una estrella pop. Lucía muy glamourosa y, a diferencia de la mayoría de las chicas de la escena indie de ese momento, yo no intentaba ser un chico. Fui muy femenina y, si lo piensas, tenía un aspecto muy contemporáneo. Era muy Kate Moss, con una gran cabeza, labios rojos y ojos grandes ¡Y además tenía buena voz! (Risas)”.

En efecto, Shirley Manson fue uno de los iconos musicales femeninos más evidentes de los noventa. En un momento en el que el rock todavía se asociaba, con frecuencia, a la masculinidad, la vocalista lucía escandalosamente segura de sí misma, talentosa, sexy y, en definitiva, como líder incontestable. “Que se diga que soy un icono o un modelo no es algo que realmente piense demasiado. La banda ha conectado con muchas personas y hemos disfrutado de la inmensa lealtad de los fans durante los últimos treinta años. Hemos logrado sobrevivir a una industria muy competitiva, difícil, crítica y cruel. No sé cómo lo hemos hecho, pero lo hemos hecho. Y estoy muy orgullosa de eso. Me encanta mi trabajo, me encanta mi vida. Soy consciente de lo privilegiada que soy y estoy agradecida por todo”.

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