"Las canciones nacen un poco en función de lo que quiero contar"
Entrevistas / Carlos Sadness

"Las canciones nacen un poco en función de lo que quiero contar"

Joan Sánchez — 28-05-2024
Fotografía — Iulia Pironea

Hablar con un artista el día del estreno de su disco es algo entre mágico y difícil. Hay mucha presión, muchos nervios y también mucha emoción sobre el tablero. Sin embargo, el peso se torna un poco más ligero si se trata de un artista como Carlos Sadness, que presenta su Realismo Mágico (24).

Nos vimos en una de las terrazas de La Central del Raval, en un jardín íntimo y soleado, como en un oasis de cuento en medio del humo y la ciudad. Carlos se personó “muy contento, especialmente contento”, aunque cansado tras su concierto de presentación en Barcelona, en la sala Apolo, el día anterior.

¿Cómo fue el hecho de presentar “Realismo Mágico” en la Apolo, en casa? Y, además, el día antes del estreno del disco, ¿cómo lo acogió la gente?
Fue divertido porque claro, toqué canciones que la gente no conocía. Estaba todo el mundo como muy atento y como con muchas ganas de descubrirlas. Y luego tocaba una que conocían y cantaban como locos, se venían arriba. Entonces había como esos contrastes entre atención y euforia que lo hacían muy mágico y muy especial. Sí, yo creo que ayer fue uno de los conciertos más bonitos que he dado en la vida.

Estás justificadamente contento y haces normalmente canciones muy felices, con una vibra muy bonita, llenas de ternura. Pero, de hecho, te estaba stalkeando… Y no siempre se tiene un buen día. El otro día decías en Instagram que no estabas “Feliz, feliz”. ¿Cómo enfrentas esta actitud cuando tienes un mal día?
En general, soy bastante positivo. Pero, claro, esa imagen que hay de mí también es un poco porque los singles o las canciones que se me han hecho conocidas son las más positivas. Pero realmente hay de todo, hay canciones de todo tipo. Y a veces me dicen “Pero tu canción es muy buen rollera”. Y pienso “Bueno, eso es un punto de vista un poco… Externo a veces”. Entonces, sí hay canciones que son chungas y canciones que son tristes. Este disco tiene canciones duras como “Lo que fuera”, como “Pequeño amor”, incluso “Malandra”. Lo que pasa es que claro, de esas canciones no siempre puedes hacer un single, porque a veces los singles tienen exigencias un poco diferentes y, de pronto, pues en verano no vas a sacar una canción así. Que igual sí, ¿eh? Y luego la gente agradece mucho también un single emocionante.

"Muchas personas me dicen “Es que tus canciones son para bailar llorando”'

No hablo tampoco de canciones felices en el sentido de la letra, sino en el sentido de la vibra, que es como muy tropical, tiene mucho color.
Y hay canciones que son muy tropicalonas y la letra luego no es tan feliz. Muchas personas me dicen “Es que tus canciones son para bailar llorando”. Me hace gracia ese concepto de llorar bailando, porque es bastante duro en realidad. Pero me gusta, porque al final a mí me gusta la música emocionante. Y es verdad que mucha música que escuchamos para bailar no es emocionante, ¿no? Y te pones la radio y hay temazos de reggaetón que son temazos, pero no son nada emocionantes. Y este disco reivindica mucho la emoción.

¿Hay algo que te gustaría destacar del disco?
Hay una cosa que es un elemento que está en todas las canciones, que son las estrellas. Igual era algo que la gente no se iba a dar cuenta de primeras, pero la primera canción es “Big Bang”, ¿no? Y habla de esta creación de un universo. Y precisamente esas canciones están dentro de ese universo, y en todas nos encontramos con las estrellas, que aparecen en determinados momentos de la letra con un protagonismo, una función diferente en cada caso. Entonces es como una especie de, no te diría hilo conductor, pero sí de paisaje común que engloba las canciones.

Y te describes como cantante de Galactropical Pop, pero las canciones que sacas cada vez son como más galácticas que tropicales, ¿no? Se van acercando a un sonido más sideral, más electrónico. ¿Cómo gestionas este estilo tuyo?
Las canciones nacen un poco en función de lo que quiero contar, del paisaje en el que quiero contar, porque soy muy paisajista. Me gusta siempre crear un paisaje en cada canción y situarla. Pues “Malandra” sucede en un desierto de noche, en un claro de luna, está amaneciendo, lo veo, y entonces quiero meter esos elementos como si fuera un pintor. Como si dijera “Tengo que utilizar este color, tengo que utilizar este elemento para que haya ese paisaje”. Y es verdad que este disco tiene ese componente un poco galáctico. Tampoco en exceso, pero que la noche está muy presente, las estrellas están presentes… La luna de pronto tiene un protagonismo en un par de canciones, que hace como un poco de testimonio, de promesa, de juramento, como un elemento que te observa, que está ahí.

También es cierto que, cuando estás escuchando las canciones, inconscientemente vas, como cuando lees un libro, dibujando el paisaje. Entiendo que esto también tiene mucha relación con el realismo mágico, ¿no? El protagonismo de la luna como testigo…. ¿De dónde nace toda esta inspiración?
Supongo que soy muy inconsciente de eso, porque, al final, todo lo que consumas a nivel artístico te va dejando una huella. Pero, sobre todo, para mí, lo que consumes cuando eres pequeño. Yo creo que la manera de explicar y escribir y cantar una canción a veces viene muy influenciada por lo que escuchabas cuando ni siquiera sabías que ibas a dedicarte a eso. Y en mi caso podría ser, por ejemplo, Radio Futura. La manera de narrar de Radio Futura, ¿no? O de El Último de la Fila. Creo que… Que ahí hay cosas que son como el aprendizaje, y eso queda siempre. Incluso mi madre escuchaba mucho a Roberto Carlos. Roberto Carlos tiene algo muy del cantautor, pero como del cantante de balada latinoamericano, que de algún modo ha podido quedar en mí. Y, a veces, cuando me preguntan “Oye, ¿por qué tu música se escucha tanto en Latinoamérica?” Yo no sé la respuesta, pero quizás, en ese aprendizaje, el hecho de que mi madre escuchaba tantísimo a Roberto Carlos y yo me supiera todas las canciones, pues algo ha podido quedar ahí, de esa dialéctica y manera de explicar y de hablar de las emociones de Latinoamérica. Que ciertamente es un poco distinta a la nuestra. Nosotros somos un poco más fríos, y allí de algún modo se sienten como muy desacomplejados ante la emoción. Y a nosotros a veces la emoción nos genera un poco de pudor.

Bueno, en “Personita Buena”, al final suena esta voz que dice “La ternura es un acto de rebeldía”. Y, además, en el disco hay una canción que se llama “La ternura”. ¿Contra qué te revelas tú en este álbum?
Bueno, la ternura es un acto de rebeldía en un mundo en el que nos da pudor ser tiernos, ¿no? O ser empáticos, o ser cariñosos, donde el superconsumo ya no solo es en lo material, sino también en lo emocional, en las personas. Parece que ya no se pueden tener relaciones largas, no se puede pensar en el amor a largo plazo, porque sabemos que nos vamos a aburrir y que tenemos a nuestra disposición un gran número de gente para conocer de manera superfácil y superinmediata. A mí me parece emocionante el hecho de pensar en la vida y compartirla.

Hablando de compartir, en este disco has trabajado con un montón de gente. Has compuesto con Suu, has compuesto con Miki Florença, con Josep Montero... ¿Qué aprendes y qué aportan todos estos artistas a tus canciones?
Bueno, ellos son personas que me gusta mucho su visión creativa y pues esa visión externa me ayudaba. No es que yo componga con la gente mucho. Participan en cositas un poco más… Cuando la canción ya está más avanzada, quizá. Pero bueno, me gusta mucho poder tener esa visión externa, sobre todo de personas que me entienden y que me gusta lo que hacen. Por ejemplo, Josep Montero tuvo la idea esta de que “Lo que fuera” se repitiera en el estribillo. Y pensé “Ostras, no se me hubiera ocurrido a mí, pero encaja súper bien en la canción”. Luego yo le dije “Oye, que te quiero dar un porcentaje de autoría”. Y el tío se quedó como sorprendido. Pero sí, porque al final también me hace gracia que la gente pueda sentir un poquito suya también la canción, aunque haya tenido una idea que parece pequeña, pero que luego ha revolucionado de alguna manera la canción.

"Hace tres años y pico, en entrevistas sobre “Tropical Jesus”, me dijeron: “Tu música está llena de realismo mágico”. Y ahí nació el título de este disco"

Y también es una suerte compartir la música en una industria que cada vez es como más rapaz, más agresiva entre los cantantes.
Sí, pero bueno, también te digo que no siento que nos comparemos ni nos miremos ni compitamos. Me siento como bastante libre de eso, afortunadamente. Afortunadamente, porque sería horrible. O sea, yo no me veo participando, por ejemplo, en un Benidorm Fest. Lo pasaría muy mal. Siendo un artista también alternativo, ¿no? Porque lo que yo hago es como que si te encuentras con ello y conectas, vale, pero no estoy preparado, no soy normativo como para salir en la tele y venderte lo que yo hago.

Pero eso también en cierto punto hasta te quita presión y te da más libertad.
Quiero pensar que sí. Esa idea de que competir nos lleva a ser mejores es muy capitalista, ¿no? No sé. Aplicarlo en iPhone está bien, pero no en las canciones.

Dices en “Me enamoro”: “Lloré sin saber que la vida me estaba haciendo un favor”. Este tono así más optimista, como decías —de hecho, también, hasta místico—, está presente en todas tus canciones, ¿de dónde nace toda esta filosofía? ¿Es la que aplicas en tu día a día?
Yo no creo en el todo pasa por algo. Pero quizás esa frase sí que es como “Bueno, ha pasado algo, pero lo que ha venido después, si no hubiera pasado esto, no hubiera sucedido”. No pienso que las cosas estén escritas, pero pienso que la casualidad a veces es benevolente. Y, a veces, sin que hubieran pasado cosas que no nos han gustado, no hubieran venido otras que han arreglado o mejorado lo que había. A mí eso en la vida me pasó perdiendo un avión una vez. Estaba muy cabreado porque había perdido un avión y nunca pierdo aviones y me había empanado. Y, a raíz de perder ese avión, empezaron a pasar cosas que cambiaron y revolucionaron ciertos aspectos de mi vida.

Y bueno, antes hablábamos de influencias más musicales, pero el disco se llama “Realismo Mágico”, que es un movimiento literario. ¿Qué hay de este género en las canciones?
Hace tres años y pico, en entrevistas sobre “Tropical Jesus”, me dijeron: “Tu música está llena de realismo mágico”. Y ahí nació el título de este disco. Fíjate que los periodistas me hacen el trabajo. [Risas] Entonces, pensé “Ostras, nunca lo había pensado”, y quizás sí, me gustó mucho. Pero, más que conectar con el movimiento, conecté con la idea que rodea todo este disco, que es encontrar la magia en un mundo en el que cada vez hay menos lugar para la magia. Eso resume el espíritu del disco.

Ya me gustaría a mí tener esa filosofía de vida.
Hombre, bueno, hay días que, de hecho, tú has dicho “Hay unos días que has estado muy mal”. Sí, tuve dificultades con este disco, estaba unos días muy jodido. Porque pensaba que se iba a retrasar todo dos meses, estaba teniendo un problema con una persona que había participado en el disco y que se había cabreado muchísimo porque no se sentía valorada. Entonces, bueno, bloqueó una canción y no podía salir el disco. El disco estaba fabricado, nos ignoró a todos, me bloqueó a mí en Whatsapp… Y yo no me podía creer que alguien me estuviera jodiendo así, conscientemente. Y bueno, lo de solucionarlo... Se solucionó de manera legal, unos días antes de que saliera el disco. Fue de las veces que, a nivel laboral, he estado peor, sin duda.

Y oye, en el disco las melodías van haciéndose más pesadas, como un poco más oscuras. ¿Has organizado así el disco por esta progresión? ¿Las canciones del disco tienen algún orden concreto?
Bueno, creo que es como una fruta que madura, ¿no? Tiene sentido que oscurezca un poco hacia el final. Casi siempre lo hago, mis discos oscurecen un poco hacia el final. Realmente, tampoco te sé decir por qué. Creo que a veces es porque exigimos, de manera inconsciente, ese punto potente cuando presentamos algo. Y luego creemos que menos gente le va a dedicar tiempo a las últimas canciones, pero que, quien se lo va a dedicar, le va a dedicar un cariño especial. Y quizá tienen ese espacio en el disco más reservado a la gente que realmente va a profundizar en él. Y no la pole position del principio, que tiene un trabajo más como casi de single. Pero yo no sitúo las primeras los singles, sino que sitúo las primeras las que describen un poco la filosofía del disco.

"Todos los diseños los he hecho yo de todos los discos y este no iba a ser menos"

En “Morrita Linda” dices “Con un beso me has vuelto mexicano”. Y una cosa que me llamó la atención es que las tres colaboraciones del disco son mexicanas. ¿Es casualidad? ¿Y qué aporta cada una al disco?
Sí, sí, sí. Tres chicas, además. Y fíjate que son tres chicas en tres estilos también muy distintos. “Morrita Linda”, que es una canción que habla de mi relación con la cultura mexicana, la hago con Melissa porque Melissa es como mi mejor amiga, como mi hermana mexicana. Y, en una canción que hablase sobre mi relación con México, era una dupla perfecta. Luego, con Ximena (Sariñana), hace mucho que la escucho y me gusta mucho, pero no la conocía. Entonces, cuando la conocí y tal, tuve la excusa un poco de invitarla a una canción que ya tenía prácticamente acabada, pero que siento que su voz le sumaba ahí ese punto nostálgico. Y luego Carla Morrison, que es, bueno, titánica, pues contar con su voz en una canción, que es como la canción más delicada o la canción más melancólica de todas…

Has participado además en la producción de casi todos, si no todos, los temas. ¿Qué te aporta a nivel creativo formar parte de este proceso?
Es que compongo produciendo. O sea, ya no compongo con la guitarra, sino que ya compongo a través de algo que toco con el teclado. Entonces, como que he descubierto un poco que mi instrumento es la producción. Es el manejo del sonido y de texturas para crear cosas que me parecen como muy mías.

Y, hasta donde yo sé, la portada del disco la has dibujado tú. ¿Hay algo que no hagas?
Muchas cosas. [Risas] Lo que pasa que, bueno, en la música, pues… A mí me gustaba mucho ilustrar desde pequeño. Y es como una cosa frustrada. Todos los diseños los he hecho yo de todos los discos y este no iba a ser menos. Este tiene mucho de ilustración porque es la primera vez que hago una portada mía de disco 100% ilustrada. Entonces, luego, además de la portada, por dentro hay un montón de cosas y ha sido un curro. Pero he disfrutado un montón. Lo que pasa que, claro, cuando lo haces tú... No hay una visión externa y me he pasado semanas cambiándole el color al pelo del caballo. ¿Sabes? Había un momento en que, entre el color del pelo del caballo y una tonalidad del pájaro de la portada, quizá hice… Fui a la imprenta e hice diez distintos, los ponía en el suelo de casa, cada día elegía uno… Yo cada día me despertaba en un mood. Y al final elegí la primera de todas. Porque pensé, confié en lo intuitivo, que era el primer instinto.

Mi madre siempre lo dice, la primera opción es la mejor.
No sé si es la mejor, pero por lo menos es la auténtica, la genuina, la que surgió. Y que, al final, es lo que había en mi cabeza al principio, aunque luego puede haber alguna más bonita, ¿eh? Y eso me pasa mucho con los estribillos y con cosas de las letras. A veces cambio el estribillo porque el primero no me convence y empiezo a escribir y de pronto tengo una canción con cinco estribillos. Pero hay algo en lo intuitivo que es auténtico, que es espontáneo, que es natural y yo creo mucho en eso. A las canciones no les quiero dar cuarenta vueltas.

Ya estamos acabando, pero con “Tropical Jesus” hiciste 100 fechas. Ahora tienes toda una gira de festivales por delante, después te vas a tocar a LATAM. ¿Preparado?
No lo sé. [Risas] Tengo ganas de tocar las canciones nuevas.

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