Canción automática
Entrevistas / Broadcast

Canción automática

Estela Aparisi — 24-10-2005
Fotografía — Archivo

A Broadcast les gustaría ser a la música lo que Gertrude Stein (ver texto) fue al lenguaje. Su nuevo disco, “Tender Buttons” (Warp/Pias), recoge la inspiración de la escritora y transforma el vacío en un collage electrónico/hipnótico que mezcla el software con los sonidos analógicos embutidos en un tratado de psicodelia, pop delicado y ambientes retro.

El nuevo disco de Broadcast es un diario personal e intransferible que desemboca en catorce temas, los suficientes para elaborar la banda sonora de sus experiencias cotidianas. Según la vocalista Trish Keenan, “no hay un concepto definido, el disco es un collage de más de sesenta maquetas que James (Cargill, su pareja dentro y fuera del grupo) tenía guardadas y a las que reaccioné con mi voz. Creo que es nuestro trabajo más directo, nuestro álbum más pop, más simple”. Ciertamente el sonido parece menos elaborado que en “The Noise Made by People” (Warp, 00) o en el anterior “Ha Ha Sound” (Warp, 03), aunque aún conservan y convierten en virtud el tono repetitivo de los temas (“I Found The F”, “Arc Of A Journey”). Quizá aquí juegue un papel importante la reducción de la banda al binomio Trish/James, un paso fundamental en la construcción del disco. “Lo hemos intentado con varios baterías, también con el teclista que nos acompañó en el disco anterior y algunos guitarras en directo pero nunca ha funcionado del todo. La base de Broadcast siempre hemos sido James y yo, los temas los componemos nosotros”.

"Muchos músicos disfrutan mutando en el escenario, se vuelven locos… A mí me gustaría desaparecer"

Lejos de las presiones que los sellos ejercen sobre sus artistas (tres discos en nueve años) y refugiados en su estudio/casa de Birminghan, ambos reconocen que “un disco es algo temporal. Si además es consecuencia de no tener presión, hacer música se convierte en una experiencia reveladora. Componer dejándote llevar resulta más creativo. Con este disco hemos intentando escapar de lo difícil, de los arreglos imposibles, del trabajo en exceso y de la fijación por los detalles que al final sólo entorpecían el proceso. Así ´Tender Buttons´ se convierte en nuestro disco más simple pero también más complejo”. Lo mismo les ocurre a la hora de componer las letras. Trish asegura que cuando desaparece la intención y prima la improvisación se siente más segura, de ahí que se haya inspirado en el método de Gertrude Stein (escritura automática) y de algún modo la homenajee titulando el disco con un poema de la americana. “Me siento muy identificada con su forma de trabajo. Cuando el ‘yo’ se transforma en un vehículo, dejas de preocuparte. No quería epatar con mis letras, ni obsesionarme con escribir cosas magníficas, ni reflejar sentimientos profundos. Mi única intención al escribir los temas era no tener intención”. Ese dejarse llevar que ella misma señala como concepto del disco es una forma de escapar de muchos de los complejos que persiguen a la artista. La oscuridad de los directos de Broadcast tiene que ver con la necesidad de sentirse oculta a la mirada del público. “Muchos músicos disfrutan mutando en el escenario, se vuelven locos al salir a tocar y consiguen transformarse en un personaje que fuera del escenario no les dejan ser. A mí, en cambio, me gustaría desaparecer, ser invisible en la escena, me pasa todo lo contrario, es en el escenario donde quiero pasar desapercibida”. Otro de los aspectos a destacar es el estilo vocal de Trish que parece se simplifica y brilla con una luz casi angelical en todos los temas (impresionante “Tears In The Typing Pool”). Cuando le menciono a grupos como Shirelles, Ronettes o Shangri-Las como posibles influencias... “me encantan las girl-bands de los sesenta, pero no creo que mi voz se parezca mucho a ellas. Nunca he intentado emular a nadie ni me considero una gran cantante. Canto lo que me sale”. Y parece que la cosa le sale redonda, un disco maduro que recoge el espíritu de La Velvet Underground, un producto final en el que ningún tema parece innecesario y todos tienen personalidad propia. Un disco que resulta a la vez optimista y nostálgico e incluso a veces obsesivo. Un gran acierto.

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