Amigos rockeros
Entrevistas / 1990’S

Amigos rockeros

Xavi Sánchez Pons — 28-09-2007
Fotografía — Archivo

En una fauna tan pagada de si misma cómo la que puebla actualmente la escena del pop británico, es sano comprobar como algunos grupos saben reírse y sacar punta al estilo de vida del rock and roll. The 1990’s lo hacen en uno de los debuts más efectivos de este año, “Cookies” (Rough Trade/Sinnamon), un disco que habla mucho de tomar drogas, de alternar con menores y de dedicar canciones a amigos que ya no lo son tanto.

Contesta a nuestras preguntas Jackie McKeown, todo uno icono del indie rock de culto. En los noventa formó parte de The Yummy Fur, una de esas bandas que reivindicaban a The Fall cuando todavía no estaba de moda hacerlo, que además tuvo tiempo de dejar algunos siete pulgadas para el recuerdo y más de un disco notable. “The 1990’s se formaron cinco años después de la desaparición de The Yummy Fur. En ese impasse, toqué en diferentes bandas, una de ellas fue The Mars Hotel, que era un grupo dominado por bellas mujeres. The 1990’s son una reacción a ellas y no tiene que ver nada con The Yummy Fur. Solo quería rockear. También era gracioso romper todas las reglas que creamos para The Yummy Fur”.

"Creo que, en estos tiempos de mierda, necesitamos grupos que pongan sonrisas en nuestras caras"

En una operación parecida a la que hizo en su momento Lawrence Hayward, cuando decidió acabar con Felt y su aura cool infinita (gracias a ese pop preciosista que practicaban), para retomar su carrera con Denim, donde hacía todo lo contrario, reivindicar con cinismo y sarna el glitter rock de los setenta y el synth pop clásico, McKeown abandona el malditismo de su banda madre, The Yummy Fur, para abrazar con The 1990’s los tics del rock más canalla y todos los clichés que lo rodean. Ya saben: fiestas interminables, drogas, groupies que no superan la mayoría de edad… El trío de Glasgow se ríe de todo ese mundo, se ríe de ellos mismos (ojo al vídeo de “You’re Supposed To Be My Friend”) y declara en voz alta que lo único que importa en esta vida es pasarlo bien… Una descarada actitud que toma forma en “Cookies”, un trabajo plagado de canciones que se convierten al instante en favoritas gracias a sus estribillos pegadizos y a esos eufóricos coros cerveceros. ¿Son conscientes The 1990’s de la cantidad de rompepistas que presenta su debut? “¿Hit singles? Nunca hemos pensado eso cuando tocamos las canciones en directo o las ponen por la radio. Somos grandes fans de la música pop como género, pero no como un camino para conseguir el éxito”. El humor, la frescura y el descaro de The 1990’s les hace ir de la mano de Art Brut, otra de las bandas que dotan de consistencia a una escena, la del pop británico de maneras indies, demasiado superficial y falta de personalidad. Ambas bandas demuestran que para pasarlo bien no hace falta tener la cabeza hueca. “Creo que, en estos tiempos de mierda, necesitamos grupos que pongan sonrisas en nuestras caras. Somos como Marlene Dietrich yendo a visitar a las tropas para hacerles olvidar que estaban en guerra. Ahora mismo me gustan mucho dos bandas de Glasgow que se llaman The Royal We y Bricolage. También me gustan CSS, The Long Blondes y Mother And The Addicts, y poco más. Me disculpo de las bandas de amigos que no he nombrado en esta entrevista. Me acabo de levantar y mi cerebro aún no está muy templado”. The Modern Lovers, The Rolling Stones, The Velvet Underground, Gary Glitter o The Knack son algunas referencias que se pueden utilizar para describir el sonido del trío escocés. Un sonido que no dista mucho de uno de sus vecinos más laureados, Franz Ferdinand, que, además de compatriotas, son amigos de McKeown y cía. De hecho, Alex Kapranos y Paul Thomson llegaron a tocar en The Yummy Fur. “Sí, es verdad. Paul Thomson estuvo más tiempo con nosotros, y Alex Kapranos estuvo en la última época de la banda, antes de separarnos, y nos apoyamos mucho en él. Siempre estaré en deuda. Nos consiguió algunos conciertos. Recuerdo una vez que tocamos con Mogwai en Aberdeen, Alex tocaba los teclados y nuestro bajista nunca llegó a ese bolo, entonces Alex logró aprenderse cinco o seis canciones con el bajo en solo quince minutos. Fue un gran concierto. Admiro a los músicos que tienen los cojones de ir a por ello y desde luego él es uno de ellos. Paul es el batería con el que más fácil puedes tocar y llevarte bien del mundo”.

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