Tienes que mirar
Libros / Anna Starobinets

Tienes que mirar

9 / 10
Judit Monferrer Barrionuevo — 04-06-2021
Empresa — Impedimenta

Anna Starobinets es una de las autoras de terror y ciencia ficción más reconocidas del panorama literario ruso actual. Escribió su primer libro, “Una edad difícil” (05), con tan sólo veintisiete años, y desde entonces ha publicado más de cinco libros y ganado premios como el Utopiales European Award o el National Best Seller Prize de su país. La escritora, nombrada la Stephen King rusa, es además periodista y guionista, lo que le granjeó las herramientas necesarias para elaborar una historia como la de “Tienes que mirar”, editada ahora en nuestro idioma por Impedimenta. Una obra de no ficción basada en su propia experiencia con la pérdida, y el horror de una situación así y de un sistema al que no le importa lo más mínimo.

Los miedos son volubles e infinitos a la vez. Pueden mutar de forma, apaciguarse o expandirse, sustituirse, incluso. Pero nunca se apagan del todo, sus garras arañan y dañan la piel, la mente, el corazón, y sus sombras son tan largas que, de pronto, podemos estar totalmente rodeados por ellas. Engullidos, en cierta manera. Por eso el cuerpo entero tiembla cuando el ascensor se detiene donde no debe. El miedo es el paisaje oscuro y helado tras la ventanilla de un avión, el sofoco de volar aún cuando odias las alturas. Lo impredecible de ese sentimiento, sin embargo, es su capacidad de transformación. De pronto todo pierde sentido, podrías estrellarte y no te importaría lo más mínimo, porque ya estás hundido, tu miedo se ha materializado. Te encuentras en el suelo, en el fondo. Y, por mucho que lo intentes, sabes que jamás podrás volver a subir.

Dejaba por escrito Starobinets en el prefacio de “Tienes que mirar” que, tras todo lo que había vivido y el trato que había recibido, “aquellos que han perdido su apariencia humana no pueden convertirse de nuevo en personas”. Pero, y esto es importante, justo después sentenciaba que el sistema se podía corregir, o que esa era su esperanza. Por eso esta historia es tan cruda y sorprendente, porque la autora no expone más que la verdad. En apenas ciento noventa páginas, Anna Starobinets nos lleva a su microcosmos de terror, en el mismo ojo del huracán, en el que una mala noticia puede cambiarte y destrozarte totalmente. La ilusión por la maternidad se rompe en mil esquirlas, como una copa rota, que no pueden volver a recomponerse, nunca de la misma manera. Su recorrido por la deficiente estructura sanitaria rusa y sus vivencias, físicas y mentales, son ahora las nuestras en este drama familiar y social que ni puede ni deja de ir a peor.

En su obra más personal y sincera, la escritora compone una historia única, un rara avis valiente por lo tabú que es el aborto en su país. No sólo habla sobre el veto que parece haber acerca del tema, sino también de lo difícil, extenuante y peligroso que puede ser el proceso en un lugar que sigue anclado en el pasado. La autora nos brinda una narración que sirve a la vez como testimonio y reportaje periodístico, con un valor tan emocional e informativo que no podía no ser publicado, tanto por lo mucho que descubre como por lo que puede ayudar en un futuro. De hecho, el proyecto nace con esa misma intención, como bien indica Starobinets al principio: “si este libro libera a alguien de su dolor, significará que no fue escrito en vano”.

En “Tienes que mirar” la periodista realiza aquí un gran e increíble retrato, de lo terrorífico de la sanidad pública y privada del país presidido por Vladimir Putin, sí, pero sobre todo del dolor humano y femenino cuando se acarrea un tipo de pérdida así. Una que no es voluntaria y que provoca muchas más discusiones filosófico-morales de las que uno creería. Porque, a ver, ¿qué sabemos realmente del sufrimiento ajeno? ¿Hasta dónde llega el alcance del alma cuando, teóricamente, aún no existe? ¿Se puede infligir daño a alguien que no ha empezado a vivir? Todas estas cuestiones son las que se plantea Starobinets, con el corazón en un puño, cuando sus miedos se cumplen, en el momento en que el pronóstico tan temido resulta ser un hecho indiscutible, una realidad nefasta y aterradora de la que es imposible escapar.

Con un estilo natural y sencillo, directo al grano pero con unas frases que permanecen contigo, la autora rusa nos habla en “Tienes que mirar” del proceso emocional y burocrático por el que transitan ella y su familia con todo lujo de detalles. Así, vemos el lado más humano y egoísta de Anna y su marido, Sasha, las peleas que surgen entre ellos, los miedos que aparecen, el gran equipo que forman. En relación a esto, Starobinets elabora además una denuncia velada hacia las relaciones matrimoniales en Rusia, en las que la mujer debe por todos los medios, aunque estos vayan en contra de su voluntad, “conservar el marido”. Como esclavas a los deseos de ellos, escondiéndose de sus condiciones –aborto, menstruación, enfermedades– para no asustar a los hombres, que las abandonarían. Y Anna no entiende cómo la sociedad lo ve así, no cuando Sasha la quiere incondicionalmente, la apoya, la deja decidir, la cuida cuando ella no puede cuidarse a sí misma. Porque esa es otra, si el retrato del dolor por la pérdida es increíble, el del daño psicológico y las enfermedades mentales, como la ansiedad, es impresionante. A través de narraciones y expresiones muy reales, la autora nos describe de manera desgarradora lo que es estar tan mal a nivel anímico. Cómo es hundirse en la oscuridad, sin freno, desapareciendo de lo que alguna vez formaste parte.

Pero la vida es muy cíclica y, al igual que ocurre con los miedos, su luz es tan amplia que, con el tiempo, hay claridad al final del túnel. El devenir de los días, de los meses, recompone como puede esas esquirlas desperdigadas, separadas. El resultado no es perfecto, jamás lo será, pero vuelve a ser funcional, existe. La ayuda psicológica, el amor familiar, la superación personal, todos hacen que la negrura se recluya en un rinconcito del cuerpo, uno donde ya no puede controlarnos. Las etapas, buenas y malas, pasan para todos, y también para Starobinets, quien sabe que, para subir, hay que recordar el fondo. Hay que hacer frente al dichoso avión y observar a través de su ventanilla, aún el pánico. Porque, para avanzar, para dejar el pasado atrás, tenemos que seguir mirando.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.