Spacemen 3 y el nacimiento de Spiritualized
Libros / Erik Morse

Spacemen 3 y el nacimiento de Spiritualized

8 / 10
Antton Iturbe — 10-08-2022
Empresa — Banizu Nizuke

Como tantas otras veces ha ocurrido en la historia del pop, a finales de los años 80 el mundo no estaba preparado para Spacemen 3, y probablemente Spacemen 3 tampoco lo estaban para este mundo. Y no está claro si Erik Morse lo estaba para ninguna de ambas cosas cuando en 2001 se dispuso a elaborar esta extensa y pormenorizada (no escatima detalles técnicos de los instrumentos ni de las drogas consumidas) biografía sobre la banda. Propenso a elucubraciones un tanto delirantes y a veces hasta graciosas vistas en perspectiva (lo de asociar en una misma frase a Einstürzende Neubauten con Wedding Present es, sin duda, antológico) y a meterse en camisa de once varas con citas a Deleuze y al psicoanálisis (especialmente en la introducción) en una prosa tan entusiasta como caótica, Erik Morse, parece engullido por la propia grandeza de la música. Debo admitir aquí mi devoción absoluta por ella.

Lo que está claro es que durante su corta y explosiva carrera Spacemen 3 existieron en un verdadero limbo tanto comercial como artístico, profesional y personal habitado exclusivamente por ellos. Disfuncionales, obsesivos, inadaptados y adictos hasta el extremo, la química que se producía entre Sonic Boom y Jason Pierce en el estudio es una verdadera bendición que produjo algunos de los pasajes sonoros más bellos e imperecederos de toda la década de los 80. Imposible de definir y de catalogar, deudora y a menudo descaradamente copiadora de las esencias más elementales del blues, del rock’n’roll más primigenio, de la psicodelia más oscura y del garage más atronador; minimalista, repetitiva y al mismo tiempo, llena de matices su majestuosa música posee una capacidad evocadora y conmovedora inmarchitable, inagotable, como si se rejuveneciese constantemente. Difícil de vender y encajar en los cánones comerciales del momento (a pesar de que llegaron a gozar de cierta popularidad); más aún, cuando sus creadores vivían en un estado de paranoia constante y de profunda incomunicación. De hecho, que llegaran a editar cuatro discos oficiales, aparte de la infinidad de recopilatorios y refritos que se han ido publicando con el tiempo, es ya poco menos que un milagro.

Ante semejante empresa, el intento de Erik Morse, se torna un acto de audacia y de amor absoluto, que, con todos sus errores, excesos y torpezas, es en realidad, el más fiel y certero reflejo posible de la magia inexplicable de los Spacemen 3. Ahí reside el valor, de esta obra tan delirante como excitante. Un verdadero acierto y un regalo el que nos ha hecho la editorial Banizu Nizuke con esta edición traducida por Xabier Strübel y Pablo Salgado.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.