Peyton Place
Libros / Grace Metalious

Peyton Place

9 / 10
Raúl Julián — 17-11-2022
Empresa — Blackie Books

La editorial Blackie Books tiene el buen gusto de reeditar “Peyton Place”, la imprescindible (y polémica) novela de Grace Metalious con la que en 1956 la autora se adelantó exponencialmente a su época. Vuelve así a estar de actualidad un título que en realidad resulta del todo atemporal, además de escalofriantemente esclarecedor cuando se trata de reflejar aquel tipo de sociedad que subyace en torno a cualquier ubicación de reducidas dimensiones. La autora airea sin tapujos los trapos sucios de una pequeña y conservadora localidad de Nueva Inglaterra, Payton Place, y con los mismos trapos atiza al lector en los morros para que pueda olerlos en profundidad. Metalious presenta, con excelente trazo y pasmosa fidelidad, una ciudad en la que el cotilleo malintencionado supone pasatiempo oficioso y poco menos que argumento existencial en el que emplear el día a día.

Un organigrama con clases bien diferenciadas y un plantel que incluye borrachos de diferentes calañas, pastores religiosos –uno católico y otro protestante–, así como doctor, director de escuela, abogado, editor del periódico local y hasta una pandilla de ácidos ancianos. El volumen reserva un foco específico para las féminas de la novela, con maestras, preadolescentes y viudas apareciendo de manera determinante en escena. Grace Metalious incide con lucidez en las personalidades de esos personajes hasta destriparlos, mientras que las propias vidas de los lugareños se ven inevitablemente entremezcladas con hipocresía y prejuicios ejerciendo como pegamento. La escritora retrata la desazón que deriva de vivir en un lugar estrictamente acotado y en donde hay escaso espacio para la esperanza, con una insana endogamia repicando con demasiada frecuencia. Leyendas y anécdotas que persisten al paso de los años y son arrastradas como una maldición irreversible; miedos, obsesiones y secretos que pesan sobre las espaldas de quienes los albergan; y, por el camino, también algún halo de felicidad que es recibido por sus receptores como una bocana de aire puro. Una ciudad que, además, guarda acontecimientos y recuerdos a buen recaudo (concretamente en la memoria de sus habitantes) para nunca perdonar u olvidar. Todo tiene cabida en Payton Place, una de esas localidades que parecen permanecer impertérritas ante el tiempo, congeladas y regodeadas en su propia estampa mientras diferentes sucesos aderezan el lienzo en cuestión.

Ambientada a lo largo de un periodo que se extiende desde el año 1937 hasta una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, “Payton Place” se impone como una obra de obligada lectura, que basa su poderoso argumento en esa secuencia empeñada en escudriñar a un buen número de personales pintorescos. O quizá Selena Cross, Constance y Allison MacKenzie, el Doctor Matthew Swain, Norman Page, el enamorado Ted Carter, Michael Rossi o el anodino Rodney Harrington no sean tan peculiares, y precisamente por eso estas seiscientas páginas resulten tan estremecedoras y adictivas. Puede que justo ahí, en esa reconocible normalidad que podría asociarse a ciudadanos de cualquier lugar del mundo, resida el descomunal magnetismo de esta referencia, así como el malvado y morboso encanto de su contenido. Tan lejos, tan cerca.

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