La tierra que vio nacer el blues
Libros / Alan Lomax

La tierra que vio nacer el blues

10 / 10
Marcos Gendre — 03-06-2021
Empresa — Libros del Kultrum

Demasiado tiempo hemos tenido que esperar para contar con una edición en castellano de “La tierra que vio nacer el blues”, pero por fin ya está entre nosotros, mediante una edición por todo lo alto que hace justicia a su memorable contenido, que ya le valió para ser galardonado con el Premio Nacional de la Crítica estadounidense. Y es que, ante todo, no nos encontramos ante un ensayo musical más. Ni mucho menos. Lo que incluye el vasto recorrido vivido por el arqueólogo musical Alan Lomax es toda una aventura de corte novelesco hasta los orígenes del blues, cuando dio voz a figuras capitales como Leadbelly o Fred McDowell, entre muchos otros.

Centrado en los años treinta y cuarenta, a través de las páginas de “La tierra que vio nacer el blues” somos partícipes de un mural de esclavitud, adoración, demonios y ángeles. Bandidos, soldados y rufianes, encuadrados en un híbrido milimétricamente trazado de entrevistas, narraciones y letras de canciones. Todo funciona por medio de la vivaz prosa de Lomax, que nos ilumina a través de su expedición por el Delta del Mississippi gracias a un texto que, ante todo, es alta literatura. Lomax es un narrador excepcional y lo demuestra tanto en la descripción de una ceremonia góspel como cuando encuentra a trovadores dispuestos a ser grabados con su maquinaria portátil.

Capítulos como “Existe un infierno” o “El más feo y el más rápido” compiten con las más grandes obras de la literatura universal. Pero es que el resto del viaje no baja el listón. No hay respiro en un texto que, más allá de plasmar las experiencias vividas por Lomax en el corazón de la liturgia blues, es un tratado sobre una época y contexto específico, que también explica la semilla del racismo vivida en los estados de la Confederación. No en vano, aquí no sólo nos vamos a encontrar con confesiones musicales. Ni mucho menos. Para entender la idiosincrasia del blues, hay que ser testigos de los testimonios enunciados por presos, pistoleros y toda clase de gente que puebla las letras de sus canciones. Y todo eso está aquí: dentro de un documento esencial que bien podría colar como esa “gran novela americana”, que supone el máximo anhelo de las grandes plumas literarias de las letras del país de las barras y estrellas. Uno al que el color rojo de la bandera es vertido con pasión a lo largo de una de esas lecturas que, literalmente, te cambian la vida.

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