La imaginación tangible
Libros / Jordi Sánchez-Navarro

La imaginación tangible

8 / 10
J. Picatoste Verdejo — 23-06-2021
Empresa — Editorial UOC

Hay libros inexcusables para el cinéfilo. Si uno sabe que Woody Allen publica sus memorias, el aficionado al cine se apunta el libro como un deber sin pensar siquiera si le gustan todas, pocas o ninguna de las películas del cineasta neoyorquino. Hay historias y puntos de vista que deben ser contados y merecen ser leídos. Lo mismo sucede con “La imaginación tangible”. No importa que se sea o no fan de la animación o que se disfrute o no con las cosechas de Ghibli, Disney o Aardman, pero si uno de los mayores especialistas de España en este tipo cine, como Jordi Sánchez-Navarro, programador de la sección Anima't del Festival de Sitges, publica una historia del cine de animación, esta debe ser leída por cualquier cinéfilo interesado en todos los ámbitos.

Lo hace en la colección Esenciales que él mismo dirige en la editorial de la Universitat Oberta de Catalunya y que está pensada especialmente para profesores y alumnos que quieran indagar en las temáticas propuestas. Ante todo, “La imaginación tangible” es un volumen fruto de un examen concienzudo con una estructura bien meditada que alberga diversas microhistorias. A través de las cincuenta películas analizadas –condición característica de la colección–, el autor no solo realiza un viaje por nombres ilustres (Lotte Reiniger, Dave Fleischer, Karel Zeman, Ralph Bakshi, Bruno Bozzetto, Don Bluth, Jimmy T. Murakami, Katsuhiro Otomo, Richard Williams, John Lasseter, Michel Ocelot, Brad Bird, Hayao Miyazaki, Peter Lord, Tomm Moore...) y técnicas destacadas (animación de recortes, dibujos animados, animación de muñecos, animación 3D, captura de movimiento,...) desde 1926 con “Las aventuras del príncipe Achmed”, sino que también desarrolla afluentes guadianescos que vertebran de forma cronológica miradas concretas, como por ejemplo la historia de Disney a través de cuatro filmes desde “Blancanieves” (1937) hasta “La bella y la bestia” (1991) –además de las experiencias de Don Bluth y John Lassetter–, la animación japonesa con seis títulos desde “Belladonna Of Sadness” (1973) hasta “Paprika” (2006) o la animación española con cuatro películas desde “Garbancito de la Mancha” (1945) hasta “Buñuel en el laberinto de las tortugas” (2019), con la que se cierra el volumen.

A los títulos indiscutibles, conocidos incluso por los legos en la materia (“La Cenicienta”, “Yellow Submarine”, “Akira”, “Pesadilla antes de Navidad”, “Toy Story”, “El viaje de Chihiro”...), Sánchez-Navarro añade joyas no tan populares pero que, desde su experto punto de vista, merecen la categoría de esenciales: la sátira de terror estadounidense con animación de muñecos “Mad Monster Party” (1963), la británica y cruda “Orejas largas” (1978) de Martin Rosen, la canadiense y rockera “Rock & Rule” (1983) de Clive A. Smith, la ucronía europea con captura de movimiento “Renaissance” (2006) de Christian Volckmann o la húngara y pictórica “Ruben Brandt, coleccionista” (2018) de Milorad Krstic, entre otras.

En Sánchez-Navarro convergen con precisión la mirada del aficionado y la del docente a través de un estilo claro, sencillo y ameno. En su aproximación global (estilos, lugares, épocas) del cine de animación, la intención de plasmar la diversidad de contenidos y de modos que permite el formato le lleva a incluir tanto conexiones con otras manifestaciones artísticas de naturaleza similar, ya sea el cómic –“Heavy Metal” (1981) de Gerald Potterton–, la novela gráfica –“Persépolis” (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud– o series de televisión –“South Park, más grande, más largo y sin cortes” (1999) de Trey Parker–, como con variaciones de apariencia contraria, ya sea el filme de imagen real “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (1988) de Robert Zemeckis o el documental “Vals con Bashir” (2007) de Ari Folman, en cuyo comentario, por cierto, Sánchez Navarro incluye una posible enmienda al discurso que ha vertebrado en el libro sobre la omnipotencia de la animación, signo ello del rigor de los textos en los que la pasión no le hace perder la razón.

En definitiva, “La imaginación tangible” es una estimulante invitación para conocer estilos, obras y maestros y una excelente muestra de lo que no puede ser más que una preparación para una historia más amplia del cine de animación que supere las limitaciones de la colección en la que se enmarca –cincuenta películas, ausencia de imágenes– y que esperemos que el autor esté ya preparando.

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