La herencia
Libros / Matthew López

La herencia

9 / 10
Joan S. Luna — 10-11-2021
Empresa — Dos Bigotes

Lo primero que sorprende al acercarse a la edición en castellano de “La herencia” de Matthew López, que publica la editorial Dos Bigotes, es la cantidad de elogios que se le han brindado en Estados Unidos a esta obra de teatro y a su puesta en escena y que la onda expansiva en nuestro país sea todavía tan limitada. Pero dejemos que se vaya haciendo con su merecido lugar poco a poco.

No sé si algún día tendré la oportunidad de ver “La herencia” interpretada sobre un escenario, pero tanto da, porque leerla produce ese extraño placer que sentimos cada vez que nos enfrentamos a un libro que nos emociona y que nos lleva a pensar irremediablemente en quienes somos, qué buscamos en la vida y, sobre todo, qué esperamos o le pedimos a las personas que nos rodean. La protagonizan un nutrido grupo de exclusivamente hombres gays, pero me gustaría pensar que eso no impedirá que cualquier lector o lectora se sumerja en sus páginas y pueda ver reflejados algunos de sus errores, decepciones, frustraciones, ambiciones, sueños y fantasías en las acciones de los hombres que van y vienen a lo largo de estas más de trescientas páginas. Porque López, sin escapar de los tópicos de vez en cuando (fundamentalmente a la hora de apostar por unos protagonistas u otros), despliega todo un catálogo de dolores y esperanzas humanas que van saliendo a la superficie a través de sus personajes principales.

López reconoce desde el principio haberse inspirado de forma más bien libre en “Howard’s End” de E.M. Forster –a quien convierte puntualmente en protagonista en una suerte de apunte surrealista–. La principal referencia tiene que ver con el gesto humanitario de dos de los hombres que pueblan las páginas de “La herencia”, que al final se resumirá incluso en el título de la obra. A la novela del también autor de clásicos como “Una habitación por vistas”, “Pasaje a la India” o “Maurice”, podríamos sumarle la influencia de esa otra obra de teatro que fue a finales de los sesenta “Los chicos de la banda” de Mart Crowley, adaptada a la gran pantalla por William Friedkin en 1970 y por Joe Mantello –con producción del mismísimo Ryan Murphy– en 2020.

Así, López ha escrito una obra de teatro que se mueve entre lo moderno y lo clásico y que nos habla de esa generación que fue tan duramente golpeada por el SIDA, de cómo los hombres gays estadounidenses –importante tener ese detalle en cuenta– se enfrentaron a una enfermedad que cambió sus mundos para siempre. Lo hace con personajes –Eric, Toby, Adam, Henry, Leo, Walter y muchos más, aunque estos sean imprescindibles–, que encarnan distintas personalidades, distintas edades, distintas clases sociales, distintas formas de enfrentarse a la situación, aunque siempre desde una perspectiva masculina que acaba definiendo a algunos de los protagonistas. Y lo mejor de todo, consiguiendo dibujar a unos personajes perfectamente definidos, coherentes con sus principios o víctimas de sus ambiciones. Por el camino López nos hablará sobre traición, sexo, drogas, solidaridad o soledad, pero sobre todo de amor, un amor cuyas formas se retuercen a lo largo del relato. Melodramática muchas veces, cruda algunas y francamente sensible otras, “La herencia” es una obra de teatro que, de momento en su versión escrita, merece todo lo bueno que se ha escrito sobre ella.

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