Alberto Rodríguez. Director de cine

Tras unos inicios titubeantes, Alberto Rodríguez se ha revelado en la última década como uno de los directores más sólidos y confiables de la cinematografía española. No es un clásico todavía, pero va por buen camino. Ahí han estado hábiles los autores de este libro, el periodista y productor musical Luis Álvarez Borrero y el filólogo y documentalista Pedro Álvarez Molina, quienes ofrecen un notable acercamiento a la figura del cineasta sevillano.

“Alberto Rodríguez, director de cine” no es un estudio ni una biografía al uso, sino que parte de diez testimonios –incluido el de la figura principal– para construir el relato de la vida profesional de Rodríguez, circunscrita siempre en la capital andaluza. Los autores, pues, echan mano recurrente a las intervenciones de amigos y colaboradores del biografiado como el guionista Rafael Cobos, el productor José Antonio Félez, el actor Manolo Solo, el sonidista y amigo de la infancia Daniel de Zayas o el director Santi Amodeo, con quien Rodríguez debutó como codirector en el corto “Bancos” y el largo “El efecto Pilgrim”. Son voces fijas de valor incuestionable, aunque se echa de menos, siguiendo con el formato, las intervenciones de otros colaboradores fieles como el director de fotografía Alex Catalán o el actor Jesús Carroza o algunos esporádicos como Juanjo Ballesta (protagonista de “7 vírgenes”), Mario Casas (“Grupo 7”) o Javier Gutiérrez (“La isla mínima”, “Modelo 77”).

A pesar de ello, la cantidad de información, las revelaciones sobre el proceso de trabajo y, cosa rara de ver, la inclusión de reflexiones sinceras de los puntos débiles del cineasta hacen de esta obra un volumen básico e indispensable para quien quiera profundizar en la obra del cineasta.

En cuanto a la lectura, no obstante, el libro, en ocasiones, adolece –si habláramos en términos de cine– en el montaje, no siempre pulcro (repetición de información suministrada por varias voces y el orden en que se da, excesiva fidelidad a la oralidad...).