La música de Kurt Vile invita a moverse de una forma extraña. Sus canciones son indudablemente cinéticas. Dan ganas de coger el coche o subirse a un tren de largo recorrido, emprender un paseo eterno, pero sin prisas, sin objetivo, sin destino. En “Walking On A Pretty Daze” el de Philadelphia suena plácido, como si el nebuloso misticismo de su anterior “Smoke Ring For My Halo”
(11) le hubiera conducido a algún tipo de conclusión; aunque más bien se trata de que entonces Vile encontró una forma de reformular cierta tradición narrativa genuinamente americana desde una óptica propia, apoyándose en los experimentos lo-fi de sus inicios, todavía presentes aunque subterráneos. Grabado también en movimiento (seis estudios diferentes), con John Agnello de nuevo a cargo del sonido, el quinto disco del ex War On Drugs es una hipnótica colección de serpenteantes mantras que te subyugan desde la quietud (“Girl Called Alex” o “Too Hard” son un gran ejemplo) en el que incluso la autotortura (“KV Crimes”, “Shame Chamber”, dos de los mejores cortes del álbum, lo más cercano a un single convencional que encontraréis aquí) supone un acto de purificación y purga en lugar del habitual masoquismo loser.
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31 agosto, 2017
KURT VILE